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Imagen: Wikimedia

De "villa de pescadores" a metrópolis mundial. Las claves del milagro económico de Singapur

El reciente fallecimiento de Lee Kuan Yew, el llamado "padre de Singapur", ha resaltado su papel en el milagro económico de uno de los tigres asiáticos. En apenas tres décadas, el país saltó del tercer mundo al primero ¿Cómo lo hizo y cuál fue el precio a pagar?

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2015-04-02 | 07:00
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El 23 de marzo de 2015, una parte de Singapur dejaba de existir. Lee Kuan Yew, Primer Ministro desde su independencia hasta 1990, fallecía en el Hospital General de Singapur.

El ex Primer Ministro es un personaje polarizador. Para algunos es el padre del Singapur moderno, otros no vacilan en llamarlo dictador. Sobre lo que no hay dudas es que bajo su mandato, el pequeño país asiático vivió un auge económico que, en apenas 3 décadas, lo catapultó al llamado "Primer Mundo".

A continuación analizaremos cómo se gestó el milagro económico de Singapur, pero antes de entrar en este nebuloso mundo de porcentajes y tecnicismos, empezaremos como corresponde: con una pequeña historia.

El día más doloroso para Lee Kuan Yew

El 9 de agosto de 1965, Lee Kuan Yew, el hombre más importante en la historia de Singapur, no pudo contener sus lágrimas. En televisión abierta y frente a todo un país, Kuan Yew anunciaba, con la voz quebrada, que Singapur y Malasia tomarían caminos separados.

"Verás, durante toda mi vida como adulto" comienza a decir Kuan Yew con la mirada fija en el suelo "He creído en la fusión malasia y la unidad de estos dos territorios. Ya sabes, son gente conectada por geografía, economía, parentesco". Luego de pasar un pañuelo por su rostro numerosas veces, el entonces Primer Ministro de Singapur le pregunta al interlocutor "¿Te importa si paramos un poco?".

Pese a ser recordado como el día más doloroso en la vida de Lee Kuan Yew, aquel 9 de agosto, luego de una forzosa separación de Malasia por diferencias irreconciliables entre ambos gobiernos, principalmente en temas étnicos, ha quedado marcado en la historia como el nacimiento de uno de los tigres asiáticos.

Cincuenta años después y "milagro económico" de por medio, el país que alguna vez fue rechazado, se ha convertido en una de las naciones más modernas del nuevo milenio. Actualmente, Singapur es el cuarto centro financiero más grande del mundo, sus sistemas de educación y salud son considerados modelos a seguir, y sus ingresos per cápita ocupan el tercer lugar entre los más altos a nivel mundial. Son la envidia de sus vecinos.

¿Cómo era la situación de Singapur en ese entonces? ¿Qué sucedió después de aquel 9 de agosto? ¿Cuál fue el precio a pagar por este vertiginoso ascenso económico?

¿Caleta de pescadores?

La frase "de caleta de pescadores a centro financiero mundial" se repitió mucho en las semanas siguientes al fallecimiento de Lee Kuan Yew, aunque hablar de tan humildes orígenes puede ser un poco exagerado.

Si bien en la década de los '60 Singapur tenía un desempleo relativamente alto (14%) y más de la mitad de la población era analfabeta, Lee Kuan Yew heredó un país relativamente estable, gracias, principalmente, a la economía e infraestructura heredadas de la época colonial británica (1826–1942).

En el siglo XIX, gracias a su estratégica ubicación en la entrada de Asia, la Singapur británica se posicionó como el centro del comercio entre India y Asia, ganándose el apodo de "El Gibraltar del este". Así es como este conjunto de 60 islas se consolidó en uno de los puertos más importantes del mundo, acogiendo una gran ola migratoria de malayos, chinos, indios y árabes, quienes hoy componen la diversa población del país.

Singapur durante la década de los '50s, previo al milagro económico.

Aclarado ese punto, demos un vistazo al mentado "milagro económico" de Singapur.

Las políticas económicas

El experto en economías de desarrollo, Kalim Siddiqui, de la universidad inglesa de Huddersfield, describe el escenario con el que se encontró Lee Kuan Yew en su documento The Political Economy of Development in Singapore: "A mediados de la década de los '60, Singapur tenía un gran reserva de mano de obra poco educada, altos niveles de desempleo y pobreza, junto a la disponibilidad de recursos naturales pobres con opciones limitadas de desarrollo".

