Soy una de esas personas que apenas se despierta en la mañana, prende la radio. Sin embargo una que otra vez he sentido esa molestosa sensación en la que una canción se “pega” y no puedo parar de cantarla y tararearla. Apuesto a que a más de alguno le ha pasado alguna vez.
Pero, ¿te imaginas lo molesto que podría significar que de un día para otro tu cabeza se convierta en un mp3? Y sí, cuando digo mp3, me refiero a que se reproduzcan en tu cabeza un sinfín de melodías de manera constante, e incluso varias que no conoces. Bueno, eso es al menos lo que se dice que le pasaba a Beethoven y que lo ayudaba a crear sus populares partituras, ¡freak!
¿Qué fue lo que le pasó al genio de la música? El mito relata que el compositor, fue perdiendo su capacidad auditiva con el paso de los años y se paseaba por las calles enfurecido y violento, pero también muy extasiado. Se dice que se obsesionó con una melodía que parecía una canción infantil, la que tarareaba una que otra vez… éste se convertiría luego en uno de los clásicos de la historia musical, el clásico Himno de la Alegría. De ahí aparece la creencia de que padecía especies de alucinaciones de música, lo que le habría permitido seguir creando a pesar de su discapacidad auditiva (aunque nunca fue diagnosticado médicamente).
Te estarás preguntando si es que efectivamente, un suceso como ese podría pasarte. En realidad sí, es un trastorno reconocido y tiene un nombre simple: “alucinaciones musicales”. Son un tipo de alucinación auditiva, que ocurre con mayor frecuencia en la población anciana de sexo femenino, con pérdida de la audición, o bueno, así es al menos como lo definió el neurólogo español del Hospital Universitario de Donosti, Ramón Jesús Zabalza.
El médico, estudió además seis casos particulares de alucinaciones musicales que habían sido diagnosticados en una consulta de neurología general, en un lapso de tiempo de cinco años, donde cinco de ellos sufrían de hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva), y uno estaba desencadenado por la pentoxifilina (fármaco).
En casi todos, el contenido musical de las alucinaciones provenía de experiencias musicales vividas en la infancia o juventud, de esta manera el médico concluyó que este tipo de trastornos, son patologías fronterizas entre la neurología, la otorrinolaringología y la psiquiatría, poco conocida, que a menudo, erróneamente, se asocia a una enfermedad mental.
Por otra parte, Tim Griffiths, neurólogo de la Universidad de Newcastle Upon Tyne (Inglaterra), realizó un estudio a un anciano que padecía este trastorno tras perder parcialmente el oído, por medio del uso de una técnica de toma de imágenes conocida como PET, que inyecta marcadores radioactivos en el torrente sanguíneo.
De esta manera, descubrió una red de regiones que aumentaban su actividad a medida que las alucinaciones se hacían más intensas, y así se dio cuenta de que cuando estaba sucediendo, el cerebro solo utilizaba las partes responsables de convertir sonidos simples en música compleja.
Así, el doctor insinuó la posibilidad de que las regiones que procesan música, estén constantemente buscando señales cerebrales que puedan interpretar, es decir que aunque los oídos no tengan sonido alguno es posible que el cerebro genere impulsos ocasionales que procesan la música, para que sean esas las que se interpreten como sonido.
Tal como mencionó Griffiths, asociar este trastorno a una enfermedad mental, es uno de los errores que los médicos cometen al identificar los síntomas, pues en un comienzo, los pacientes tienden a pensar que los sonidos son reales.
De esa manera, se asoman a las ventanas, revisan si han dejado la televisión o la radio prendida, le echan la culpa al vecino y, al fin y al cabo, escuchan cosas que el resto no. Pero la diferencia entre este paciente y uno con esquizofrenia, por ejemplo, es simple, pues al conocer su diagnóstico, éste es capaz de distinguir que aquel sonido viene de su mente y que no es real (y que en casi todos los casos, se relaciona con la sordera).
El neurólogo chileno Jorge Galdames, explicó al respecto, que al estar en casi su totalidad en un contexto de sordera, lo que sucede es que el cerebro tiende a llenar ese “vacío” con contenido musical: “El paciente dice escuchar música que a veces son con gusto a nada o a veces bullas sencillamente, sin embargo pueden ser bastante complejas”.
Ahora, quédate tranquilo, que la música “pegote”, no es sinónimo de estar quedándote sordo y tener alucinaciones, sino que es algo bastante normal. Además hay que distinguir entre tener una canción en mente, como un recuerdo, versus sentir que la escuchas literalmente. Galdames aclaró, además, que alucinaciones de ese tipo no son de un día o dos, sino que son mucho más largas, permanentes y el contenido va variando. “Tengo pacientes que llevan años escuchando música”, dijo.
Aunque no hay un tratamiento establecido para las alucinaciones musicales, sí hay vías de solución que deben testearse en cada paciente. Algunos médicos prueban con fármacos antipsicóticos, otros usan terapia cognitivo-conductiva, para ayudar a entender a los pacientes qué es lo que ocurre en sus cerebros.
Jorge mencionó que, en algunos casos, medicamentos antipsicóticos pueden dar algún resultado, pero en muchos, no: “El problema es como muchas veces se trata de que el paciente llena un espacio de sordera adquirida, los llena con música, entonces un antipsicótico no le va a quitar necesariamente la situación".
Pero, agregó también que existe otro tratamiento que es el que se utiliza para los famosos “pitos” que se escuchan en los oídos, utilizado por los otorrinos, y consiste sencillamente en poner alguna música sobre lo que el paciente está escuchando para que se anule el otro sonido. “Para algunos pacientes, el tema es más bien molesto que una solución la verdad, es un tema bien complejo”, agregó.