"¿Alguien tiene cargador para mi celu?". Todos en la oficina, sala de clases o casa, lo escucharon, pero no lo miran. No es digno de mirar. Ha pasado a formar parte de los intocables, aquellos deleznables seres que cometieron el gran error de olvidar su propio cargador. Está solo. Él y su agonizante smartphone con 4G, cámara de 20 mega píxeles e identificador de huellas.
Es la tragicomedia del siglo XXI. Mientras nuestros iPhones y computadores tienen más gigabytes, píxeles e internets, nuestra distancia con la toma de corriente más cercana se sigue estrechando ¿de qué sirven todas estas maravillosas características si sacrifican su autonomía?
En los últimas semanas han surgido dos alternativas que prometen cambiar este panorama. Una es un estudio de una universidad estadounidense que logró con éxito usar la señal de Wi-Fi para al mismo tiempo cargar equipos de forma inalámbrica. Otra es un pequeño accesorio que se añade a las pilas alcalinas que,dicen, alargaría su vida hasta en un 800%.
Nada mal, pero ¿qué tan factibles son? ¿será otro caso de "demasiado bueno para ser verdad"? Veamos cada caso bajo la lupa de El Definido.
Les presento un sueño hecho realidad: un Wi-Fi que además de brindarte acceso a Internet, permite cargar las baterías de algunos dispositivos. Es lo que logró un grupo de investigadores de la Universidad de Washington, quienes, usando como base la actual tecnología inalámbrica, lograron cargar dispositivos hasta a 8,5 metros de distancia.
El sistema, bautizado como power over Wi-Fi y publicado en el paper Cargando los próximos mil millones de dispositivos con Wi-Fi, se compone de dos elementos: un router Wi-Fi que emite la señal, y un dispositivo hecho por ellos que bautizaron como "cosechador", un sensor que "captura de forma eficiente la energía a través de los múltiples canales Wi-Fi de 2,4 GHz" escriben.
El router Wi-Fi usado en el estudio fue uno corriente, como el que está en nuestros hogares, pero con su software modificado para permitir "introducir tráfico de energía adicional en cada canal de Wi-Fi" señala el estudio. "La modificación de software que permite al punto de acceso (el aparato) actuar como una buen medio para entregar energía y, simultáneamente, como un buen router Wi-Fi" señala el investigador Vamsi Talla. Es decir que sigue funcionando como emisor de Wi-Fi, además de enviar energía de forma inalámbrica. Los investigadores también mencionan que el software fue diseñado para no afectar el desempeño de redes cercanas.
Del otro lado se encuentra el "cosechador", construido a partir de una pequeña placa de circuito, que captura la energía de la radiofrecuencia emitida por el router y la transforma en corriente continua apta para energizar equipos. En el estudio se pudo energizar una cámara de vigilancia, pilas recargables y, quizás lo más pertinente para nosotros, un puerto USB que cargó una pulsera de fitness Jawbone de 0% a 41% en 2 horas y media.
Quizá aun más sorprendente es el hecho de que el sistema no solo funcionó en un lugar cerrado y controlado, sino que también fue probado con éxito en lugares urbanos.
¿Cuál es el truco? ¿Por qué no lo tenemos ahora ya? El problema está en el router mismo y su límite de 1 watt de potencia de salida, establecido como máximo legal por la Comisión Federal de Comunicaciones (agencia estadounidense), límite que también rige en la Unión Europea. La potencia no sería suficiente para cargar, por ejemplo, dispositivos como el iPhone (su cargador es de 5 watts) o un computador promedio (alrededor de 50 watts).
Si bien el problema se solucionaría con un cambio legal, el límite de 1 watt existe por una razón. Dado que el Wi-Fi no es la única tecnología que trabaja en la frecuencia de 2,4 GHz, la regulación previene que interfiera con el desempeño de otros equipos (Bluetooth, monitores de bebés, teléfonos inalámbricos, microondas, entre otros).
El exitoso experimento, eso sí, no deja de ser sorprendente. El hecho de que lo hayan logrado con un router común y en un ambiente urbano demuestra que existe gran potencial. Así lo creen los investigadores, quienes ya han formado un startup para trabajar de lleno en este proyecto. "El trabajo que hemos publicado, lo puedes ver como una primer prueba de concepto, pero no es para nada una solución óptima. Estamos activamente buscando cómo hacerlo mejor" señala Vamsi Talla.
