Me acomodo frente al computador y prendo la grabadora. Enciendo el altavoz y comienza mi conversación con Amancay Wessel, joven periodista y conductora de televisión. Al otro lado del teléfono un perro no para de ladrar (ahora el que ladra soy yo, al escuchar la grabación) y se cuelan por entremedio las voces de la gente que está trabajando alrededor de ella. Se encuentran en La Serena, grabando uno de los últimos capítulos de la tercera temporada de La Bicicleta, Cultura Entre Ruedas. No han parado en varios meses, pero pese al cansancio su trabajo está rindiendo buenos y abundantes frutos.

¿Qué es “La Bicicleta”?

Digámoslo de esta forma: en nuestro imaginario colectivo tenemos muy internalizada la idea de cultura como aquellas expresiones cercanas a la institucionalidad y a una identidad “oficial”. Si pensamos en espacios culturales en nuestra ciudad (cualquiera sea), probablemente las primeras imágenes que se nos vendrán a la cabeza serán museos, teatros municipales y galerías de arte.

Pero detrás de cada una de estas instancias existen muchas otras iniciativas culturales alternativas que, desde un circuito más underground, están haciendo un aporte positivo a su comunidad: escuelas de arte circense, colectivos de artistas emergentes, clubes literarios y compañías de teatro callejero son solo algunas de las alternativas culturales que hoy por hoy se mueven en un espacio más subterráneo, por debajo de la cultura mainstream, pero metiendo bastante bulla en sus propios nichos.

Dar a conocer estas intervenciones y a las personas que las conforman, es el objetivo del programa de televisión La Bicicleta, Cultura Entre Ruedas.

Con tres temporadas en el cuerpo, este programa de Canal 13C se ha consolidado como una de las revelaciones de la programación cultural televisiva. Su búsqueda se resume en dar a conocer las manifestaciones surgidas de los barrios y calles de Santiago y el resto de Chile, promoviendo además el uso de la bicicleta como medio de transporte.

Amancay Wessel es la encargada de explorar, a bordo de su bicicleta, los barrios y sus expresiones. Sus dos primeras temporadas fueron rodadas en Santiago y la tercera, que ya está en pantalla, salió a regiones gracias al apoyo de un Fondo Concursable de Cultura.

“A mucha gente ya no le gusta ir a museos o centros culturales, porque prefiere vivir la cultura un poco más desde la calle, en una escala más cercana”, nos cuenta Amancay.

El arte en dos ruedas

Ahora bien, ¿de dónde viene la idea de mezclar arte y cultura con bicicletas? ¿Cómo se explica este nexo entre la autogestión cultural y el pedaleo?

Según Amancay y su equipo, esta relación no es tan rebuscada. La bicicleta,como medio de transporte, es tan alternativa como las intervenciones que muestran en su programa. Hay casi una analogía de por medio.

Además, la bicicleta permite observar las ciudades de una manera distinta, menos expuesta al estrés de conducir un vehículo motorizado y, a su vez, libre de las aglomeraciones del transporte público.

“Yo soy de Puerto Varas, donde el clima es mucho menos amigable y la bicicleta es más una recreación que un medio de transporte. Cuando me vine a Santiago a estudiar a los 19 años, me tocó descubrir todo este entorno bien caótico, que para mí era completamente nuevo. Y ya cuando egresé, empezamos con este proyecto de La Bicicleta y volví a subirme a una bici después de varios años. Entonces vino todo un proceso de redescubrir esta ciudad, en el que se me hizo todo mucho más amigable: movilizarme en bicicleta significaba ya no tener que mamarme los tacos en micro, ni tener que andar en el metro cuando está todo congestionado, y también me permitió aprovechar de conocer otros espacios: cuando andas en bici realmente descubres lugares que ni a pie, ni en auto, ni en micro vas a conocer”

Esta nueva forma de contemplar la ciudad es parte de la idea que se busca mostrar en el programa: recorrer y redescubrir la ciudad: ver qué está pasando en cada barrio, población y comuna.

