Las autoridades de esta ciudad de Alemania decidieron dar un gran paso en el camino hacia un mundo verde y libre de contaminación, y lo hicieron de la mejor forma: predicando con el ejemplo. Hamburgo tomó la drástica y clara decisión de prohibir por completo la compra pública de capsulas de café y productos de plástico, como vasos o agua embotellada, además de fomentar las opciones ecológicas para una serie de compras y servicios que realizan sus instituciones.
Esto significa que ningún organismo público ni persona que trabaje ahí podrá adquirir esos productos, para así dar el ejemplo al resto de los ciudadanos, para que sigan sus mismos pasos.
A estas alturas, ya es parte de nuestra cultura general saber que la contaminación por el plástico es un mal que cuesta mucho eliminar y que lo peor es que va a parar en su mayoría al mar; en 2015 un estudio determinó que desde 2010, el mundo tira 8 millones de toneladas de plástico al mar al año, y que si no se hacía nada para revertir esto, la proyección es que en 2025 la cantidad acumulada de plástico en el mar llegará los
Hamburgo, la mayor ciudad portuaria de Alemania, dio a conocer hace ya varios días el nuevo modelo ecológico al que serían sometidos los funcionarios públicos. Cada año, la ciudad gasta 250 millones de euros para comprar materiales de administración; la poca duración de materiales desechables de plástico y su contaminación, fueron unas de las motivaciones de la medida, para así ahorrar dinero y a la vez contribuir con el medioambiente.
En 2015 Hamburgo habría ya puesto en marcha la "guía de la compra verde", con el fin de dar directrices de qué productos comprar teniendo en cuenta una alternativa sostenible, pero este año ellos mismos lo pusieron en marcha de forma obligatoria.
Este nuevo modelo ecológico que llevarán a cabo, no solo eliminará el plástico y las cápsulas de café, también busca un impacto en la contaminación lumínica y la que producen los vehículos a motor en la ciudad. Sus funcionarios tendrán acceso a bicicletas y suscripciones al transporte público, para que dejen los autos en casa.
Los productos que se prohibieron comprar con dinero público son: el agua embotellada, vasos de plásticos, platos desechables, cápsulas de café, productos de limpieza que contienen cloro... y papel.
Según datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de la ciudad, los funcionarios públicos consumen, al año, 206 millones de hojas de papel. La decisión de prohibirles por completo este insumo, sin duda tendrá un importante impacto no sólo ambiental y económico, sino que también da un fuerte impulso a la digitalización de una serie de trámites y procedimientos, con la transparencia, comodidad y rapidez que ello implica para los usuarios.
Además, en cuanto a las botellas de agua, la agencia estimó un ahorro de 51.9 millones de litros de agua y 285 toneladas de dióxido de carbono que no se estarán emitiendo hacia la atmosfera.
¿Y por qué atacar a esas deliciosas y prácticas las cápsulas de café? Si es que no lo sabías, resulta que estas cápsulas son bastante contaminantes, de hecho, las mismas marcas de café han dicho que el material es no reciclable. En Alemania, estos envases representan uno de cada ocho cafés vendidos. O sea, entre mucho y demasiado.
Cuando Hamburgo tomó esta decisión, el vocero del departamento de Energía y Medioambiente de la ciudad, Jan Dube, conversó con BBC y explicó que "las cápsulas no se pueden reciclar con facilidad, debido a que normalmente están hechas de una mezcla de plástico y aluminio". Además, que los desechos orgánicos del café que quedan dentro, lo que las hace aun más difíciles de reciclar.
Cambiar nunca es fácil, por lo que sólo cuando se toman acciones decididas es posible. Y cuando son quienes ponen las normas y escriben las leyes, los primeros en respetarlas, es cuando la ciudadanía realmente las apoya. Como para que nuestras autoridades reflexionen ¿no?