Una tarjeta de comida equivalente a 226 dólares y otros 190 en efectivo, junto sanidad gratuita, es lo que les esperará a los cubanos que logren llegar a EE.UU y empezar una nueva vida, lejos de la isla del caribe.

Quizás no lo sabías, pero desde 2015 que Centroamérica, Colombia, Ecuador y México se ven enfrentadas a un flujo incesante de migrantes provenientes de Cuba que buscan llegar al país norteamericano. ¿La razón?

Existe el temor entre sectores de la población cubana que, debido a la mejora en las relaciones entre La Habana y Washington, los cubanos pierdan el privilegio migratorio que han poseído durante décadas gracias a la Ley de Ajuste Cubano de 1966. Ésta establece que cualquier nativo o ciudadano de Cuba que haya sido inspeccionado y admitido en los EE.UU. después del 1 de enero de 1959 (año de la revolución cubana) y que haya estado físicamente presente en ese país durante al menos un año, sin cometer delitos, puede adquirir la ciudadanía, un privilegio migratorio que no tiene ningún otro país Latinoamericano.

A pesar de que no existe ningún plan concreto para cambiar dicho estatus, el hecho de que a ojos de Washington, el régimen de los castros ya no sea visto como una "brutal dictadura que deba ser derrocada", encendió las alarmas en miles de cubanos, que decidieron, de manera preventiva, lanzarse a ir en busca del sueño americano, antes de que dicho beneficio pueda hipotéticamente terminar.

Nueva oleada por tierra, no en balsas

Esta nueva ola de migración cubana, ha producido que solo en 2015 más de 44 mil isleños, provenientes de todas partes de Cuba y de edades que en promedio oscilan entre los 20 y 40 años, lleguen al país norteamericano. Sin embargo, en esta oportunidad no se han lanzado en balsas con la esperanza de llegar a las costas de Florida como lo hicieron en los años '90, puesto que dicha ruta es considerada hoy demasiado peligrosa y el riesgo de ser devuelto a la isla demasiado grande.

Por lo que ahora, el flujo se realiza vía aérea en dirección a Sudamérica, siendo Ecuador y luego Guyana, el comienzo de una ruta que recorrer por tierra 8 países, en donde deben hacer frente a los peligros propios de la selva, a los cierres de las fronteras y a los coyotes que buscan aprovecharse de su desesperación, antes de poder llegar a la frontera sur de EE.UU.

DATO: Según la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras en Cuba, la "huida" de cubanos hacia EE.UU entre el 1° de octubre de 2014 y el 30 de septiembre de 2015 alcanzó los 31 mil migrantes, un 30% más que el mismo periodo entre 2013 y 2014. En la foto, imagen del documental Balseros de 2002. 

Varados en su camino a las tierras del Tío Sam

Durante el año que lleva este fenómeno, uno de los problemas que más ha generado atención pública han sido los distintos grupos de migrantes cubanos que se han quedado "varados" en diferentes países del continente, producto de los diferentes cierres de fronteras por parte de los gobiernos de la región, imposibilitándolos de seguir avanzando en su travesía a las tierras de Tío Sam. Así es como fueron reaccionando los países, en orden cronológico.

Primero fue Nicaragua, que cerró su frontera dejando a unos 8 mil migrantes a medio camino en su vecina del sur Costa Rica, el pasado noviembre. El gobierno nicaragüense adució que querían evitar alentar a "una migración insegura, indigna, desordenada e ilegal, que afecta a Cuba y que está afectando ya a la región centroamericana”.

Luego, fue la misma Costa Rica, la que tras haber abierto unos 30 refugios y asistido a los migrantes cubanos durante meses, cerró su frontera, tocándole a Panamá acogerlos en Paso Canoas, a metros de límite entre ambos países. En la oportunidad fueron más de 3.500 los migrantes de la isla los que quedaron a imposibilitados de seguir continuando, obligándolos a quedarse en hoteles y en un campamento sobre la Carretera Panamericana, cuando éstos ya no dieron abasto.

Después le tocó el turno de obstruirles el paso a Panamá, la cual cerró su frontera oriental con Colombia. País en donde hasta hace pocas semanas se encontraban concentrados unos 700 migrantes, la mayoría cubanos, en la localidad costera de Turbo al norte de Medellín.