Cada año se producen cerca de 15 mil millones de baterías, la mayoría de ellas alcalinas. Si bien estas pilas distan bastante de ser modelos ecológicos, falta mucho para que podamos vivir sin ellas. Batteriser es un reciente invento que promete, según sus creadores, alagar la vida de estas pilas alcalinas comunes y corrientes hasta en 800%, así dándonos un poco más de control sobre nuestro desorbitado consumo energético.
Batteroo, la startup creadora del producto, señalan que una pila alcalina posee un voltaje de 1,5 que luego disminuye con el uso. "El problema es que muchos equipos dejan de funcionar cerca de los 1,3 voltios". Es decir, la pila deja de servirnos cuando aún conserva cerca del 80% de su energía. Batteriser se compone de un circuito amplificador integrado en una funda de metal de apenas 0.1 milímetros de grosor que se aplica a la pila y que mantiene el voltaje de la pila suficientemente alto como para que los equipos puedan detectarlo.
La tecnología que lo hace posible no es lo nuevo, un dispositivo llamadoladrón de julios que cumple la misma función, es conocido desde inicios de siglo. El gran avance que, supuestamente, logró Batteriser es convertirlo en un dispositivo pequeño y apto para funcionar dentro de cualquier equipo electrónico y para varios tipos de pilas (AA, AAA, C y D).
Además es barato, con un costo de $2,5 dólares (cerca de 1.500 pesos chilenos) por cada funda. Extendiendo el uso de una sola pila ya nos ahorraría varias veces su valor.
Entonces si la tecnología ha sido comprobada y el precio es aceptable ¿por qué no destapamos la champaña? El ingeniero australiano Dave Jones, del canal de YouTube EVVblog, aplica el Método para Detectar Patrañas establecido por el científico Carl Sagan y si bien aprueba los fundamentos de Batteriser, detecta algunas graves falencias.
Ningún producto bien diseñado deja de funcionar a 1,3 voltios, dice el ingeniero, y lo prueba midiendo el umbral de varios productos: un mouse, un teclado y un control, entre otros. En ningún caso se acerca al número que dice Batteriser, siendo el umbral medido por Jones cercano a 1,1 voltios en todas sus pruebas, lo que significa que no es un 80% lo que se desperdicia, sino alrededor de un 20%.
El voltaje mínimo de alrededor de 1 voltio en la mayoría de los objetos se explica porque permite que las baterías recargables no se dañen al sobre-descargarse. Si bien no deja de ser un desperdicio, Jones dice que es necesario para que los objetos sean compatibles con este tipo de pilas.
Otro problema de Batteriser, dice Jones, es que, al amplificar el voltaje al máximo (1,5) de forma sostenida, hará que los indicadores de batería de cualquier producto muestren continuamente 100% de carga, hasta que de golpe dejen de funcionar. Esto sucede porque funcionan en base al voltaje "y es por eso que ningún fabricante de pilas agregaría algo así, porque haría inútil el indicador de batería de cualquier producto" escribe.
En resumen, la promesa de alargar la duración de las pilas por ocho parece ser totalmente imposible, dice Jones, quien aclara que su uso será viable solo en casos muy específicos, como en pilas antiguas cuyos restos de energía queramos aprovechar.
Pese a las críticas, Batteriser ha conseguido gran exposición, logrando aparecer en el sitio de la prestigiosa revista PCWorld donde anuncian que comenzarán una campaña de crowdfunding a finales de mes.
Tanto PoWi-Fi como Batteriser pueden ser exagerados como la solución a nuestra dependencia energética. La conclusión que podemos hacer es que, pese a que realmente ninguno es tan bueno como parece a primera vista, detrás de ambos hay logros que sí significan un avance importante que va más allá de simplemente una batería más grande.
Tanto el exitoso experimento de un router que emite Wi-Fi y energía sin afectar su desempeño, como la miniaturización de una tecnología de amplificación de voltaje son pasos importantes que podrían dar forma al futuro post-cargadores, el fin de la tragicomedia de nuestro siglo.