A estas alturas, la crisis de refugiados en Europa tiene ya algo de cotidiana familiaridad. Resumido en una oración: hay mucha gente, siendo una mayoría procedente del inestable Oriente Medio, que quiere refugiarse, principalmente, en el oeste europeo, pero estos países no dan abasto para absorber a tantos tan rápidamente (o al menos, eso es lo que argumentan para cerrar sus fronteras). El caso de los sirios, por números, es el más representativo.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que, entre 2011, año cuando comenzó la Guerra Civil Siria, y 2015, hubo un total de 530 mil aplicaciones de asilo en países europeos de parte de ciudadanos sirios.

¿Se imaginan esa cantidad de personas ingresando en apenas unos años? Imagínense el impacto que tendrán, y están teniendo, en un continente de unos 740 millones de habitantes.

Ahora imagínense cuatro veces el número de refugiados, pero ingresando en un solo país con la misma población que Chile, pero con solo un cuarto de su tamaño. Esta es la historia olvidada de cuando Siria recibió 1,8 millones de refugiados.

Las puertas abiertas de Siria

En 2003, Iraq estaba en una situación similar a la de Siria hoy. Durante la invasión liderada por Estados Unidos, alrededor de 4 millones de iraquíes abandonaron su tierra. Uno de cada cuatro, eligió al país vecino, Siria, que por entonces no solo era uno de los países más estables de la zona -gracias a la exportación de petróleo- sino también uno de los más abiertos.

Siria era el único país de la región en aplicar el Régimen de Protección Temporal sin restricciones, medida recomendada por la ACNUR para evitar la deportación de refugiados iraquíes y que motivó a 1,3 millones de ellos a vivir, principalmente, en Damasco.

Hablamos de 1,3 millones de personas que en pocos años se integraron a una sociedad nueva de apenas 17 millones ¿Caos inminente? Diversos informes dieron fe de que la situación para los refugiados era bastante buena, gracias, principalmente, a la generosidad y tolerancia del pueblo sirio.

"El estado sirio ofrece servicios públicos a los iraquíes, incluyendo acceso gratuito a escuelas y servicio médico de emergencia. No se encontró evidencia de que algunos grupos recibieran servicios preferenciales. Por el momento, el sectarismo no se ha derramado en la frontera iraquí-siria. La mayoría de los iraquíes viven en barrios mixtos", resumía un estudio en terreno llevado a cabo por la ONG Brookings en conjunto con la Universidad de Berna.

Tal fue la normalidad de la adaptación, que no sorprende que pocas personas conozcan el historial humanitario del pueblo sirio. De hecho, un reporte de 2006, preparado por la ACNUR, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos, atribuía a esto, a las buenas condiciones y la rápida adaptación, la falta de interés internacional al respecto de la situación de los refugiados iraquíes. En otras palabras, "para qué preocuparse, si ya están siendo bien atendidos".

Si bien las políticas de asilo de refugiados en Siria se fueron endureciendo a medida que el clima político se enrarecía, para 2008 se estimaba que 1 de cada 11 habitantes del país eran refugiados, totalizando 1,8 millones.

Histórica generosidad

No solo iraquíes han disfrutado de la hospitalidad siria. Una revisión histórica nos hace entender que detrás de la generosidad siria con sus vecinos hay más que un único ataque de virtuosismo.

^{Fotografía publicada por la ACNUR de dos jóvenes de Somalia en Siria. Antes de 2011, se estimaban en 5 mil los refugiados somalíes en el país. Fuente: ACNUR}

Desde el éxodo palestino en 1948, existió un continuo flujo de nativos de Palestina hacia tierras sirias, que solamente cesó con el inicio de la Guerra Civil en 2011. Se estimaban en cerca de 600 mil, muchos de ellos ya asimilados a la sociedad siria (solamente no tenían derecho a votar).

Otro pueblo acogido por Siria ha sido el de los armenios, que huyeron de sus tierras en el llamado genocidio armenio, llevado a cabo por el Imperio Otomano en 1915. Se estima que llegaron cerca de 100 mil de ellos, muchos de ellos cristianos, que pese a ser minoría en Siria, se integraron y engendraron a los miles de sirios de origen armenio que hoy les toca huir nuevamente.

La tarea pendiente de Europa

Siria ha sido por décadas una especie de esponja humanitaria, absorbiendo con gran tolerancia poblaciones que no necesariamente comparten su religión predominante. Hoy la responsabilidad es de Europa, que en términos demográficos y económicos, se debería hallar mucho más preparada para una tarea de, no hay dudas, alta complejidad.

Andrew Galea, abogado maltés especializado en derechos humanos, nos comentaba que uno de los factores de esta "crisis" (el creía que el término no era correcto), era la poca voluntad de los países europeos de recibir a los refugiados. "Dejemos de ver a los refugiados como una piedra en el zapato" nos decía. Luego de conocer el generoso historial de Siria ¿cómo no coincidir con él?

¿Crees que ha sido justo el trato a los refugiados sirios?