Leana Wen es médico de urgencias. Se ha desempeñado como académica de importantes universidades (George Washington, Harvard entre otras) suele hablar en público sobre su profesión, escribió un libro que fue elogiado por la prensa y en general, tiene el respeto de sus colegas. Pero esto no siempre fue así.
En 2003 y cuando estaba en su segundo año de estudiante de medicina, a su madre le diagnosticaron cáncer de mama metastático. Mientras la ayudaba a navegar en el sistema de salud en busca del mejor procedimiento, fue testigo de lo desconectados que estaban los doctores de los pacientes. "Experimenté cuán fuera de control los pacientes y sus familias pueden sentirse y lo desempoderante que nuestro sistema de salud puede ser. Los doctores, las enfermeras y los administradores, todos ellos, tienen buenas intenciones, pero el sistema actual no está diseñado para los pacientes", aseguró Wen.
Y también se dio cuenta de algo aún más importante. Un día se dio cuenta que el doctor que estaba tratando a su madre era un consultor muy bien pagado, contratado por la misma farmacéutica que fabricaba la droga que la que él estaba usando para tratar su cáncer ¿cómo podían estar seguros que esa droga era realmente el mejor tratamiento?. Eso la hizo pensar y reflexionar. "Hacemos que nuestros pacientes se desnuden en tiempos en que da miedo y se sienten vulnerables, pero no le pedimos a nuestros médicos compartir ni la información más básica de ellos mismos. Nuestros doctores toman decisiones que cambian nuestras vidas, deberíamos saber que podría estar influenciando sus recomendaciones", aclara.
Por eso decidió crear Who's My Doctor? una plataforma donde los médicos puedan, voluntariamente, firmar un Manifiesto Total de Transparencia y revelar qué fondos externos reciben, cómo se conforma su salario y si tienen incentivos por cierto tipo de tratamientos, detalles de su familia, filiaciones políticas y cómo es la filosofía de su práctica.
Esto porque una mujer podría querer saber la postura de su doctor acerca de los métodos anticonceptivos, el aborto, enfermedades terminales o los diferentes métodos de examinación de pacientes. También podría querer saber a qué compañías farmacéuticas están ligados o si gana más por recomendar un tipo de tratamiento que otro.
"Docenas de estudios han demostrado que cuando los doctores reciben dinero de las compañías farmacéuticas –aunque sólo sea un almuerzo gratis– esto afecta su comportamiento". Muchos doctores aseguran que las relaciones con las farmacéuticas no interfieren con el trato al paciente, pero los estudios dicen lo contrario.
Y el tema es sumamente relevante, pues según este estudio publicado en el New England Journal of Medicine, un 94% de los doctores en Estados Unidos tienen algún tipo de relación con compañías farmacéuticas.
Lo de Who´s My Doctor es una tendencia mundial que también se ha visto en nuestro país, aunque de forma un poco diferente, con Médicos Sin Marca, una reproducción de otras iniciativas mundiales como la española No Gracias y la norteamericana No Free Lunch que buscan crear debate público frente a cómo los métodos de marketing empleados por la industria farmacéutica influyen en los médicos y su decisión en la prescripción de medicamentos, y que invitan a los médicos a rechazar todo tipo de regalos y beneficios de parte de estas entidades.
Aunque la participación en Who's My Doctor es totalmente voluntaria, Wen fue amenazada por su propio gremio cuando comenzó la iniciativa. Muchos de sus colegas incluso exigían que su licencia fuera revocada, criticaron su profesionalismo, su raza e incluso le desearon la muerte. Pero también muchos médicos la apoyaron, afirmando que transparentar los datos mejoró la relación con sus pacientes.
"Como doctores necesitamos establecer y mantener esa confianza", aseguró Wen a la revista Time. "Creo que los intereses financieros son un gran problema. Si estamos avergonzados de decirle a nuestros pacientes nuestros conflictos de interés financieros, entonces deberíamos cuestionarnos por qué los tenemos en primera instancia".
Wen invita a los médicos interesados en empujar esta iniciativa en sus respectivos países a contactarla. "Quiero que los doctores vean esto como algo positivo para ellos y quiero que los pacientes lo pidan también", asegura Wen. "Esto es lo correcto".