"De lo bueno, poco" no es algo que se pueda aplicar a la actual carrera presidencial estadounidense. Si no hace mucho tiempo ya hablábamos de siete posibles candidatos para las elecciones de 2016, hoy pasamos con facilidad los dos dígitos: 21 candidatos, todos con campañas activas. La confusión que siente la mayoría de los votantes ha llevado incluso al New York Times ha publicar un gráfico que muestra en términos simples quién está en la carrera y quién no.
Lo cierto es que, a menos que se tenga especial interés en la política de EEUU, la mayoría de los nombres no resuenan mucho. Destaca Hillary Clinton por el lado demócrata, y Jeb Bush, hermano del ex-presidente, por el lado republicano, ambos con historias familiares vinculadas a la política. Curiosamente no son ellos los que más resaltan en redes sociales, sino dos nombres que bien podrían ser el ying y el yang de estas elecciones: Donald Trump, un multimillonario sin pelos en la lengua, y Bernie Sanders, un cientista político reconocido por sus críticas a la clase más rica.
¿Quiénes son? ¿Qué han dicho? Veámoslo a continuación.
La Torre Trump, un edificio de 56 pisos ubicado en la Quinta Avenida de Nueva York, es el símbolo de un imperio inmobiliario iniciado por Fred Trump y continuado, con gran éxito, por su hijo Donald, quien no es para nada humilde al respecto.
"Soy muy rico" dijo el millonario, cuyo nombre es una marca registrada usada en perfumes y hasta juegos de mesa, en el discurso que dio el 16 del mes pasado, donde anunció su ingreso a la carrera presidencial como uno de los 16 candidatos republicanos.
Cualquier esperanza de tomarlo en serio se fue al suelo pocos segundos después, cuando describió a los inmigrantes mexicanos como criminales, violadores y asesinos, y señaló que la solución era construir un muro (financiado por los mexicanos, nada menos). Desde entonces comenzó lo que algunos llaman "el show de Trump", una seguidilla de comentarios y apariciones desafortunadas que hacen las delicias de las redes sociales, especialmente ácida con este personaje que popularizó la frase "estás despedido" con su reality El Aprendiz, y que insiste en hablar sobre sí mismo en tercera persona.
Sus comentarios xenófobos provocaron que muchas empresas, como la cadena norteamericana NBC que transmitía su programa, la cadena mexicana Televisa y un canal del multimillonario mexicano Carlos Slim, a cortar relaciones con Trump, como también el repudio público por parte de personalidades de origen latino, como Shakira, Eva Longoria y Ricky Martin.
Trump se defendió explicando que lo habían sacado de contexto y que la reacción de los medios había sido desproporcionada. Según él, el episodio no afectará su popularidad con los votantes latinos, tema donde se extendió, diciendo: "Empleo a muchos latinos, tengo a muchas personas trabajando para mí. Los latinos aman a Trump, y yo los amo".
Pero el millonario de la curiosa cabellera no solo irrita a sus vecinos, sino también a su propio partido, algo que ilustró genialmente la revista The New Yorker en la portada de su próxima edición:
Trump a "guatazo" limpio en la piscina de las primarias republicanas. Fuente: The New Yorker
La arremetida de Trump contra los inmigrantes mexicanos fue un balde de agua fría para el partido Republicano, pues varios de sus candidatos se esmeran en equilibrar la necesidad de seducir al ahora trascendental voto latino, con mantener el apoyo de las bases tradicionales del partido, que tiene un perfil más nacionalista; lo que les impedía apoyar o criticar frontalmente al excéntrico multimillonario. Y vendría más.
La última "gracia" de Trump fue mirar en menos la carrera militar del senador John McCain, candidato republicano en las elecciones de 2008 y considerado por ambos lados del espectro político como héroe de guerra por su participación en la Guerra de Vietnam, donde fue capturado, torturado y retenido por cinco años y medio.
"Es un héroe de guerra porque fue capturado", dijo Trump en un evento conservador. "Me gusta la gente que no fue capturada, ¿ok?".
El comentario no cayó bien en las filas de su partido, que vio una oportunidad de aportillar al candidato sin sufrir costos políticos. Marco Rubio, Jeb Bush y Rick Perry, todos candidatos republicanos, expresaron su molestia abiertamente, como también el vocero del Comité Nacional Republicano, Sean Spicer.
Fiel a su estilo, Trump defendió su postura y evitó disculparse. "Tuve una ovación de pie, la más grande ovación que han tenido en el fin de semana (en el evento), por lejos" dijo a la cadena ABC, recordando sus polémicas palabras. Posteriormente criticó el trabajo en el senado de McCain, porque, según Trump, le ha fallado a los veteranos de guerra.
