¿De qué hablan, cuando hablan de resiliencia?
"La resistencia frente a la destrucción".
"Saber afrontar la adversidad de forma constructiva".
"El convencimiento que tiene un individuo en superar un obstáculo de manera exitosa".
"La optimización de los recursos humanos que permite sobreponerse a situaciones adversas".
Esta poderosa capacidad, no aparece cuando pierde tu equipo de fútbol favorito, te peleas con un amigo o te roban la billetera. No. Hablamos de estrés postraumático o no dejarse afectar por un entorno realmente dañino. De la pérdida de un ser querido, de abusos de poder o sexuales por parte de un mayor, de abandono afectivo, de catástrofes naturales que te dejan sin techo.
Hay algo inusitado en la resiliencia y es que le dice a la gente "es posible". Quienes desarrollan esta capacidad se vuelven testimonio de que los seres humanos tan comunes como corrientes, pueden lograr encontrar solución a un problema que parecía no tenerlo o sanar una herida tan antigua como profunda. Todos pueden ser resilientes, la tarea es desarrollar esta capacidad con actitud y firmeza.
Es como un niño que desde que nació hasta que cumplió un año, nunca recibió un abrazo, un cariño, un beso en la frente. Sus padres lo abandonaron y pasó a un hogar de menores. Cuando una familia adoptiva lo recibió en su hogar, este niño no soportaba el tacto. No había como demostrarle físicamente que se lo quería. No se dejaba. La madre ponía a la guagua en un moisés y abrazaba el canasto con todas sus fuerzas, lo mecía, lo acariciaba. Sabía que algo de eso le llegaría al niño que había dentro de él. En un trabajo diario, de paciencia y muchísimo amor, ese niño, que hoy tiene 13 años, es un excelente compañero de curso, risueño, pertenece al grupo de scout y adora a sus padres y hermanas. Esa, es la resiliencia. Es la demostración de que nada es determinante. De que los traumas son tratables y existe la posibilidad de rearmar vidas y corazones.
La psiquiatra Rafaela Santos, presidenta del Instituto Español de Resiliencia, galardonada por sus investigaciones respecto al tema, ha aportado a la demostración de que el cerebro humano es capaz de adaptarse a cambios a través de la plasticidad neuronal. Según ella, eso es lo que permite a los seres humanos superar situaciones que aparentan no tener salida.
En una entrevista a Europa Press, Santos aseguró que como regla general hay cuatro áreas para superar los traumas: la aceptación de la realidad, la adaptación o reformulación de la vida tras el trauma, la construcción de una red social de apoyo y la búsqueda de un sentido o propósito en la vida.
Además, la doctora enumeró 10 consejos para aplicar en el día a día y ejercitar la resiliencia como si fuera un músculo. Ojalá no tuviéramos que enfrentarnos a traumas muy fuertes, pero por si llegan, es bueno haber desarrollado esta capacidad que tan transformadora:
1. Reflexiona sobre qué es lo que de verdad te importa y vuelve a orientarte a tus objetivos principales.
2. Desconéctate de tu trabajo al llegar a casa para conectarte con tu familia o amigos.
3. No admitas en tu vida las quejas. Son improductivas y pierde calidad tu personalidad.
4. Enfócate en el área de influencia en vez de en el área de preocupación para eliminar cuanto antes los conflictos. Es como lo que dicen de en vez de pre-ocuparte, ocúpate. Los cambios no llegan sin acciones.
5. Aprende a sonreír y manejar la comunicación asertiva y no violenta ante los conflictos.
6. No te dejes invadir por la inmediatez. Vivir pendiente de los mensajes va en detrimento de la calidad de vida personal y laboral.
7. Crea un espacio de paz donde poder pensar y recuperar tus coordenadas vitales ante la prisa y el estrés.
8. Evita las discusiones mediante inteligencia emocional: inteligencia para saber a dónde voy , pero a su vez la empatía suficiente para entender al otro, ponerme en su lugar y no ser sesgado.
9. Mantén la forma física: alimentación sana, sueño adecuado y hacer ejercicio con regularidad, son comportamientos que finalmente nos afectan positivamente en el ánimo y las ganas de hacer cosas.
10. Practica la "ecología informativa": no difundas malas noticias gratuitamente, busca los comentarios constructivos (¿y leer El Definido?).
Todo esto, te debiera ayudar a tener emociones más positivas, según dice la rama de la sicología positiva. Enfrentar los problemas, ser más optimista, reencontrarse con uno mismo, no vivir en el pasado, son herramientas que pueden ayudar en cualquier momento de la vida, no necesariamente en períodos de crisis. Por esto, es que mientras antes partamos adquiriendo estas actitudes, mejor estaremos con nosotros mismos y mayor control sobre las situaciones estresantes tendremos.
El líder británico Winston Churchill hablo de la resiliencia, pero con otras palabras dignas de recordar: "Si estás atravesando un infierno, sigue caminando".
Basándose en la vulnerabilidad y la capacidad de superación de un territorio ante riesgos ambientales y sociales (como la rápida urbanización, la globalización, el cambio climático y las catástrofes naturales), la Fundación Rockefeller escogió a Santiago para participar del “Desafío 100 Ciudades Resilientes”, al que se presentaron más de 330 ciudadaes candidatas.
Además de reconocer los méritos alcanzados por las ciudades, parte del objetivo de la Fundación Rockefeller es fortalecer la preparación de éstas ante las distintas vulnerabilidades y riesgos del entorno. Para ello, contempla un apoyo centrado en la asesoría, financiamiento e implementación de una estructura administrativa en el gobierno local, liderada por la figura de un Director Ejecutivo de Resiliencia, quien encabezará el análisis, la planificación y la implementación de una estrategia preventiva para la cuidad. Ser miembro de esta red internacional de 100 Ciudades Resilientes implica también tener acceso a un conocimiento compartido, profundizar en las mejores prácticas de resiliencia desarrolladas por otras ciudades y fomentar nuevas conexiones y asociaciones.