Actualmente otros 500 cubanos se encuentran estancados en Quito, Ecuador, lo que produjo que un grupo de estos protestara acampando por casi de 3 semanas, hasta que fueron desalojados, cerca de la embajada mexicana en ese país, exigiendo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y a los gobiernos de Ecuador y México, que este último país vuelva a ejercer de puente aéreo para llegar a suelo estadounidense. Sin embargo, en junio la Embajada de México en Quito ratificó que no facilitará nuevamente el traslado.

Los contradictorios esfuerzos de la comunidad panamericana

La manera de enfrentar este masivo flujo de migrantes cubanos, que algunos ya no dudan en calificarlo como crisis, ha sido contradictorio: mientras a veces los países de la región han optado por salidas cooperativas y humanitarias, en otras ocasiones ha primado el cierre de las fronteras y las deportaciones.

Mientras que en enero de este año, México, en conjunto con Costa Rica y Panamá, crearon un corredor humanitario y llevaron adelante un puente aéreo para trasladar en avión a los cientos de cubanos atascados en Centro América (producto del cierre de la frontera de Nicaragua) hacia El Salvador y desde allí cruzaron Guatemala en bus hasta México, la última parada antes de pisar suelo estadounidense.

Todo esto gracias a un acuerdo alcanzado por Belice, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, México y la Organización Internacional de las Migraciones y ejecutado por el Sistema de la Integración Centroamericana, el gobierno mexicano y la Organización Internacional de las Migraciones en Guatemala.

Esto se ha estado buscando repetir en diferentes reuniones entre las autoridades de Panamá, Costa Rica y Colombia, al mismo tiempo que se planea implementar estrategias conjuntas que permitan ponerle freno al tráfico de migrantes en la región y dar una solución humanitaria a la crisis. Sin embargo, este tipo de iniciativa de tipo colaborativa y humanitaria parecieran ser más una excepción que la regla, primando más los cierres de fronteras, las solicitudes de visas y las deportaciones.

Ecuador fue el primero en buscar cerrarles la entrada, al restituir el requisito de visado de turista para los cubanos. Actualmente en ese país hay más de 35 mil cubanos esperando una chance para continuar su camino hacia Norteamérica. Recientemente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó al gobierno que “respete el derecho de evitar la devolución a un país donde puedan correr peligro”, en respuesta al desalojo el pasado 6 de julio de un campamento de migrantes y la presunta deportación de 121 cubanos en los días siguientes, algunos de los cuales habrían solicitado el asilo o el estatus de refugiado.

Por otro lado, la semana pasada, el Departamento de Migración de Colombia informó que la mayoría de los cubanos varados en Turbo, se acogieron a la figura de la deportación voluntaria y están abandonando el país por sus propios medios. Todo esto, luego que el Presidente Juan Manuel Santos lanzara un "plan de choque" contra la migración irregular, ofreciendo salvoconductos a quienes prefirieran dejar el país por sus medios o la "deportación obligatoria" en caso contrario. Los que no han aceptado esto, se han adentrado en la selva del Darién para cruzar de manera ilegal a Panamá, luego de que este último país cerrara su frontera con Colombia. Sin embargo, la guardia fronteriza panameña ha permitido que unos 700 migrantes cubanos entren al país, dejándolos pasaren en grupos de a siete o diez personas.

Estas medidas contradictorias y aparentemente incoherentes son una señal de que la región ha carecido de un trabajo colaborativo y de una estrategia conjunta a la hora de hacer frente al desafío que ha significado para más de 8 países el explosivo aumento de la emigración cubana rumbo a EE.UU.

Es probable que este fenómeno migratorio no se detenga en el corto plazo, si no que aumente debido a la precaria situación económica que, por diversos motivos, hay actualmente en la isla.

Y es que durante la primera mitad del 2016, la tasa de crecimiento de Cuba se redujo al 1% y además los subsidios venezolanos (especialmente petróleo a precios bajos), se contraerán, lo que significa que es altamente probable que las carencias materiales en la isla empeoren durante la segunda mitad de este año. De persistir el estancamiento económico y la inercia política, el desplazamiento masivo de su población hacia EE.UU continuará.

Es cierto, no es fácil para un país enfrentarse a migraciones masivas, pero ante la situación, es imperativo que la comunidad latinoamericana de naciones busque acuerdos y planes comunes para enfrentar este fenómeno, basándose tanto en experiencias externas como de la propia región (como el acuerdo antes mencionado entre algunos países), para lograr empatizar con la realidad de los migrantes y poder proteger su dignidad.

¿Conocías la situación con los migrantes cubanos? ¿Qué debería hacer Latinoamérica al respecto?