Cuando pensamos en contaminantes, uno de los favoritos en el banquillo de los acusados es el dióxido de carbono, que es culpable del calentamiento global entre otros problemas. La disminución de las emisiones es una tarea urgente si no queremos acabar viviendo en un planeta lamentable y ante eso, una planta eléctrica se lanza con una iniciativa tan novedosa como cuestionada.
La Unidad 3 de la central eléctrica Boundary Dam en Saskatchewan, Canadá, podría hacer historia, al ser la primera planta de escala comercial que captura y almacena la mayoría de sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). ¿Y qué hará con eso? El plan es venderle hasta el 90% de la emisiones, alrededor de 1 millón de toneladas, a la petrolera canadiense Cenovus Energy de Calgary para que utilice el CO2 para extraer restos de petróleo de sus yacimientos.
Los canadienses se adelantaron a la recién construida planta de carbón de Mississippi Power en Kemper, Mississippi, que también será capaz de convertir el carbón lignito de baja calidad en gases consumibles, hasta 3.5 millones de toneladas de CO2 al año, alrededor de dos tercios de lo que producirá. Al igual que la planta canadiense, venderá ese gas para la extracción de petróleo. Pero, ¿Cómo qué hace el CO2 en ese proceso?
Por casi medio siglo, la industria del petróleo ha utilizado la inyección de dióxido de carbono para recuperar crudo que se encuentra en los poros de las rocas. Este componente al bombearse en estado
líquido súper crítico a alta presión en la reserva,
se mezcla con el petróleo, expandiéndolo y volviéndolo menos viscoso, así lo expulsa fuera de las rocas y puede fluir con más facilidad.
Alrededor del mundo hay unos 18 proyectos trabajando la captura y almacenamiento de CO2 o planeándolo, pero estas dos plantas son las primeras termoeléctricas comerciales. De este modo, se hace realidad una tecnología a gran escala que promete reducir el impacto ambiental de uno de los métodos de generación eléctrica más contaminante de todas: el carbón.
¿Es esta la solución definitiva?
Las pruebas de
captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) en pequeña escala, han mostrado que los solventes pueden capturar CO
2 procedente de turbinas de centrales eléctricas.
Pero una de las dudas que se han planteado con este sistema, es que
el proceso químico es energéticamente costoso y aumentaría las necesidades de combustible entre un 25% a un 40%. Aún así el
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estima que la economía potencial de CCS podría ser entre 10% a 55% del total de mitigación del carbono hasta el año 2100.
Además, el uso del CO2 en la extracción del combustible fósil es uno de los más comunes y las petroleras están generando y adquiriendo el CO2 para inyectarlo. ¿Por qué no mejor tomar el de termoeléctricas que se “desperdicia” contaminando el aire? Es una manera eficiente de aprovechar los desechos de estas plantas.
El alto costo no está aún resuelto, porque también la tecnología ha avanzado lento, falta desarrollo y financiamiento para proyectos grandes como este,
explican en la revista Nature. Las energías pioneras de este tipo, obviamente no serán baratas si se trata de frenar los índices de contaminación y si de precios en la lucha por el medioambiente se trata, la Agencia Internacional de Energía en París, dice incluso que sin el método CCS,
"descarbonizar" la electricidad podría costar hasta un 40% más, si es que se quieren alcanzar los objetivos climáticos del 2050.
A nivel general, el uso de CCS está un tanto estancado, mientras se sigue contaminando año a año con carbono. En la revista explican que tan solo la combustión de carbón en 2012 produjo 15 mil millones de toneladas de carbono a nivel mundial, el 43% del total de emisiones de este contaminante.
Entre pros y contras, Vivian Scott, que estudia el sistema CCS en la Universidad de Edimburgo,
enfatizó que aunque estas plantas sean costosas, son de importancia mundial para frenar el círculo vicioso de la contaminación.
¿Crees que esta es una solución conveniente para nuestro medioambiente? ¿Qué otras se podrían implementar en las plantas eléctricas?