Vas a una tocata o concierto y el show no parte nunca. La gente, que no está ni ahí con los teloneros, llega tarde para ver solo al artista principal. Te bancaste una hora de espera, y para cuando finalmente hay suficiente público como para partir, no falta el irrespetuoso que no para de hablar y/o usar el celular para hacer cualquier burrada menos escuchar al músico que está esforzándose por ofrecerles a todos los asistentes un espectáculo decente, molestando de paso a todos los que sí quieren escuchar la música.
¿Te ha pasado?
A un grupo de amigos en Londres también. Y decidieron tomar cartas en el asunto.
La idea detrás de Sofar Sounds (Sofar = Songs From A Room, “Canciones Desde Una Habitación”) nació de las mentes de tres amigos amantes de la música: Rafe Offer, Dave Alexander y Rocky Start. A su juicio, la música en vivo (sobre todo la de artistas nuevos) no estaba recibiendo el respeto que se merecía: en algunos conciertos, en pequeños clubes, ni siquiera podían escuchar al artista que estaba en el escenario, pues la gente no era capaz de callarse o de hablar más despacio.
Por otra parte estaba el poco respeto que se tenía por los teloneros, que en muchos casos eran vistos como un trámite que podía saltarse yendo a hacer previa a otro lado para llegar más tarde a ver al artista principal, que era el que realmente valía la pena. La audiencia en muchas ocasiones desechaba a los teloneros de buenas a primeras, solo por su lugar en el cronograma. Daba lo mismo si eran buenos o malos: darse la oportunidad de escuchar antes de juzgar (y eventualmente terminar descubriendo nuevas bandas a las que seguir) no estaba en los planes.
Para solucionar todos estos problemas, en 2009 Offer, Alexander y Start comenzaron a organizar conciertos íntimos en la casade quien tuviera la buena onda de prestar su living. La gracia era que la parrilla de artistas era un total secreto, y solo se revelaba al momento de iniciar el show: de este modola gente llegaba con la mente abierta a recibir todo tipo de música, de forma totalmente desprejuiciada. Igualmente secreta era la convocatoria, que se hacía solo mediante invitación, revelando con tiempo la fecha del próximo concierto, pero entregando su ubicación tan solo 24 horas antes de la hora de inicio a quienes se hubieran inscrito con anticipación.
No había teloneros ni artistas principales: todos recibían la misma importancia y respeto, tanto de parte del público como de los organizadores. Solo se les pedía que ajustaran sus canciones a un formato lo más minimalista posible, ojalá con el mínimo de amplificación, para no molestar a los vecinos.
Al momento de ingresar se solicitaba a los asistentes que no hablaran ni usaran su celular durante el concierto, y una vez que entraban debían quedarse hasta el final. Quien quería podía llevar una cerveza o algo para consumir, pero no se admitían borrachos. La gente iba a escuchar la música, y eso se respetaba. Muchas veces quedaba gente afuera o en lista de espera.
El modelo Sofar creció rápidamente, en parte por lo innovador que era, y en parte por el inteligente trabajo de marketing realizado por Rafe Offer.
“Después de que esto comenzó a moverse en Londres, comencé a llamar a amigos de otras ciudades. Hicimos el intento en Nueva York y Paris. Comenzamos a hacer videos de las noches. Bastante buenos. Y la gente empezó a descubrirlos… Entonces comenzamos a recibir llamadas de gente ofreciendo expandirlo a sus ciudades”, dijo Offer al medio alemán The Eureka.
Efectivamente, el inteligente uso de plataformas como Youtube y Vimeo ayudaron enormemente a difundir el trabajo de Sofar. Al final del concierto se pasaba el sombrero para recaudar algo de dinero (aunque actualmente algunos conciertos funcionan con la modalidad de venta de entradas en línea), y éste iba destinado a financiar un registro fotográfico y audiovisual del show, que posteriormente sería subido a Youtube para contribuir a la difusión del Sofar y de sus artistas. En caso de que los músicos no estuvieran interesados en el registro y quisieran llevarse el dinero podían hacerlo, pero prácticamente nadie lo hacía ni lo hace. El registro profesional vale mucho más que la plata que podrían hacerse con un concierto de este tipo.
