Garry Davis (Estados Unidos, 1921) fue actor en el prestigioso teatro Broadway y también aviador durante la Segunda Guerra Mundial, pero su fama viene de un hecho mucho más concreto que tuvo lugar poco después de ambos sucesos.
El 25 de mayo de 1948, Davis se presentó en la Embajada de su país en París y anunció, ante la incredulidad de los funcionarios, que renunciaba a su nacionalidad para convertirse en el primer "ciudadano del mundo".
"Su razonamiento era simple", recordaba el New York Times en un artículo publicado poco después de su muerte, en julio de 2013. "Su objetivo inmenso: si no hubiesen naciones-estados, él creía, no habría guerras".
Davis había quedado marcado por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial. "Me convertí en un asesino", decía en una entrevista en 2012, recordando vuelos en su bombardero B-17 por toda Europa, lugar donde también falleció su hermano, un marino muerto en la invasión de Salerno, en Italia.
"Luego de la guerra y de los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki, decidí dedicarle mi vida a la paz mundial. Eso significó y significa eliminar la condición de anarquía global, el lugar donde nace la guerra entre naciones, mediante la institución de la ley global. A su vez eso implicaba una afirmación individual de la ciudadanía mundial", agregaba.
En los años siguientes comenzó a llevar un Registro de Ciudadanos Globales, amparado en el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde dice que "toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio y a regresar a su país".
Al poco tiempo se hizo evidente la falta de formalidad de su misión, por lo que creó en 1953 el movimiento político Gobierno Mundial de Ciudadanos Mundiales, que hasta el día de hoy busca representar al "ciudadano mundial" (cerca de un millón de personas, dice su sitio web, se declaran así) y los valores que este representa: soberanía y paz mundiales. Contó con el apoyo de grandes intelectuales del momento, como Albert Camus, André Gide y Albert Einstein. Y sí, nos dimos cuenta que todos empiezan con A.
El mismo año creó el brazo administrativo, la Autoridad de Servicio Global (WSA por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro cuyo fin es apoyar la misión del Gobierno Mundial mediante el mayor legado de Davis: el Pasaporte Mundial.
El documento es idéntico a cualquier pasaporte tradicional, salvo que sus 30 hojas están escritas en 7 idiomas distintos (inglés, francés, español, ruso, árabe, chino y wait for it... esperanto).
La hoja de identificación tiene toda la información básica: una foto, nombre, origen, fecha de nacimiento y sexo.
El documento tiene un costo de $55 dólares (39 mil CPL) por un periodo de validez de 3 años, $75 (53 mil CPL) por 5 años y $100 (71 mil CPL) por 10 años. O sea, en cualquiera de sus versiones, es más barato que el chileno. Cualquier persona puede pedirlo y no por ello perderá su nacionalidad.
¿Vale o no vale? El Gobierno Mundial de Ciudadanos Mundiales expone sus razones:
"Primero, identifica al individuo como soberano con el derecho de libertad para viajar, un derecho que, en principio, todos los Estados miembros de las Naciones Unidas aceptan. Segundo, lo representa de una forma ya aceptada por naciones (un pasaporte). Por lo tanto, las naciones deben considerarlo. Tercero, como un número cada vez más grande de individuos lo aceptan y usan, especialmente refugiados y personas sin Estado, las autoridades nacionales están obligadas a aceptarlo, tanto por motivos de principio como por necesidad".
La WSA también emite carnet de identidad, certificados de nacimiento y matrimonio, todos "mundiales".
¿Qué dice el resto del mundo al respecto?
Seis países lo aceptan abiertamente, aunque no son los más populares: Togo, Mauritania, Ecuador, Zambia, Tanzania, Burkina Faso. En casos particulares, llama la atención que prácticamente todos los países (al menos 160) han, alguna vez, aceptado el Pasaporte Mundial.
"Tus posibilidades de éxito probablemente dependerán del capricho (o ignorancia) del tipo que trabaje en aduanas", explica el columnista del sitio Slate, Daniel Engber. El mismo Garry Davis, quien durante décadas viajó por el mundo acompañado sólo de este documento, fue arrestado al menos 20 veces por ello.
Su dudosa utilidad y el hecho de que muchos de sus usuarios sean refugiados y personas sin nacionalidad, le valieron críticas a Davis que se mantienen luego de su muerte ¿Es una estafa? ¿O una acción simbólica de un hombre algo ingenuo?
Lo cierto es que muchas personas de alto perfil son "ciudadanos globales" ya sea por petición o por gracia. CityLab menciona entre ellos a Barack Obama, Oprah, Edward Snowden y, más recientemente, el rapero Mos Def, quien fue detenido en Sudáfrica haciendo uso del Pasaporte Mundial. Según su agente, habría usado el pasaporte obra de Davis porque "representa de mejor forma sus ideales y filosofías personales".
Si bien la lección es que, más allá de un aporte a quizá una buena causa, el Pasaporte del Mundo es un riesgo para quien lo posee (sobre todo si es el único documento que se trae), también lleva a un debate: ¿Qué hacer con las personas sin Estado?
Las Naciones Unidas las estima en 10 millones, aunque perfectamente podrían ser muchas más. Son personas que, muchas veces desde su nacimiento y por causa de guerras, se ven coartadas en su libertad para moverse por el mundo y viven en un eterno limbo donde son fácilmente víctimas de estafadores, traficantes y mafiosos.
Quizá la forma de cómo Davis quiso enfrentar el problema no es la mejor, llevándole la contraria al Sistema y criticando la existencia de naciones soberanas; pero su ideal de una comunidad global pacífica, lo que ha movido a más de un millón de personas a unirse a su causa, es una meta loable que no debemos olvidar.