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El cambio de la mujer icono de las jóvenes de ayer y hoy

De Carrie, protagonista de Sex and the City, a Hannah, de la serie Girls, hay más que un cambio generacional. Es un nuevo concepto de mujer. Se puede entender como el reemplazo de los cupcakes por el pan sin gluten, o algo un poco más profundo que eso.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2014-11-11 | 13:25
Tags | Sex and the City, Girls, Carrie, LHannah Horvart, Lena Dunham, mujeres, icono, televisión, series, cambio, adolescentes, veinteañeras

Hace 15 años las jóvenes se hipnotizaron con la serie Sex and the City (SATC). Nueva York era el escenario donde se contaba la vida de cuatro mejores amigas, liderado por la escritora Carrie Bradshaw. Esta sofisticada mujer se transformó en un icono fashion de su generación, justificado en cada par de zapatos, cartera y hasta sombrero que vestía. Exitosa en su trabajo, segura de sí misma, con un buen piso en el vive en la 73St entre Madison y Park Avenue, vive esperando el amor de un hombre caballeroso y distinguido que le entregue ―tanto emocional como materialmente—, lo que ella cree merecer. Su trabajo como columnista del The New York Star, le permite tener una vida demasiado acomodada para lo que supone un sueldo de colaboradora. En esta serie las cuatro protagonistas parecen tener claro su lugar en el mundo y resulta común pasar las tardes en uno de los salones de té más sofisticados de la Gran Manzana hablando de sus experiencias sexuales y terminar la noche con uno (o varios) Cosmopolitan sobre la mesa.

Hoy, otra serie tiene a las veinteañeras con los ojos puestos en HBO: Girls. Nuevamente Nueva York es el escenario de un grupo de cuatro mejores amigas, pero la líder es distinta a Carrie, por no decir prácticamente lo opuesto. Lena Dunham da vida a Hannah Horvath, también escritora, que como buena representante de la generación millenial tiene ansias de que su mirada innovadora encuentre reconocimiento, sin importar cuán incómodo pueda resultar el camino para lograrlo. Con un humilde departamento en Brooklyn, problemas para pagar las cuentas, desastrosa en su manera de vestir y poco preocupada de su físico, asegura ser la voz de una generación. En la serie prácticamente no se habla de matrimonio y las relaciones amorosas son comunes y bizarras. Se cambian los cupcakes de Magnolia Bakery, por una pastelería vegana donde venden pan sin gluten. No aparecen limusinas, pero sí paseos en bicicleta con los kilos de más al aire. Cada personaje parece estar más desadaptado que el otro, luchando por encontrar su lugar en cada capítulo, con la honestidad que la vida cotidiana y no las excentricidades entrega.

Si bien entre las diferencias importantes que hay entre ambas series figura que SATC grafíca los cuestionamientos de las mujeres entre los 30 y 40 años, mientras Girls lo hace con las de entre 20 y 30, las dos llegan a lo mismo con 15 años de diferencia: Refrescar el rol de la mujer en la pantalla occidental. Y no de cualquier mujer, sino de la que las adolescentes siguen.

A finales de los '90, cuando se lanza SATC al aire, como siempre, estaban pasando cosas en el mundo. En Reino Unido llegaba un Tony Blair a poner fin a 18 años de gobierno conservador, el Papa Juan Pablo II hacía una visita histórica a Cuba, entraba en vigencia el Euro y comenzaba una guerra en Kosovo porque su pueblo quería independencia. Las mujeres trabajaban más y tenían menos hijos. Eran tiempos de renovación y primeros pasos en muchos sentidos. Desde la vereda de la industria televisiva y a su manera, esta serie también aportó en el cambio: Mostró a la mujer hablando y tomando decisiones sobre el aborto, el cáncer, la homosexualidad y las relaciones sexuales ocasionales. Muchos hombres antes de esta serie pensaban que las mujeres no hablan de sexo, ni menos, de manera tan dura.

Las jóvenes vieron esto y se sintieron identificadas. Ellas también tenían entre sus sueños encontrar a su media naranja, tener amigas incondicionales, vivir cómodamente y vestir siempre a la moda. Todo esto mientras escuchaban a las Spice Girls en sus dormitorios, con un poster de Leonardo Di Caprio como Jack pegado en la muralla y le rogaban a sus padres que le regalaran un Nokia para su cumpleaños.

Las jóvenes de hoy, echadas en la misma cama, varias de ellas viendo la serie desde su iPad, quieren otra cosa. Y es que el escenario ha cambiado. Por solo nombrar algunos, Estados Unidos tiene un presidente de color, Latinoamérica cuenta con cuatro mandatarias mujeres, que gobiernan al 44% de toda la población del continente, se dice que Alemania salvó de la recesión a Europa siendo dirigida por una fémina; los indignados levantaron la voz y Facebook domina el mundo de las redes sociales mientras Whatsapp, el de la comunicación. En este contexto, las adolescentes y veinteañeras quieren que las represente alguien distinto a lo que venían siguiendo en la pantalla, ahora quieren ver a alguien real, como lo que ellas son y no con lo que sueñan o soñaron alguna vez ser.

Según estudios y encuestas, la generación Millenial (nacida entre 1981 y 1995), es narcisista, mal criada, adicta a las redes sociales y que no trabajan por trabajar, sino para ser felices.  Las cuatro protagonistas de Girls, representantes de esta generación,  viven preocupadas de sí mismas, las redes sociales son parte de su cotidianidad y si bien se fueron de su casa paternal (a diferencia de varios de esta generación), mantienen un vinculo afectivo y económico en varios casos. Pero cuando se trata de su vocación, la tienen clara y se enfrentan a los dilemas si venderse al sistema pasándola a llevar o no.

Esta serie muestra cómo las veinteañeras de hoy quieren vivir la vida con la mente y los sentidos más abiertos, lejos del empaquetamiento precedente. Experimentan, se arriesgan, se equivocan todo el tiempo y no se rinden. Es un esfuerzo distinto, es la convicción de que van a cambiar el mundo, basadas en la seguridad que tienen en sí mismas. Las mujeres de esta serie están en búsqueda y poco han logrado sacar en limpio, pero a pesar de la zona anti-confort en la que se encuentran, continúan esforzándose por "ser alguien". Ellas. Sin depender de ellos para que eso ocurra.

Las mujeres que ven la serie admiran a la actriz británica Emma Watson por defender los derechos de las mujeres, escuchan a Lorde, una cantante neozelandesa en contra del Photoshop y ven las películas de Jeniffer Lawrence, quien asegura estar en contra de hacer dieta y promueve el ejercicio físico. Es la generación de que lo natural es más sano, pero ahora, en serio. Si bien Hannah de Girls no es muy activa, hay una aceptación del cuerpo bien explícita en la serie, cuyo mensaje es la aceptación de uno mismo y quererse tal cual eres.

Si dicen que esta serie se trata de lo mismo, no es porque cuente la historia de cuatro amigas en la ciudad que nunca duerme. El punto en común es que sus protagonistas son el reflejo de a dónde están mirando las jóvenes, cuáles son sus prioridades, qué esperan de la amistad y el amor y qué herramientas usan para lograr sus objetivos. Así como las adolescentes de ayer no son las de hoy, sus ídolos tampoco. 

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Comentarios
Sofia L Agüero | 2014-11-11 | 19:53
4
la meta de estas series esta en ser de manera menos dañina y inteligente lo importante que es,para la mujer,contar como la mujer dejo de ser inferior
tampoco no nos engañemos a veces los guiones estan fuera de contexto,se contradicen de vez en cuando y no se parecen mucho a las luchas femeninas darias
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