A la par que Sofar comenzaba a expandirse a lo largo del mundo y del ciberespacio, los esfuerzos por crecer en cantidad sin perder calidad tuvieron que maximizarse. La selección de artistas, que antes se hacía entre tres personas, hoy está repartida entre cientos de curadores alrededor del mundo. Los artistas son seleccionados y organizados buscando variedad sin perder coherencia (no se admite "chancho en misa"), al mismo tiempo que se busca mantener un nivel adecuado de calidad musical y originalidad. En cuanto a géneros musicales, todos son bienvenidos.
¿Recuerdas ese capítulo de South Park en que a Cartman le regalan un parque de diversiones para él solo? No dejaba entrar a sus amigos, pero cuando descubrió que debía pagar cuentas empezó a admitir que cada día entraran un par de clientes. Si bien Cartman no estaba ni ahí con compartir su parque, se veía obligado a hacerlo a medida que los gastos crecían, de modo que para el final del capítulo su parque estaba lleno de niños jugando… Y él furioso por tener que hacer fila para subirse a sus juegos.
¿Lo recuerdas? ¿No? ¿Nadie?
Lo que el episodio, a grandes rasgos, planteaba, era la ley económica según la cual los consumidores nos inclinamos con mucho mayor interés por aquello que nos da la sensación de exclusividad. La clásica paradoja del valor, en que la escasez predomina por sobre la utilidad. En este caso, el parque de diversiones que dejaba entrar a solo un puñado de personas cada día, mientras miles hacían fila afuera.
Por eso anhelamos el billete dorado de Willy Wonka, el Dragonite en Pokémon Go!, la lata de bebida con nuestro nombre…
O, en este caso, el concierto íntimo y secreto para el que debimos reservar un cupo. Con el artista cantando apenas al otro lado del living. Es música a pequeña escala, en tu ciudad, en tu barrio, ahí donde todavía puedes sentirla tuya.
A día de hoy Sofar Sounds ha realizado más de cuatro mil eventos en 268 ciudades, por los que han desfilado más de doce mil artistas. Su canal principal de Youtube contiene a día de hoy más de seis mil videos, con 205 mil suscriptores y casi 50 millones de reproducciones. Es un fenómeno masivo, pero que sigue creciendo desde el underground que lo vio nacer. Y parte de su éxito se debe a esto.
Concierto Sofar Sounds en Johannesburgo, Sudáfrica. Foto por: Sofar Sounds |
Otro de los pilares de éxito de Sofar Sounds es el puro y simple amor por la música: desde los evaluadores que revisan a las bandas que se ofrecen para tocar en sus conciertos, hasta los equipos técnicos que ayudan a montar los “escenarios” y a ordenar después de cada concierto, todos son personas que, voluntariamente o con alguna pequeña remuneración, trabajan motivados porque les gusta la música y valoran el aporte de una plataforma que ayuda a llevarla a nuevos espacios. Con su amplia presencia, es invaluable la contribución que esta red de colaboradores aporta para permitir que Sofar funcione a tal escala sin dejar de ofrecer un buen resultado.
El modelo descentralizado de Sofar Sounds, en el que la selección de las bandas y la organización de conciertos emana desde la propia comunidad, permite que en cualquier parte del mundo se puedan organizar nuevas actividades, con calidad Sofar pero con arraigo en la identidad de cada ciudad. Lo que ocurra en Santiago no necesariamente será igual a lo que pase en Buenos Aires, o en Mumbai.
“Mucho depende de la ciudad. Este es un proyecto global liderado por la comunidad, así que tenemos cosas sucediendo simultáneamente en todo el mundo. En Suecia estamos hablando con Spotify para hacer una eventual alianza, lo mismo que con Samsung en Londres, y en Estados Unidos estamos trabajando por realizar una gira a lo largo de la Costa Oeste. Tenemos 50 proyectos de este tipo, ocurriendo todos a la vez, en lugar de una sola gran iniciativa”, dijo Offer en 2014 al medio inglés The Best Fit.
Hasta la fecha, Sofar Sounds tiene presencia solo en Santiago y Concepción, con conciertos todos los meses. Por sus escenarios han desfilado artistas como Sangre de Toro, Prehistóricos, La Big Rabia, Capitán Frisco y Cantáreman, entre muchos otros.
Si deseas ofrecer a tu banda, estar al tanto de los próximos conciertos, o realizar un concierto en otra ciudad, solo debes ingresar a www.sofarsounds.com y registrarte. La plataforma es amigable y bastante intuitiva.
Y atención Concepción: este sábado 27 de agosto habrá un concierto secreto en su ciudad. Ojo con eso.