Libia, guerras, mundo, conflictos, paz, Estado Islámico, diplomacia, política, actualidad
Imagen: Rodrigo Avilés

Cómo Libia avanza hacia la paz, la reconciliación y a vencer al Estado Islámico

La nación norteafricana ha conseguido dar en los últimos 4 meses significativos pasos hacia la estabilidad y la reconciliación, en momentos en que organizaciones como el Estado Islámico amenazan con convertir a ese país en una base del terrorismo internacional.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2016-04-12 | 07:00
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Libia es un país de 6 millones de personas ubicado en una zona, al norte de África, conocida como el Magreb, compuesto principalmente por población árabe, pero también bereberes y Tubaregs.

Tras media década de inestabilidad y conflicto, producto de la caída de Muamar Gadafi, dictador que estuvo 40 años en el poder, Libia acaba de dar un paso más hacia la estabilidad y se encuentra cada vez más cerca de alcanzar la añorada paz. 

Esto porque el pasado 6 de abril, el gobierno rebelde anunció que cesaba voluntariamente sus funciones, una semana después de la entrada en la capital del Gobierno de unidad nacional y del Consejo presidencial designado por las Naciones Unidas, que ahora asumirá gradualmente las funciones del estado libio.

Muamar Gadafi gobernó a Libia con mano de hierro desde 1969 hasta 2011, año que fue derrocado por una insurrección armada que contó con el apoyo áereo de la OTAN

Media década de inestabilidad

Desde que Gadafi fue derrotado a comienzos de 2011, Libia se ha encontrado atrapada en una compleja situación de anarquía, encarnada en el hecho de que existían dos gobiernos: un ejecutivo laico en la ciudad del Tobruk, al este del país denominado "Dignidad", y reconocido por la comunidad internacional; y otro en Trípoli, la capital Libia, autodenominado "Amanecer" y bajo el control de milicias islamistas. Cada uno de estos gobiernos con un parlamento diferente.

En el país existe un estimado de 1.700 milicias, muchas de ellas con numerosos combatientes extranjeros, las cuales no están bajo el control de ninguno de los dos gobiernos.

Por otro lado, las únicas instituciones nacionales que se mantienen cumpliendo sus funciones a cabalidad son el Banco Central, que continua cancelando los sueldos a los funcionarios públicos y fuerzas armadas del país, sean del bando que sean y la Corporación Nacional de Petróleo, la principal fuente de recursos del país.

A los problemas políticos, hay que sumarle los económicos. Los años de inestabilidad y conflicto interno han generado que su economía se encuentre muy debilitada. Desde principio de año que el país está sufriendo un corralito, generando que la mayoría de los ciudadanos solo puedan retirar un máximo de 300 dinares al mes, unos 60 mil pesos chilenos.

En búsqueda de un gobierno de unidad nacional

Frente a esta situación de vacío institucional , Naciones Unidas ha buscado desde 2015, el diálogo entre ambos bandos con el propósito de conformar un gobierno de unidad nacional, proceso que sería llevado adelante por el Consejo Presidencial Libio (CPL). Misión que ha resultado ser compleja y que ha avanzado a tropezones.

El 17 de diciembre pasado, se había alcanzado un acuerdo en la ciudad marroquí de Sjirat, en donde acordó la formación de un gobierno de unidad nacional, la redacción de una nueva constitución, el establecimiento de un solo parlamento en Tobruk y el desarme de las milicias. Sin embargo, el acuerdo no se logró concretar debido a la falta de apoyos en los respectivos parlamentos.

Miembros de los gobiernos de Trípoli y Tobruk celebran el acuerdo de formación de un gobierno de unidad nacional alcanzado en Marruecos

El 15 de febrero  el consejo presidencial libio, compuesto por ambos bandos, acordaran un gabinete unitario compuesto por 13 ministros, aunque dos miembros del consejo se habrían negado a firmar el acuerdo por considerar que la elección de los ministros no habría sido transparente.

