Todos tenemos recuerdos que nos gustaría arrugar como hoja de papel y tirar en el basurero del olvido eterno. Puede ser algo tan banal como la vez que te propusiste a un árbol en medio de una borrachera o un hecho traumático de tu niñez. Sea cual sea, la idea es la misma: liberarse de esa película que corre 24/7 en nuestras mentes. Pero si de verdad pudiéramos hacerlo, si de verdad fuese algo tan rutinario como ir al médico y ya... ¿Lo haríamos?
Esta pregunta, que hasta ahora ha estado reservada para divagaciones post-fílmicas, podría ser un debate real muy pronto. El mundo científico cada vez está más cerca de alcanzar un entendimiento del complejo proceso que es la memoria, y que incluye el acto de creación de nuevos recuerdos y el... ¿cómo se llama? ¡ah, sí! olvido.
Para entender cómo científicos han logrado manipular nuestra memoria, primero es necesario una clase 101 de introducción a cómo se crea un recuerdo.
Hay que entender que un recuerdo no es una unidad aislada en nuestro cerebro, sino más bien una serie de conexiones específicas. A esta red de neuronas que crece y se sobrescribe continuamente mediante la acción de proteínas, se le llama engrama, la huella mental de nuestras experiencias.
Cada vez que recordamos el bautizo de nuestro sobrino, la boda de nuestro hermano y el golpe en el travesaño de Pinilla, es un engrama específico el que estamos activando. Y es en este punto, en el proceso que científicos llaman "reconsolidación", donde son más vulnerables.
Un recuerdo, mientras no está siendo accedido, es como una piedra. Puede estar ahí toda una vida y no cambiará su forma. Una vez que es accedido, eso sí, se vuelve tan maleable como la plasticina.
¿Les ha pasado que recuerdan algo con absoluta claridad y resultan estar equivocados? Eso es porque cada vez que accedemos a un recuerdo, este cambia, literalmente, su forma en nuestros cerebros, reflejando los pensamientos del momento. Es decir, puede que el bautizo haya sido hace años, pero cada vez que lo recordamos, desde el punto de vista de nuestro cerebro, es cómo crear un recuerdo completamente nuevo.
Debido a su maleabilidad, el proceso de reconsolidación es donde científicos han probado distintos métodos para desactivar memorias. El bloqueo de la hormona y neurotransmisor noradrenalina, parece ser clave.
Un estudio realizado en los Países Bajos el año pasado, demostró que el propranolol, droga que bloquea la noradrenalina, puede debilitar un recuerdo traumático. El experimentó incluyó a tres grupos de personas, todos con fobia a las arañas. A un grupo se le dio el propranolol y se les mostró una tarántula durante dos minutos (la "reactivación de la memoria" en términos científicos), a otro se les dio un placebo y al último se les dio la droga, pero no se les expuso a la araña.
Meses después se controlaron nuevamente los grupos y se midió su nivel de miedo mediante una encuesta y distintas pruebas conductuales con la tarántula (como dejar que caminara por sus manos ¡Brrr!). En ambos métodos, solo el primer grupo mostró una disminución notable de su miedo.
Para que se hagan una idea de la efectividad de la droga: en un inicio, el participante promedio del primer grupo sólo llegaba al nivel 5 de las pruebas conductuales (dirigir a la tarántula usando un lápiz). Luego de una sola dosis, meses después llegaba hasta el nivel 7 (seguir a la tarántula con un dedo). Este efecto logró mantenerse hasta, al menos, un año después, dicen los investigadores.
Si bien los participantes del primer grupo no olvidaron nada, el estrés asociado desapareció. Esto sugiere que la eliminación de recuerdos, algo que los científicos han evitado por temas éticos, no estaría tan lejos.
¿Se imaginan despertándose y creyendo, con toda seguridad, que mataron a JFK? Algo casi tan espeluznante han logrado los psicólogos Julia Shaw y Stephen Porter en un experimento de 2014, y sin necesidad de drogas.
Shaw y Porter reclutaron a 60 estudiantes universitarios y los sometieron a una serie de entrevistas. El fin era implantar un recuerdo falso. Para un grupo se trataría de un acto criminal (robar y atacar a una persona) que involucraba a la policía, mientras que para el otro sería un acto no criminal (un accidente, un ataque de un animal y haber pérdida una gran cantidad de dinero). Se dividió así para determinar si existía un elemento cualitativo o cuantitativo entre los recuerdos falsos en ambas condiciones.
Luego de tres entrevistas, sobre un 70% de los participantes en ambas condiciones afirmaba como cierto el recuerdo falso.
¿Cómo lo lograron? Shaw divide el proceso en 6 pasos (eeeh... personas con poca ética, por favor dejar de leer en este punto):
1. Crear un ambiente de confianza. Esto significó tener en las repisas libros sobre memorias reprimidas y la identificación de los entrevistadores como "expertos en memoria".
2. Primero entrevistarlos sobre una memoria real. Esto sirve para darles reforzamiento positivo mediante comentarios como "Lo hiciste muy bien, espero que me puedas dar tantos detalles para el próximo evento".
3. Introducir el recuerdo falso y dar algunos detalles. Dar fechas, lugares y nombres de participantes. Es normal que en esta etapa no "caigan" aún.
4. Provocar imaginación. Se les pide reimaginar el evento y añadir detalles sobre cómo era el clima, qué estaban pensando y sintiendo en el momento, etc.
5. Aplicar presión social. Se les pide que se concentren más. "Estás diciendo si no recuerdas esto, es porque no te estás esforzando lo suficiente", dice Shaw.
6. Se les hacen preguntas inductivas. Son preguntas fraseadas de tal manera que sugieren cuál es la respuesta que se espera.
El resultado, dice Shaw, son pedazos de verdad, lugares y personas reales, pero combinadas en un evento que nunca ocurrió.
No sé ustedes, pero yo ahora me lo pensaré dos veces antes de ser interrogado por un "experto en memoria".
Lamentablemente, la inducción de recuerdos (intencional o accidental) es un caso muy extendido en la investigación criminal, donde testigos culpan erróneamente a personas inocentes, por fallas en los procedimientos de reconocimiento. Esto es especialmente cierto con niños en casos de abusos sexuales, razón por la cual desde hace mucho tiempo se está pidiendo en Chile que las entrevistas a los menores en casos de abuso sexual sean grabadas, conducidas por psicólogos especializados neutrales y que ocurran una sola vez, al inicio de la investigación, en lugar de repetirse múltiples veces por parte de abogados, fiscales, peritos y jueces, que van modificando el recuerdo con sus preguntas. Si quieres saber más o apoyar esta causa, ingresa a NoMePreguntenMas.cl