Un día cualquiera de la semana: caminamos apurados hacia la oficina u otra parte, cruzando calles, viendo las mismas esquinas de siempre, casi sin fijarnos en lo que nos rodea. La ciudad muchas veces es un telón de fondo que poco consideramos. Pero ¿qué pasa si nos ofreciera interactuar con ella a través de algo entretenido?
Eso es lo que han hecho estas diferentes iniciativas en el mundo, que buscan convertir los espacios urbanos en algo lúdico con tecnología. Se busca dar un valor a nuestra experiencia como peatones que vaya más allá de los funcional, dándole vida e identidad. La idea se ha desarrollado más e incluso el año pasado se creó el Premio Ciudad Jugable, para las mejores iniciativas que combinan arte, tecnología y cultura.
StreetPong nació para hacer más entretenido el tiempo muerto de espera en un semáforo. Cuando ese hombrecillo rojo aparece frente a nosotros y nos impide cruzar, no hay nada que hacer… sólo esperar unos segundos que se hacen eternos. Y si es un semáforo de tres tiempos, aún peor. Quienes aborrecen esta pérdida de tiempo y sienten la tentación de arriesgar la vida cruzando con roja, pueden encontrar una buena alternativa en entretenerse jugando con una pantalla táctil instalada en el poste, al clásico juego de arcade, Pong (1972).
El oponente es cualquier persona que esté al otro lado de la calle, esperando. Por su gran popularidad, este juego es perfecto para ser entendido y jugado en un corto período de tiempo. Lo que se busca al final es generar interacción y comunicación entre personas que no se conocen en la ciudad. Al ser publicado el video con el piloto de StreetPong, se viralizó rápidamente y según informan sus creadores, el juego está siendo instalado en un semáforo peatonal en Hildesheim (Alemania).
¿Y si pudieras conversar un rato con el poste de la esquina que siempre ves? Este experimento, que se llevó el premio Premio Ciudad Jugable, se llamó literalmente Hello Lamp Post y quiso darle vida a la ciudad de Bristol (Inglaterra) a través de sus objetos más comunes: basureros, buzones, luces, canaletas, pilotes, etc. ¿Cómo? Haciendo que los peatones pudieran conversar con ellos a través de mensajes de texto.
La idea fue darle un valor agregado a la experiencia de caminar por la ciudad y fue posible gracias a que gran parte de la infraestructura de Bristol está marcada con códigos de identificación exclusiva, que se usan para el mantenimiento y la administración. Sólo bastaba con mandar un mensaje escribiendo "Hello + código del objeto" al teléfono de Hello Lamp Post, para despertarlo y poder tener un diálogo y comunicar experiencias.
Así toda la ciudad se convirtió en un gran juego entre Julio y Septiembre de 2013, dando una oportunidad para redescubrir el entorno local, compartir recuerdos de la ciudad y descubrir las historias que otras personas escribieron, ya que el objeto hacía preguntas y además contaba las respuestas de algunos peatones. Se trató de "una oportunidad para reducir la velocidad, reflexionar y darse permiso para jugar", aseguran sus creadores. La idea fue apoyada, patrocinada y financiada por organizaciones como la municipalidad de Bristol, Toshiba, IBM, University of West England, entre otros.
¿Jugaron alguna vez al tesoro escondido en sus casas? Esta es la misma idea, pero mucho más desafiante: en toda la ciudad. Los jugadores, que pueden ser hasta 1500, participan con tablets geolocalizados y van recibiendo los desafíos, preguntas, órdenes, etc. Con esta actividad se redescubren tanto lugares esenciales de la ciudad, como rincones inusuales.
Esta una creación de Urban Gaming, una organización que se dedica a transformar actividades en juegos interactivos con tablets, para incentivar trabajos en equipo en las empresas, introducir nuevos empleados o lanzar conceptos y marcas a través de eventos originales. En esa labor han creado algunos actividades que hacen la ciudad jugable, como este tesoro escondido o también el Juego del Museo, donde los jugadores interactúan con el museo descubriendo novedades y recibiendo desafíos para mostrar su creatividad y astucia.
Como les contamos en un artículo anterior, para incentivar a la gente a botar sus desechos en los basureros y no en la calle, se inventó un genial contenedor que reaccionaba curiosamente al recibir su basura. ¿De qué manera?
Al tirar cualquier cosa, se sentía el ruido de una caída a varios metros, con un final de explosión. Con este sistema de sonido en su interior, se convirtió en el basurero más profundo del mundo, llamando la atención de todo el público e incentivando a tal punto a botar correctamente la basura, que muchas personas buscaban en el suelo papeles para tirarlos dentro de él.
¿Quedaron con gusto a poco? Estas ideas son bastante nuevas y la ciudad jugable es un término reciente que nace como un contrapunto a la Smart City. Es el lado humano y lúdico, más que el práctico, donde la gente, la hospitalidad y la apertura son las claves. Así se permite a los residentes y visitantes de una ciudad, reconfigurar y volver a escribir sus servicios, lugares e historias.
Bristol se consagró como la primera ciudad jugable del mundo, por su enfoque de los espacios públicos, su futuro creativo y cultural, demostrado por proyectos de gran éxito como Hello Lamp Post. Actualmente Recife, la primera ciudad inteligente de Brasil en el marco del Mundial de Fútbol 2014 , está buscando ser también una ciudad jugable. Un grupo de artistas, productores y expertos en tecnología están realizando un laboratorio para crear proyectos que hagan de ella y Bristol un espacio para experiencias entretenidas e interactivas a la vez.