El CPL dio un paso decisivo cuando el 13 de marzo pasado instó a todas las instituciones del país a que transfirieran sus poderes al gobierno de unidad nacional, asegurando que dicho ejecutivo contaba con el respaldo suficiente para trasladarse a Trípoli y comenzar a funcionar. Sin embargo, esa acción fue más que nada un acto más simbólico que real en la medida que todavía no existía el consenso suficiente para solventar dicho gobierno.

Reunión en donde se acordó la formación de un gabinete de unidad nacional el pasado 13 de marzo.

George Alan, del Instituto de Estudios de Medio Oriente del King’s College de Londres, nos señala que el principal desafío que tiene la comunidad internacional y las nuevas autoridades libias, para establecer un gobierno con jurisprudencia sobre todo el país, es el vencer la reticencia de ciertos señores de la guerra y líderes tribales. Los cuales se benefician con la inestabilidad en la medida que estos llevan adelante negocios ilegales, como el contrabando de armas, petróleo, personas y drogas, por lo cual no están interesadas en que a futuro se forme una autoridad nacional unificada.

La amenaza del Estado Islámico

La situación de vacío de poder en que se ha encontrado Libia, posibilitó que surgieran numerosos grupos fundamentalistas islámicos armados, como Al Qaeda en el Magreb islámico, Ansar al Sharia y el Estado Islámico (EI), siendo este último el más poderoso y temido.

Dicha célula de la organización de Al Baghdadi, que desde 2014 tiene presencia en Libia, cuenta actualmente con unos 3 mil a 6 mil combatientes en el país y su bandera negra ondea sobre unos 240 Km. de costa en el territorios que incluyen las ciudades de Darna, al este del país y el puerto de Sirte en el centro de Libia. Al mismo tiempo que tiene influencia en las ciudades occidentales libias de Trípoli y Sabratha.

En naranjo claro las zonas bajo el control del Estado Islámico en Libia. En naranjo oscuro, las nuevas zonas bajo su control. En achurado las áreas donde dicha organización opera, pero no tiene bajo su control. 

Jason Pack investigador de Medio Oriente de la Universidad de Cambridge y fundador de la página especializada sobre la presencia del EI en Libia eyeonisisinlibya.com, nos asegura que a medida que su “Califato” se ha visto más golpeado por tierra y aire, significándole la pérdida de un 22% del territorio que controlaban, se han visto forzados a un progresivo traslado de sus combatientes a la ciudad libia de Sirte.

Para Pack, a largo plazo, y si es que sus posiciones en Raqqa (su “ capital”) y Mosul (ubicada al norte de Irak, la ciudad más grande que controlan) continúan siendo hostigadas, dicha ciudad podría convertirse en su nuevo centro de mando. De hecho, asegura Pack que el estratégico puerto libio -ubicado a solo unos 370 km de las costas europeas- ha recibido la llegada de importantes lugartenientes.

En este sentido, para la comunidad internacional, una de los principales razones para conseguir la paz y la estabilidad en Libia, es que en la medida que continúe el desgobierno, el EI puede tener una base en donde puede planificar futuros ataques contra occidente y sus vecinos.

Según nos señala Sarah Yerkes, del Centro de Políticas de Medio Oriente del Instituto Brooking, lo que el EI busca en Libia, es tener un territorio en donde pueda reclutar y entrenar combatientes extranjeros, para poder llevar adelante ataques en la zona, especialmente en el norte de África, área donde provienen la mayoría de los miembros del EI que operan en Libia.

Es por dicha amenaza que el pasado 19 de febrero, aviones estadounidenses bombardearon un campo de entrenamiento del EI en Sabratha, en donde supuestamente se estaban planeando atentados contra intereses occidentales en la región. Esta acción, confirma el creciente involucramiento militar de Obama en Libia, con el propósito de evitar que el EI se expanda de la forma que lo hizo en Irak y Siria. De hecho, a comienzos de marzo, The New York Times reveló que El Pentágono le presentó a la Casa Blanca un detallado plan de opciones militares para atacar entre 30 a 40 blancos de la organización, tales como bases de entrenamiento, centros de comando y depósitos de municiones.

