Ni un avión, ni una ave, ni siquiera Superman, hoy lo que pululan por los aires son los famosos drones, realizando todo tipo de tareas. Desde la vereda positiva, algunos salvan vidas en Nepal, otros sirven para sacarnos selfies (ugh) y ahora aparecen los de conciencia verde que están ayudando a reforestar el planeta. Al menos ese el objetivo de BioCarbon Engineering, startup que se propone plantar 100 millones de árboles cada año, utilizando para ello esta versátil tecnología.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que al año se deforestan más de 13 millones de hectáreas, equivalentes a 36 canchas de fútbol por ¡cada minuto! Pese a los esfuerzos de reforestación de diversas organizaciones y gobiernos, todavía existe un saldo negativo importante de 7,3 millones de hectáreas anuales. El problema es aún más alarmante en Sudamérica, si consideramos que el 22% de la superficie forestal del mundo está en esta parte del continente. "La deforestación global está ocurriendo a escala industrial. Los gobiernos y organizaciones están gastando miles de millones plantando árboles, pero el método tradicional de plantar no puede mantener el ritmo" dice al respecto Lauren Fletcher, ex-ingeniero de la NASA y CEO de BioCarbon Engineering.
¿Cómo hacerle frente a un problema que parece avanzar demasiado rápido como para detenerlo? Fletcher piensa que dándole de probar de su propia medicina: "Vamos a contrarrestar la deforestación a escala industrial usando reforestación a escala industrial".
¿Se imaginan cientos de drones "bombardeando" zonas deforestadas con semillas? La curiosa escena sería una de las partes del proceso, que consiste en tres etapas donde los drones son la pieza fundamental:
El uso de drones no es casualidad. Fletcher dice haber seguido esta tecnología desde hace al menos cinco años y que su eficiencia permitiría abaratar costos (hasta 85% más económico que métodos tradicionales) y, al mismo tiempo, llegar a una meta anual de 100 millones de árboles plantados.
Pese a que la idea parece utópica, al menos en el corto plazo, el equipo compuesto, además de Fletcher, por jóvenes ingenieros y científicos, es optimista. "Nos dicen mucho eso, que es demasiado futurista. Bueno, Facebook y Google, ellos llegaron en el momento adecuado. Tenemos la esperanza de que ahora no sea demasiado pronto. Que ahora sea el momento adecuado" dice Martin Tengler, economista y encargado de las políticas de BioCarbon Engineering.
La suerte les ha sonreído, al menos en el aspecto económico. El año pasado se adjudicaron un premio de 20.000 libras (cerca de 19 millones de pesos) del centro de emprendimiento de la Universidad de Oxford, que les permitió comprar los primeros drones y comenzar a hacer pruebas. Este mismo año fueron semifinalistas en el concurso Drones For Good, que buscaba financiar a los mejores proyectos que hicieran uso de esta tecnología. No ganaron nada en esta última competencia, aunque sí les dio un vuelo mediático que los ha llevado a aparecer en revistas de prestigio como Wired.
El hemisferio sur parece ser el objetivo ideal para esta tecnología. Así lo piensa Tengler, quien ha identificado Brasil, donde hay noticias preocupantes respecto a la deforestación en el Amazonas, y Sudáfrica como el destino del primer proyecto a gran escala de BioCarbon Engineering. Se espera que dentro del próximo año lancen una campaña de financiación para llevarlo a cabo. "Tenemos la esperanza de reducir dramáticamente el costo de plantar árboles para poder animar a los gobiernos a invertir en proyectos de reforestación" dice Fletcher.