Se necesitaban medidas drásticas y el gobierno, personificado en la figura Lee Kuan Yew y un parlamento unicameral compuesto únicamente por miembros de su partido, el People's Action Party, comenzó con una serie de rápidas reformas:

1. Giro hacia el sector manufacturero

Generar nuevos empleos fue la primera tarea de la Economic Development Board(EDB) de Singapur, una de las statutory boards del país, organizaciones que se definen como "agencias semi-independientes que se especializan en ejecutar planes específicos y políticas de cada Ministerio" cuyos empleados no son funcionarios públicos.

Estos nuevos empleos se generaron a través de un vertiginoso proceso de industrialización, que tuvo como primera gran obra al área industrial de Jurong, en la costa oeste, donde se crearon fábricas de ropa, textiles, productos de madera y pelucas.

En pocos años contaban con mano de obra altamente calificada que comenzó a fabricar productos cada vez más sofisticados. En 1968, la EDB aseguraba un trato por 6 millones de dólares con la compañía estadounidense Texas Instruments, para la fabricación de semiconductores y circuitos integrados. Esta inversión marcó el inició de la lucrativa fabricación de productos electrónicos dentro del país, al que, en décadas siguientes, se unieron Hewlett Packard, Apple y Panasonic.

Gracias a estas medidas, el sector manufacturero dio un salto. De aportar un 16,6% al Producto Interno Bruto (PIB) en 1965, subió a un 30% en 1980.

2. Importancia del sector de servicios

A partir de la década de los '70, se vivió un boom en los sectores de transporte, comunicaciones, negocios y, sobre todo, servicios financieros. Su localización central dentro del área Asia-Pacífico e infraestructura desarrollada atrajeron a clientes de todo el mundo, quienes veían oportunidades en el incipiente mercado asiático.

Durante las décadas siguientes, Singapur se enfocó principalmente en los servicios financieros (el 40% del total de servicios para 1996), realizando un proceso continuo de diversificación, mejoramiento y automatización.

En 1993, el área de servicios aportaba un 27% del PIB total y 11% de los empleos en el país.

3. Aumento de inversión extranjera

Pese a su posición estratégica dentro de Asia, el gobierno de Lee Kuan Yew sabía que el futuro de Singapur dependía, además de las relaciones con sus vecinos asiáticos, de las inversiones de potencias como Estados Unidos y los países Europeos en la industria del país. A falta de compañías capitalistas locales, necesitaba atraer al capitalismo extranjero.

"La política del gobierno fue dirigida a promover el crecimiento impulsado por las exportaciones y atraer a los inversionistas extranjeros, convirtiendo al país en uno de los lugares más atractivos para invertir" escribe el economista Kalim Siddiqui.

Fue vital el papel de la EDB, artífice de la optimización de la industria nacional para la llegada de compañías transnacionales, quienes durante los años '60 comenzaron a instalarse en la isla, inicialmente atraídos por los bajos impuestos, la solidez y transparencia del gobierno y sus instituciones, y la privilegiada posición geográfica.

Bloomberg toma un caso específico para demostrar la eficiencia y preparación de la EDB: "Cuando Hewlett-Packard quiso abrir un centro de 10 empleados para administrar las licencias de su propiedad intelectual a las empresas tecnológicas de Asia, elegir Singapur fue fácil. En primer lugar, la EDB contrató a dos docenas de ingenieros locales y pagó su formación en los laboratorios de HP en Estados Unidos. Sólo cuando HP inauguró el centro en abril, la empresa tuvo que decidir si quería contratar a estos ingenieros o no".

En 2006, el entonces presidente de la EDB, Teo Ming Kian, comentaba al mismo medio: "Si sabemos lo que Motorola o HP hará en los próximos tres a cinco años a nivel global, podemos modelar nuestras políticas para que tengamos todo lo que ellos necesiten en su lugar, así implementar rápidamente sus planes".

La cita concuerda con lo que expone Kalim Siddiqui: "Singapur tuvo un gran interés en invitar a empresas extranjeras, proporcionándoles activos complementarios como infraestructura, una fuerza de trabajo altamente calificada, incentivos fiscales, etc. Las habilidades de los trabajadores se refinaron continuamente para mantener al país en posición de ventaja en cuanto a competitividad".

Esta actitud de preparar al país y a sus trabajadores, anticipando la llegada de inversiones extranjeras, le valió recibir, hacia finales de los '80, el 4,6% del total mundial del Fondo de Desarrollo e Innovación.