Por otro lado, el 22 de marzo, la ONU,  en conjunto con la Unión Europea, la Liga Árabe y la Unión Africana, acordaron en Túnez apoyar la formación de un Ejército Nacional de unidad, compuesto por libios que luche contra la creciente influencia de la rama libia del EI.

El gobierno de unidad se consolida

Como las cosas solo empeoran antes de mejorar, el pasado 23 de marzo se le  prohibió aterrizar en Tripoli (bajo el gobierno no reconocido por la comunidad internacional) al enviado de la ONU a Libia, el diplomático alemán Martin Kobler, impidiendo que pudiera conseguir el objetivo de su viaje que era el "ayudar a allanar el camino a la paz".

A su vez, el pasado 27 de marzo las principales milicias libias se opusieron mediante un comunicado a la instalación del gobierno de unidad nacional en Trípoli, e instaron a la población a oponerse a un “gobierno designado por la ONU”; calificando a dicho gobierno de “ilegal” y advirtiendo que su eventual entrada a la capital produciría “un conflicto armado permanente”. Dos días antes, Trípoli había amanecido tomada por las fuerzas de seguridad afines a "Amanecer", después de que éste decretara el estado de emergencia y elevara así la tensión en todo el país.

Frente a este bloqueo y desafiando las amenazas, el presidente del CPL, Mohamad Fayez Al Serraj, y miembros del gobierno de unidad nacional,    desembarcaron el pasado 30 de marzo en Trípoli. Aunque su llegada en barco a la capital elevó las tensiones, está no desencadenó enfrentamientos entre las distintas facciones, como previamente se había temido.

Finalmente, el pasado martes, el autoproclamado gobierno de "Amanecer", anunció su dimisión a través de un comunicado. En gran medida, presionados por el hecho de que las principales autoridades financieras, como el Banco Central, e incluso las milicias que hasta hace poco le apoyaban, habían expresado su lealtad al gobierno de unidad impulsado por la ONU.

Estos avances han generado un aumento gradual en la confianza de la comunidad internacional hacia Libia, trayendo consigo una apertura diplomática hacia el país que no se veía en años. Hasta la semana pasada no funcionaba ninguna embajada en Libia, pero Túnez ya ha reabierto la suya y el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, aseguró el martes pasado que su país será el primero de Occidente en reabrirla, con el propósito de "demostrar que no nos rendimos ante el terrorismo".

Un largo, pero auspicioso proceso en camino

A pesar de la dimisión del gobierno islamista de Trípoli, los desafíos que enfrenta el gobierno de unidad nacional son enormes. El país sigue teniendo dos gobiernos, en la medida que el ejecutivo de Tobruk aseguró que no reconocerá al gobierno de unidad hasta que no se logre el voto favorable de su parlamento.

Está por verse también, cómo conseguirá la nueva autoridad del país el desarme de las centenares de milicias aún activas y conseguir que estas cedan su poder al gobierno central.

Por otro lado, la amenaza del EI está aún lejos de desaparecer e incluso de disminuir, aunque con un gobierno unitario las posibilidades de combatirla son mucho mayores.

Ni siquiera en el mismo gobierno de "Amanecer" existe un apoyo completo al proceso llevado adelante por la ONU, al punto que su ex primer ministro, Khalifa Ghweil, aseguró que no abandonará su cargo (a pesar de que su gabinete anunció lo contrario un día antes) y amenazó con "procesar a quien trabaje con el CPL".

Cualquier eventual involucramiento militar de occidente en el país, solo será exitoso si es que se realiza “de abajo hacia arriba”: trabajando con los actores locales y logrando un acuerdo, para que en conjunto se cambie la situación en terreno, puesto que son ellos los únicos que realmente conocen la realidad del país y pueden derrotar a las organizaciones extremistas islámicas como el EI. Solo de esta manera se podrá conseguir algo significativo en Libia", asegura Pack.

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