Seth Robertson y Viet Tran, estudiantes de ingeniería eléctrica de la Universidad George Mason, en Virginia, Estados Unidos, lograron acaparar portadas en todo el mundo gracias a su invento, un extintor de incendios que en lugar de utilizar químicos o agua, utiliza ondas de sonido.
El sistema consiste en un generador portátil de sonido, un amplificador y un tubo de enfoque, de un peso de 9 kilos y que construyeron con tan solo US$ 600. A través de este, y utilizando sonidos de baja frecuencia (como los bajos de hip-hop) generan ondas de presión que desplazan el aire que rodea al fuego, el cual es indispensable para alimentar las flamas. Ante la ausencia (o reducción) de oxígeno para la combustión, el fuego se apaga.
Los estudiantes probaron un varias frecuencias, creyendo que serían las más altas las que tendrían mayor impacto, pero resultó no ser así. El rango de frecuencia de 30 a 60 Hz probó ser el más efectivo para extinguir las llamas.
El potencial del sonido para apagar llamas ya era conocido, de hecho, ya el 2007 el programa MythBusters en su episodio N° 76 probó que era posible apagar una vela y un mechero ocupando la voz humana y amplificadores potentes. Cinco años después, el 2012, DARPA, la agencia de investigación y desarrollo de defensa norteamericana, desarrolló un sistema que utilizaba ondas de sonido para apagar llamas, pero aquel aparato era tosco y requería poner las flamas justo en medio de dos enormes fuentes de sonido. El invento de los estudiantes, en cambio, es el primero que funciona como un extintor normal: es portátil y sólo requiere de un punto de origen.
El sistema además evita una serie de inconvenientes de extintores tradicionales, que dejan un manto de productos químicos, los que además deben rellenarse cada cierto tiempo; y a diferencia del agua de las mangueras de bomberos, no daña todo en el proceso de apagar el incendio.
Si bien por el momento el invento sólo puede apagar pequeñas flamas creadas sobre superficies de alcohol, y requiere aun mucho desarollo, sus creadores creen que eventualmente se podría llegar a apagar grandes siniestros y hasta incendios forestales. Según señalan, se podría instalar el sistema en drones para combatir las flamas sin arriesgar la vida de los bomberos.
En principio, la aplicación más lógica para este desarrollo es en espacios cerrados estrechos, como cabinas de avión, y para incendios bajo cubierta en barcos. El invento también sería práctico en naves espaciales, donde los extintores normales son inútiles por la falta de gravedad.
Por el momento, los inventores ya consiguieron una patente provisoria, que les permite hablar públicamente de su invento durante un año, testear el mercado y determinar si tiene sentido continuar con su investigación.