Partió como un proyecto universitario, que luego se hizo realidad y logró gran apoyo en Kickstarter. Hoy Uncharted Play es una empresa revolucionaria que está empujando los límites del concepto de generar energía sustentable. ¿Por qué? Porque propone transformar todo lo que se mueve cotidianamente en una fuente de energía.
Los ingredientes para dar con la atractiva receta se pueden sintetizar en dos cosas simples:
Transformar energía: poco recordamos nuestras clases de física, pero de seguro quedó en la memoria la Ley de conservación de la energía. ¿Qué era eso? La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. ¿Ahí sí les suena? El primer paso entonces, es que podemos utilizar el movimiento humano cotidiano para transformarlo en electricidad.
Aprovechar el movimiento existente: no hay nada en el planeta con más energía que los niños (metafóricamente queridos científicos). Corren todo el día, gritan, saltan, juegan y aunque están muertos de cansancio al final del día, no se quieren dormir. ¿Qué les pasa? Pilas, sin agotar, nunca. Así, el segundo paso es aprovechar ese movimiento (energía cinética) para generar electricidad de la manera más entretenida posible: con juguetes.
Jessica Matthews, junto a algunos compañeros en Harvard, comenzaron diseñando una pelota de fútbol, probablemente uno de los objetos que más mueven los niños, para proveer de electricidad a comunidades vulnerables en países en desarrollo. Sí, los pequeños no paran de correr de un lado a otro tras el balón y con su producto Soccket, 30 minutos de pichanga se convierten en energía para encender una lámpara LED durante 3 horas o para recargar el celular, entre otras utilidades.
Uff, con una tarde de cumpleaños, podríamos iluminar una ciudad completa, dirán algunos padres.
Hoy son cuerdas y pelotas las herramientas que han creado para captar la energía, a través de atractivos juguetes que llegan principalmente a espacios vulnerables de la mano de ONGs que trabajan en diversas localidades. Fundaciones como ChildFund, Music for Relief, Goals and Dreams, son socios de esta iniciativa.
Esta propuesta de transformar objetos cotidianos a fuentes de energía podría tener un alto impacto, si consideramos que cerca de 1.200 millones de personas carecen de acceso a la electricidad fiable, es decir, casi un 20% de la población mundial. Productos como estos generan energía limpia, contribuyen a una mejor educación (en países donde sin luz no es posible estudiar), mejora la calidad del aire en las casas, al ofrecer una alternativa de iluminación diferente de las lámparas de kerosene (comunes en comunidades vulnerables), y por ende mejoran la salud.
Pero además del objetivo principal de generar energía, Uncharted Play busca dos cosas más.
- Estimular la actividad física
A nivel mundial, menos del 35% de los niños asisten a clases de educación física regulares y sólo el 20% de los adultos realiza la cantidad recomendada de actividad física. La Organización Mundial de la Salud ha relacionado esta inactividad con alrededor de 3,2 millones de muertes al año, señalan. Es por esta razón, que aparejado a la creación de energía limpia, con sus productos se integra también la idea de promover el juego al aire libre y el deporte entre los niños, impulsando una cultura más sana.
- ¡Kids power!
Aunque los niños son creativos por naturaleza, el sistema educativo, por lo general, apaga ese potencial, y al final del colegio solamente un 5% se siente con capacidad creativa. Para cambiar esto, Uncharted Play les enseña a pensar más allá de los límites, a través de un programa educativo de innovación, donde ejemplifican a partir de su propia experiencia con sus productos, entre otras cosas. Esto, para que las nuevas generaciones sean capaces de tomar riesgos, equivocarse, probar y volver a intentarlo, cuando se trate de buscar soluciones.
Y cada vez que un particular compra uno de los productos, está al mismo tiempo, cubriendo el costo de acceso de algún alumno vulnerable al programa completo, que incluye las pelotas, cuerdas y el plan de estudios.
Fiel a su filosofía de empujar los límites, Uncharted Play, quiere ir mucho más allá de lo que hoy ha probado. Porque no se trata sólo de pelotas y cuerdas, sino carros de supermercado, coches, maletas y decenas de objetos que movemos niños, jóvenes y adultos a diario. Todos ellos pueden generar energía limpia.
"Imagina un mundo en el que la energía está en todos los lugares que la necesites, cuando la necesites, y tu movimiento diario sea una fuente de energía renovable", así es como ven la oportunidad de generar energía sustentable, según plantean en su web.
A partir de la experiencia con Soccket (la pelota que inició todo esto), Matthews y su equipo están trabajando en su tecnología, llamada M.O.R.E., para que pueda convertir la energía cinética y almacenarla en espacios más pequeños aún. Para dar este paso, ya cuentan con una inversión de terceros de unos 7 millones de dólares y la creadora deja entrever que habría asociaciones con empresas manufactureras de este tipo de productos.