El Singapur de hoy

Luego del boom económico de las primeras décadas de independencia, Singapur optó por especializarse en el mercado tecnológico. Era 1990, el año en que Lee Kuan Yew, tras 31 años de gobierno, daba un paso al lado para convertirse en el primer "Ministro Senior" del país, cargo que ocuparía hasta 2004.

A principios de los '90, Kalim Siddiqui escribe que Singapur comienza a "[ofrecer] concesiones fiscales más grandes a inversores extranjeros que planean invertir en alta tecnología y fabricación de productos de alto valor agregado".

También se destacan las inversiones del país para educar a su población con el objetivo de integrarlos a este mercado. En 1991 se abre la Nanyang Technological University, actualmente en el top 40 de las mejores universidades del mundo según QS World University Rankings. Paralelamente, escribe Kalim Siddiqui, "se dispuso de grandes fondos para las universidades ya existentes, para que mejoraran sus áreas de computación e ingeniería, sobre todo actividades de investigación y desarrollo".

Gracias a estas medidas, Singapur, en 2014, era el segundo país más "tecnológicamente preparado" según el Foro Económico Mundial, siendo solo superado por Finlandia.

Singapur en 2014. Fuente: Gastech Singapore

"Disneylandia con pena de muerte"

Pero el éxito económico ha tenido un costo. Esta frase, con la que en 1995 el escritor William Gibson titulaba un artículo sobre su visita al país asiático, condensa el sentir de los detractores de Lee Kuan Yew.

Singapur es un país que exige absoluta obediencia a sus habitantes. Un síntoma de esto son las numerosas e insólitas multas; desde sentarse en una escalera mecánica, a comer espacios no habilitados o, incluso, mascar chicle (a menos que sea prescrito por un médico); son actividades con multas absurdamente altas. Cualquier desobediencia se paga caro.

La pena de muerte es uno de los castigos posibles para personas acusadas de homicidio, drogas y uso de armas. Según Amnistía Internacional, Singapur llegó a tener uno de los índices de ejecución más altos del mundo en relación a su población, aunque en los últimos años ha ido disminuyendo (en 2014 hubo "solo" dos ejecutados).

La libertad de prensa también se ha visto coartada. Gibson escribía hace 20 años: "Los periódicos locales, entre ellos un tabloide curiosamente desnaturalizado, New Paper, son esencialmente órganos del Estado [...] Esta promoción incesante, al servicio de la orden, la salud, la prosperidad y la Singapore's Way, induce rápidamente una especie de temor orwelliano de bajo perfil". Si bien el comentario parece añejo, las cosas no han cambiado tanto en los últimos años. El ranking de libertad de prensa 2014 de la organización Reporters Without Borders, sitúa a Singapur en el puesto 150 de un total de 180 países, entre Filipinas y la República Democrática del Congo (Chile está 58, para que se hagan una idea).

Sin ir más lejos, hace apenas un par de días fue encarcelado un adolescente por publicar un video criticando al fallecido Primer Ministro. Según la policía, se le juzgará por "intención deliberada de herir los sentimientos religiosos o raciales de cualquier persona", entre otras ofensas.

Otra herencia del milagro económico son las trabas al derecho a huelga y paro. La Ley Criminal de Singapur establece que trabajadores de servicios esenciales, como gas, agua y electricidad, no pueden realizar huelgas, mientras que trabajadores de otras áreas tienen limitaciones como anunciarlas con 2 semanas de anticipación.

¿Vale la pena?

Es imposible hacer un juicio definitivo y objetivo del camino que ha llevado a Singapur al mundo desarrollado. Para algunos las limitaciones y mano dura con sus habitantes serán un precio justo para un buen desarrollo; para otros, casos como el joven encarcelado, serán motivo de diferencias irreconciliables.

Singapur es un país polarizador, un digno hijo de su padre.

¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por el desarrollo del país?

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Comentarios
Oscar Vega | 2015-04-02 | 15:28
2
Es un caso de estudio interesante el hecho de que los pueblos que gozan de menor libertad y con algún gobierno autoritario pero con visión progresista sean los que "mas avanzan". Korea del Sur, Singapur, Las Monarquías Imperiales, Alemania Nazi, La "democracia" de EEUU Post 2ª Guerra, Chile post 73. Incluso en lugares donde existe "democracia" la gente tiende a instaurar una dictadura democrática (Mexico, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile)
Tal vez sea porque la libertad de pensar individualmente y la ambición personal hace que cueste mucho ponerse de acuerdo en realizar algo y los intereses individuales valen mucho mas que los grupales. O porque si las cosas van bien para mi, por que cambiarlas.
El progreso tiene costos...
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