^{Amancay Wessel. Foto cedida por la producción del programa}

Cómo es la movida cultural underground

Frente a la cámara de La Bicicleta (la cámara de televisión, no la cámara del neumático… #ChisteFome) han desfilado acróbatas, escaladores, músicos, actores, pintores, gestores culturales, reparadores de bicicletas, artistas callejeros y más. Desde Chiloé hasta Iquique han conocido un sinnúmero de historias y han podido observar in situ cómo se vive la cultura en cada rincón que han visitado.

En el norte, por ejemplo, nos cuentan que la gente se ha apropiado mucho mejor de los espacios públicos: el buen clima permite hacer un uso intensivo de las plazas y otros recintos abiertos para que la gente pueda hacer cultura en ellos. No pasa así en el sur, que tiene un clima menos amigable y obliga a encerrar las intervenciones y los eventos bajo techo.

Al momento de analizar las dificultades, no obstante, el análisis es bastante más generalista: en todos lados los problemas giran en torno a la falta de recursos y a las dificultades para difundir su trabajo. En regiones, sin embargo, la situación es mucho más precaria. En palabras de su director, Toño Carrillo:

“En regiones los artistas no tienen la misma difusión que los de Santiago. Si los de Santiago están en resistencia, los de regiones están en marginalidad”.

No obstante, esta misma dificultad termina siendo una oportunidad para potenciar la originalidad de los proyectos. Al no estar ceñidos a instituciones, tienen plena libertad para hacer su arte sin restricciones de contenido o formato, por lo que cada agrupación tiene su sello característico bien marcado. Esto, sumado a la vocación innata de sus dirigentes y el trabajo en equipo de todos sus integrantes, mantienen a estas agrupaciones en pie.

“La mayoría de ellos, cuando hablan del arte o de sí mismos, se sienten como médicos: hablan de curar a su gente, ‘nosotros hacemos esto para embellecer la ciudad’, ‘nosotros hacemos esto para que la gente salga mejor que como entró’. Eso es cuático, porque ellos se sienten y trabajan como servidores”, reflexiona Amancay.

¿Y qué dice el público?

La respuesta ha sido positiva y ha ido creciendo temporada tras temporada. Su público más fiel son los ciclistas, que valoran el uso y la difusión que le dan a la bicicleta como medio principal de transporte, pero también son vistos por mucha gente aficionada a la televisión cultural.

“Nuestro público es bien biker y eso es genial, porque también nos permite trabajar en conjunto con ellos, buscando auspiciadores por ese lado y colaborando con ellos”, dice Michelle Aburto, productora general del programa.

En cuanto a los comentarios que han recibido de los televidentes, Amancay nos lo grafica de la siguiente forma:

“Cuando nosotros fuimos a Viña, por ejemplo, fuimos a ver el otro lado de Viña. La gente nos decía que su ciudad no es solo el Festival de Viña o la Costanera, era mucho más. Y así es: fuimos a los cerros y descubrimos una ciudad que es muy distinta a lo que todos conocen, con colectivos artísticos que tienen más de diez años de historia y que, lamentablemente, la gente no sabe que existen. Por eso, cuando nosotros escudriñamos en ese espacio y lo mostramos en pantalla, el público lo agradece montones.”

Y es ese agradecimiento del público el que los tiene avanzando a buen paso como espacio televisivo, hoy posicionado en horario estelar. Su audiencia crece progresivamente y la motivación se mantiene intacta. Tan intacta que ya están trabajando por obtener financiamiento para una cuarta temporada.

“Este programa es distinto a los demás:  no hay un programa cultural en Chile que esté mostrando esta rama de la cultura, y menos con un equipo tan joven como el nuestro”, concluye Michelle.

Si quieres conocer más de La Bicicleta, sintoniza Canal 13C los miércoles a las 22:30 hrs. o ve las repeticiones los Jueves a las 10:00, sábados y domingos a las 17:00 y los lunes a las 8:00. Si no puedes verlo por televisión, visita su sitio oficial aquí.

¿Has visto el programa? ¿qué lugar les recomendarías visitar?