Sólo han transcurrido pocos días de entrada en vigencia de la nueva ley antitabaco en Chile, que prohíbe fumar en todo espacio cerrado de uso público, y ya existen diversos temas que generan discusión. Uno que sin duda ha causado mayor revuelo es la reacción de los dueños de restaurantes, pubs y discotecas, quienes aseguran que se verán perjudicados y que en muchos casos podrían verse en la obligación de cerrar sus negocios. Fernando Bórquez, presidente de la Asociación Nacional de Dueños de Locales Nocturnos, Espectáculos y Turísticos (Anetur), afirmó que hubo un 30% de reducción del tiempo de estadía de clientes durante el primer fin de semana de puesta en marcha de la ley. Sin embargo, esta polémica no es nueva, dado que también fue tema de debate en otros países que ya implementaron la misma ley.
En Europa, la legislación para suprimir el consumo de tabaco en lugares de uso público comenzó a tratarse 10 años atrás. La ley antitabaco en Irlanda fue la primera en aprobarse en el viejo continente en marzo de 2004 y fue extrema desde sus inicios. Los primeros seis meses de la entrada en vigor de la prohibición, el sector de comercio nocturno arrojó pérdidas no superiores al 4,4% y un año más tarde se habían reducido a sólo un 3,3%, según un estudio de la Ireland’s Office Control of Tobacco, el organismo público que midió el impacto de esta legislación.
En Alemania los números fueron similares. Según un estudio de la Universidad de Hamburgo, cuando la ley antitabaco comenzó a implementarse, el consumo en bares y restaurantes tuvo una baja que rondaba el 5%. Sin embargo, este efecto duró muy poco dado que los clientes no fumadores reemplazaron en cantidad a los fumadores en el mediano plazo.
En el caso de Reino Unido el escenario fue más adverso. El 2006. Países como Gales veían bajar las ventas en pubs y discotecas en un 20% en los primeros meses, dando una clara muestra de descontento con la nueva legislación. Según la British Beer and Pub Association, la venta de cerveza en Gran Bretaña bajó a niveles no vistos desde 1930, estimando un descenso de la facturación de entorno del 7% en el primer año. Sin embargo, los resultados de la medida no aceptan discusión: El objetivo británico es reducir el número de fumadores al 10 por ciento de la población al año 2020. Y lo están logrando. Actualmente, el índice de fumadores alcanza el 19%, siendo que hace 10 años estaban en un 30%.
Sin lugar a dudas, uno de los países que encontró mayor resistencia de la población fue España, llenando portadas en la prensa local con debates sobre la llamada nueva ley antitabaco, la cual entró en vigor el 2 de enero de 2011.Como era de esperar, el inicio fue difícil y los locatarios nocturnos no tardaron en demostrar que sus ventas habían bajado a un 20% en los seis primeros meses. Hoy la crisis económica mantiene estos números, pero tanto restaurantes como pubs se han adaptado y en algunos casos la situación ha mejorado al reacondicionar los espacios en las terrazas de los locales, convirtiéndolas en nuevos lugares para compartir. Finalmente, muchas personas se conocen y divierten mientras salen a fumar, revirtiendo un escenario que parecía ser más complejo en el papel.
En Sudamérica, países como Argentina y Uruguay también poseen ley antitabaco vigente, siendo en este último una de las más emblemáticas al ser la primera de la región y una de las más duras del mundo. Los números son sorprendentes. Desde el 2007 hasta hoy, los infartos al miocardio han reducido un 22% y el tabaquismo en adultos descendió de un 32% a un 23%, según el informe ITC, que realizala Universidad canadiense de Waterloo parala Organización Mundial de la Salud (OMS). En cuanto al impacto en el comercio nocturno, éste no arrojó mayores pérdidas dado que la ley tuvo desde su inicio un considerable apoyo ciudadano.En cuanto a Argentina, la ley fue promulgada el 13 de junio de 2011, y la Red Argentina Gastronómica (RAG), afirma que desde entonces el impacto en la caída del consumo fue inmediato y quienes más lo sintieron fueron los comercios pequeños y medianos. Sin embargo, los esfuerzos sanitarios han funcionado. El 2005 un 30% de la población argentina fumaba, y según las últimas encuestas, hoy la cifra se rebajó a un sorprendente 22%.