Curiosamente, pese a sus inflamatorios comentarios y personalidad, Trump se posiciona como el favorito a ganar las primarias republicanas según diversas encuestas.
Deborah Schildkraut, cientista política, explica que esto se debe a dos factores. Primero, su nombre es reconocido (recordemos que tiene hasta un perfume) y, segundo, que el resto de los candidatos y sus políticas, simplemente no resaltan en ninguna forma. "Cualquier cosa que distinga a alguno de ellos del resto ayuda a amplificar ese mensaje", agrega.
En resumen, Trump es un dolor de cabeza sin solución para el partido. Aunque critique a un ícono republicano como es McCain, sigue siendo intocable porque es la opción más fuerte pensando en la Casa Blanca, lugar que última vez ocuparon durante los dos periodos de George W. Bush.
Algunos medios, como Vox, incluso han llegado a concluir que el objetivo real de Trump es nada menos que "trolear" al partido republicano. Algo similar opina Huffington Post, quienes anunciaron recientemente que cualquier noticia sobre el candidato será publicada en su sección de entretenimiento, en lugar de la de política.
"Si estás interesado en lo que The Donald tiene que decir, lo encontrarás al lado de nuestros artículos sobre las Kardashian y The Bachelorette", publican.
Mientras Trump sigue alimentando la gran máquina de memes que es Internet, al otro lado se alza un candidato independiente, pero alineado con los demócratas, que ha transformado las redes en su principal plataforma de apoyo.
Bernard "Bernie" Sanders es el senador del estado de Vermont que, a sus 73 años, anunció su candidatura para las primarias demócratas el pasado 30 de abril. Por entonces era un desconocido, hoy es algo así como el "candidato de Internet".
Como Trump, Sanders no tiene problemas en decir lo que piensa, aunque las semejanzas llegan sólo hasta ahí. "Pagado por Bernie 2016 (no los billonarios)" dice al pie de su sitio, algo que deja en claro que no quiere ser un candidato políticamente correcto más.
A diferencia de Obama y otros políticos demócratas que han rehuido del término "socialista" como si fuese la lepra, Sanders no tiene problemas en admitir que es un socialista y no se disculpa por ello.
"Hace 20 años, cuando la gente aquí pensaba en socialismo lo relacionaban a la Unión Soviética. Hoy piensan en Escandinavia. En Vermont la gente entiende que hablo de socialismo democrático" decía Sanders en 2006.
Justamente, son los países nórdicos los que han modelado el programa de Sanders: sistema de salud público, disminuir la deuda de estudiantes, cobrar a las empresas por emisiones de carbono, subir los impuestos a los más ricos, retirar a las tropas de Iraq y Afganistán, y limitar el aporte de empresas a campañas políticas, son algunos de los pilares de su programa. Es cierto que ya hemos visto esto antes, un candidato nuevo que promete mucho; pero Sanders, además, parece tener una hoja de vida intacta.
Su trabajo en política ha sido observado bajo lupa, y sus votos a diversas leyes son congruentes con sus dichos, como también quién ha financiado sus campañas. A diferencia de Clinton, su principal contendiente dentro del partido, son sindicatos y federaciones los que hacen la mayor parte de las donaciones:
Bancos para Clinton, sindicatos para Sanders. Fuente: Open Secrets
En resumen, es su ideal de un Estados Unidos inspirado por el socialismo nórdico, combinado con la ausencia de recato a la hora de criticar a las empresas que por años han influenciado la política estadounidense, lo que lo han elevado en redes sociales. Algo que se transmite también en sus eventos, donde, según Bloomberg, es quien reúne al mayor número de personas que cualquier otro candidato.
A pesar de todo, pocos analistas lo ven con posibilidades de ser el candidato de izquierda. Hillary Clinton se ubica cómodamente en el primer lugar en preferencias de demócratas, y su mayor experiencia (recordemos que compitió con Obama en las primarias pasadas) pesa mucho.
El mismo discurso de Sanders que revuela las redes, también le juega contra, porque muchos demócratas creen que su inflexibilidad en ciertos temas llevará al fracaso de sus reformas en un hipotético gobierno.
Eso sí, no todo estará perdido para los seguidores de Sanders, aunque no gane las primarias. Su sola presencia ya ha abierto el debate de temas antiguamente vetados, partiendo por el uso del término "socialista" como ya no un insulto.