Hace tiempo que nos pusimos a observar el "techo" de la casa en que habitamos, descubriendo que flotamos en una mar inmenso de cosas deslumbrantes, junto a millones de planetas de los más variados estilos, objetos como los temidos agujeros negros o coloridas estrellas con sus reacciones químicas colosales.
Hasta que de a poco salimos de nuestra pieza y empezamos a meternos en las piezas contiguas para ver si había algo por ahí: Luna, Marte. Hoy vamos por una luna de Júpiter. Parece ciencia ficción, pero el desarrollo tecnológico nos ha llevado a alcanzar posibilidades que jamás imaginamos y hoy la NASA quiere explorar de cerca Europa, uno de los satélites más famosos de Júpiter. ¿El objetivo? Comprobar si existe vida extraterrestre.
Eso significa asomarse a observar un cuerpo como nuestra Luna que gira alrededor del gigante gaseoso, pero que se encuentra a más 628.300.000 km de distancia de la Tierra (unas 1.600 veces la distancia de la Tierra a la Luna) para analizar la posible existencia de un océano, que ha mostrado ciertos indicios potentes de ser una realidad.
Descubierta como un punto junto a Júpiter por el ojo de Galileo y su telescopio en 1610, junto a Calisto, Io y Ganímedes, otras lunas del planeta, Europa es la más pequeña del grupo, pero lejos una de las más intrigantes. No solamente por ser de las más reflectantes de todo el sistema solar o tener temperaturas de 160°C a -220°C en su territorio. Después de décadas de estudio, hechos recientes han dejado intrigados a los científicos, mostrando indicios de que podría existir todo un mundo vivo debajo de su superficie helada.
En 2013, el telescopio espacial Hubble registró géiseres de vapor de agua en el polo sur de Europa, que luego desaparecieron. Hay agua. Si hay agua puede haber vida. Esto llevó a los expertos a preguntarse si ese fenómeno es cíclico. En 2014, encontraron también que esta luna puede albergar un estilo de tectónica de placas. Esto se suma a la certeza anterior de que tiene una tenue atmósfera de oxígeno, resultado de partículas cargadas procedentes del sol que golpean el agua, separándolo del hidrógeno y reteniéndolo en la superficie.
Estas condiciones ya son razón suficiente para que la NASA quiera enviar una misión para ver de cerca qué está pasando. Es probable que Europa tenga un océano de agua salada debajo de una capa de hielo relativamente delgada y geológicamente activa.
Aunque hay otros satélites que pueden tener hielo, lo que hace a Europa tan irresistible es que se cree que sus supuestos mares están en contacto directo con su interior rocoso, donde las condiciones podrían ser similares a los de gran riqueza biológica de nuestro fondo marino, explica la NASA. Por el contrario, otras lunas como Ganímedes y Calisto se cree que tienen "sándwiches" de océanos entre dos capas de hielo, lo que no favorecería la vida.
¿Qué ingredientes pide la vida para existir? Así como la conocemos, en sus infinitas formas, depende de tres cosas y Europa parece ofrecerlas: agua líquida, que crea un ambiente facilitador de reacciones químicas; elementos químicos esenciales, claves para los procesos biológicos (carbono, el hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre); y una fuente de energía, para que los seres vivos lleven a cabo estos procesos como el crecimiento y la reproducción.
El desafío no solo es llegar hasta allá, sino explorar con precisión. De los 33 instrumentos que postularon para medir de todas las formas posibles a Europa, nueve quedaron seleccionados.
Entre ellos: Potentes cámaras y espectrómetros para producir imágenes de alta resolución de la superficie de Europa y determinar su composición. Un radar de penetración de hielo, que puede determinar el espesor de corteza helada de la luna y buscar lagos subterráneos similares a los que hay bajo la Antártica.
Además un instrumento térmico estudiará la superficie helada buscando las últimas erupciones de agua más caliente y otros instrumentos que buscarán evidencia de agua y pequeñas partículas en la delgada atmósfera de Europa. También habrá equipos que midan la intensidad y dirección del campo magnético del satélite, lo que permitirá determinar la profundidad y salinidad de su océano.
En solo cinco años más, en la primera mitad de la década de 2020, la NASA enviará esta esperada misión que muchísimos astrobiólogos consideran como la mejor apuesta del sistema solar para albergar vida fuera de la Tierra, según informa Space.
La misión Europa realizaría 45 sobrevuelos sobre la Luna, durante tres años en altitudes entre 25 y 2.700 kilómetros por encima de la superficie. Todo esto lo haría una nave especializada junto a los 9 instrumentos, sin tripulación humana.
"Necesitamos hacer esos pasos -pasos metódicos en la comprensión científica- para determinar si en verdad este cuerpo puede ser penetrado en una manera que permita meterse debajo de la capa de hielo", comenta Jim Green, director de la división de Ciencias Planetarias de la NASA.
Esta primera sonda que sobrevolará la luna Europa, será un explorador que entregará datos claves para saber si vale la pena seguir adentrándose en la posibilidad de encontrar vida extraterrestre en la luna de Júpiter. Luego de preparar el viaje, visitar de cerca a Europa y sorprenderse en los hallazgos, el siguiente paso sería echar a andar un módulo de aterrizaje o rover (que puede moverse) para tantear su terreno.
Y ya pensando en el largo plazo, se piensa en submarinos que se sumerjan en estos misteriosos océanos para explorar sus profundidades, "pero eso es, en efecto, en un futuro lejano", comenta Green.