Por años se habló que Beijing tenía el aeropuerto más sustentable del mundo. Por meses, que Uruguay lo tendría y ahora, México cerró la discusión con su mega proyecto verde que gana por la puerta de embarque que se lo mire. Lo bueno, es que vamos en el camino correcto, lo mejor, es que América es que el que está liderando la ruta.
El 2008, Beijing, ciudad que recibía a los Juegos Olímpicos inauguró el aeropuerto más grande y activo de China, con un tercer terminal en forma de dragón chino. Pero a pesar de que se celebró el diseño, lo más destacado fue su estructura, que se construyó orientada para aprovechar mejor la luz natural y el calor del sol, y así disminuir el consumo energético. Además de un completo sistema integrado que minimiza el consumo de energía y las emisiones de carbón. Todo esto, lo convirtió en el aeropuerto más sustentable del mundo. Hasta hoy.
Sin afán de restarle méritos a Beijing, su aeropuerto dragonesco era el más sustentable construido hasta entonces, pero no se podía calificar como un aeropuerto sustentable propiamente tal, por no ser autosustentable, calificativo del que sí podrá alardear el de Uruguay, que anunció en julio su proyecto medioambiental. El país dirigido por Pepe Mujica viene invirtiendo un total de USD 7.000 millones desde 2005 -equivalentes al 3% anual de su PIB- para lograr una transformación total de su matriz energética.
Uruguay es pionero en el desarrollo sustentable con la construcción de un parque solar de cuatro hectáreas con el que cubrirá los requerimientos energéticos de su aeropuerto. Se instalarán paneles fotovoltaicos en el propiedad, que generarán de 3 a 4 megavatios con una inversión estimada de 10 millones de dólares, suficientes para satisfacer las necesidades energéticas del aeropuerto. Además de la energía solar, se instalarán 3 turbinas eólicas para cumplir el objetivo de operar al 100% con energía renovable en 2 años.
Mientras Uruguay celebraba en lo que se convertiría su aeropuerto, llegó México y anunció que ellos también construirían uno, que también sería sustentable, pero que en vez de estar destinado a 1,6 millones de pasajeros anuales, recibiría a 120 millones.
El premio Nobel de arquitectura, Norman Foster está a cargo del nuevo Aeropuerto Internacional de México (AICM). Con 555.000 m2, será el más grande del mundo y su diseño evocara el vuelo de un avión, integrando sus paredes y techo como una sola pieza. Es el mateo del curso de los aeropuertos: Llega a rescatar una zona ambientalmente degradada, contará con el sello LEED Platinum (único en obtenerlo), se alimentará en un 100% de fuentes energéticas renovables, recolectará las aguas lluvias, el 70% del uso del agua vendrá de sus propias aguas residuales tratadas y utilizará sistemas de ventilación naturales: Durante la mitad del año se trabajará con el aire a temperatura ambiente, y la otra mitad se ocupará un mínimo de calefacción, ya que empleará una técnica de distribución del aire a través de tuberías en las losas, aislamiento térmico y captación de energía. Imitando al aeropuerto de Beijing, su techo será transparente para aprovechar la luz natural. ¿Qué se puede decir? Bravo.
Es un proyecto ambicioso, que debiera estar funcionando en su totalidad recién el 2062. Se invertirá para la primera etapa unos 12 mil 158 millones de dólares, de los cuales el 52% provendrán del Presupuesto de Egresos de la Federación de México y el 48% restante son de origen privado y su fuente de repago es el flujo de ingresos actual y futuro del aeropuerto.
Esperemos estar vivos, tener un viaje, que sea a México, que tengamos que pasar por DF y ¡verlo en vivo!
Para ponerle cara a este mega proyecto puedes ver el siguiente video: