Está catalogada como una pandemia según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tiene a alrededor de 37 millones de personas infectadas en el mundo. Se trata del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), una enfermedad que sigue siendo considerada como uno de los problemas más graves de salud pública en el planeta.
Y algunos se preguntarán: ¿cómo es que descubrimos la existencia de ondas gravitacionales en el espacio, pero aún no encontramos la cura a este problemón? Bueno, el asunto es más complejo de lo que parece. La naturaleza del VIH es bien “pesada”, en el sentido que es capaz de esconderse del sistema inmune a través de células inactivas, en las que incluso los mecanismos tecnológicos más sofisticados no son capaces de encontrarlas.
Eso hace que sea capaz de resistir las diversas terapias que se han desarrollado para combatirla. Hasta ahora… (chan, chan).
Un grupo de científicos pertenecientes a cinco universidades británicas y laboratorios anunciaron que obtuvieron un increíble resultado en uno de sus estudios para eliminar el VIH. Algo que no es para menos, ya que logaron que el virus “desapareciera” de la sangre de uno de los 50 pacientes que tienen en su investigación.
Eso sí, este sorprendente caso (un hombre de 44 años) corresponde al primero de los 50 pacientes en terminar completamente el tratamiento, así que los científicos aseguraron que el panorama es muy auspicioso. Pero ojo, que con este virus no siempre se sabe.
Por ejemplo, un caso muy conocido es el de una niña de Mississippi, quien nació con VIH debido a que su mamá se encontraba infectada. Al dar a luz, la pequeña recibió un tratamiento para combatir la enfermedad y como resultado, el virus desapareció de su organismo. Durante mucho tiempo se creyó que se había logrado curarla, sin embargo, a los años después, el VIH volvió a aparecer en su organismo, decepcionando a la comunidad científica.
Aunque sí hay un caso realmente exitoso: el de Timothy Ray Brown. En el 2007 le hicieron un trasplante de médula ósea para curar su leucemia. Y al final se terminó matando dos pájaros de un tiro, ya que además de curar su enfermedad, se erradicó el VIH de su organismo, siendo oficialmente el primer paciente en ser curado del virus. Lamentablemente, el trasplante de médula ósea no es una alternativa viable para masificar la cura del VIH, debido a su complejidad, escases de donantes y altos costos.
La diferencia esta vez es que el tratamiento que los científicos británicos están llevando a cabo es distinto. Básicamente, consiste en tres pasos:
1º Suministrar retrovirales: es el tratamiento convencional para combatir la enfermedad y lo que hace es prevenir que las células T (las del sistema inmune que están infectadas con VIH) se sigan propagando.
2º Infectar con otro virus: la idea es que el sistema inmune del paciente sea potenciado para que sea capaz de buscar y encontrar a las células T infectadas para eliminarlas.
3º Suministrar vorinostat: este medicamento obliga a las células T que se encuentran inactivas a expresar sus proteínas asociadas al VIH, para que así puedan ser encontradas y eliminadas.
De esta manera, se espera que se desaparezcan los rastros del virus en el organismo. Aunque por lo mismo, solo se sabrá si se trata de una cura definitiva después de varios años, ya que no se sabe si la enfermedad podrá “revivir” o no en el corto plazo. De todos modos, ya son varios los que destacan este increíble avance que entrega una luz de esperanza a los millones de personas que padecen VIH.