El pasado domingo de Pascua de Resurrección, día de celebración para los cristianos, estuvo teñido por un espantoso atentado terrorista ocurrido en Colombo, la capital de Sri Lanka. Ocho explosiones casi simultáneas, en tres iglesias, tres hoteles, una cerca del zoológico y otra en un barrio residencial, dejaron cientos de muertos y heridos en la ciudad del país insular de Asia. Aquí te contamos el contexto étnico y religioso que ha invadido al país en los últimos años.
Mapa de Sri Lanka/ Google Maps |
Al día siguiente de los ataques, autoridades culparon por los hechos ocurridos a National Thowheed Jamath (NTJ), un grupo islamista local poco conocido. Sin embargo, la complejidad, precisión y devastación del ataque, hacen pensar en la asistencia de redes yihadistas internacionales. Justamente el martes pasado el Estado Islámico (EI) se declaró responsable.
Podría resultar curioso que un país que fue afectado casi 30 años por una guerra civil, causada por conflictos étnicos principalmente entre tamiles (hinduistas) y cingaleses (budistas), haya sido sede de esta tragedia que involucra a las dos minorías religiosas del país: cristianos y musulmanes (9,7%). De hecho, el volumen los musulmanes, hasta 2012, era casi 10 veces menor que la mayoría cingalesa budista (70%). ¿Cuando comenzó todo?
La violencia en el país no es nueva. Y es que Sri Lanka acarreó una guerra civil durante casi tres décadas, donde se enfrentó fuertemente el Estado versus los tamiles, por tensiones étnicas.
El problema básicamente se reducía a que el Estado y la gran mayoría del país, eran cingaleses, mientras que una minoría eran tamiles. Pero las diferencias étnicas también derivaban en religiosas: la minoría tamil es predominantemente hindú (aunque también en menor proporción, musulmana y católica), mientras que la mayoría cingalesa es budista.
¿Dónde parte esto? Los tamiles, originarios del sur de India, consolidaron su presencia en el noreste del país en el siglo X. A finales del siglo XVIII, los británicos trasladaron a las plantaciones de té a miles de tamiles indios. El trato preferente hacia ellos, intensificó el resentimiento de los cingaleses, mayoría en la zona.
Con la independencia en 1948, los gobiernos cingaleses fueron aislando a los tamiles. Por ejemplo, se les rechazó la ciudadanía a aquellos llegados de India en décadas anteriores, lo que truncó su participación cívica.
Durante los años siguientes, los enfrentamientos se apresuraron debido a la declaración del cingalés como único idioma oficial y por los planes de colonización de la provincia oriental, territorio tradicionalmente tamil. En ese entonces, surgieron los inicios del movimiento por un estado tamil en el norte y este de Sri Lanka.
Pero lo que rebalsó el vaso, fue la supresión de las garantías constitucionales de las minorías por la nueva República Democrática Socialista de Sri Lanka, proclamada en 1972.
Ante ello, los partidos tamiles formaron el Frente Unido de Liberación, declaradamente separatista. Pero el movimiento se vio deslegitimado por la irrupción de varios grupos armados.
La situación estalló en julio de 1983, cuando fueron asesinados 13 soldados cingaleses en un ataque del grupo Tigres para la Liberación Tamil, lo que provocó una matanza contra los tamiles. Más de 150 mil huyeron del país y muchos de los que se quedaron formaron las filas para configurar guerrillas.
Pero, ¿quiénes fueron los Tigres? Fue un grupo separatista político armado que luchó por independizarse de las tropas cingalesas estatales, como reacción al sentimiento de discriminación por parte de la población étnicamente mayoritaria.
La guerrilla, bajo el liderazgo de su fundador, Velupillai Prabhakaran, inició entonces una lucha abierta contra el gobierno, con el apoyo de la comunidad tamil india y los tamiles residentes en Occidente. Todo esto desencadenó una violenta guerra civil.
Los Tigres reunieron a los rebeldes y controlaron el noreste del país, estableciendo un estado de facto. Lo lograron con un ejército rebelde, eficaz, disciplinado y sanguinario, pionero del terrorismo suicida, y que recibió financiación y apoyo logístico de exiliados tamiles en India, Reino Unido y Canadá.
Las demandas de los tamiles pasaron principalmente por la creación de una patria tamil (Eelam), la nacionalidad tamil y su derecho de autodeterminación.
La comunidad internacional recién se movió en 1988, colaborando para que las partes se sentaran a conversar. Con la mediación de India (donde hay más de 50 millones de tamiles), se acordó un alto al fuego y el despliegue de una fuerza de paz.
Sin embargo, la lucha continuó. India se retiró en 1990 y un año después, en represalia por la intervención india, los Tigres asesinaron al Primer Ministro Rajiv Ghandi, y en 1993 al presidente de Sri Lanka, Ranasinghe Premadasa. Con estos ataques perdieron el apoyo de los tamiles indios. En 2001, con la mediación de Noruega, se alcanzó un alto al fuego, pero ninguna de las dos partes lo respetó totalmente.
En 2005, el Presidente Mahinda Rajapaksa ganó las elecciones presidenciales con la promesa de aplastar a los Tigres. En el poder, emprendió una fuerte campaña con la que los derrotó en numerosos choques y liberó ciudades con violencia. Descartó tajantemente la autonomía para los tamiles.
Sri Lanka e India colaboraron para impedir el contrabando de armas a los Tigres. Ello aumentó la ofensiva militar en contra de los rebeldes y a principios de 2008, el gobierno formalmente abandonó el cese al fuego de seis años que había sido negociado gracias a las gestiones de Noruega.
A principios de 2009, el ejército de Sri Lanka inició una brutal ofensiva contra los Tigres para la Liberación de Tamil, que terminó con la muerte de sus líderes y la posterior derrota de los tamiles, que habían luchado 26 años por la independencia de esta minoría étnica. Se cree que murieron entre 70.000 y 80.000 personas durante el conflicto.
El presidente socialista Rajapaksa, rechazó las incriminaciones de crímenes de guerra y violación de los derechos humanos. Pero en 2011, Naciones Unidas acusó de crímenes de guerra a los dos bandos y lamentó sus fallos sistémicos a la hora de proteger a la población.
Los sociólogos temen que el resentimiento generado por la brutalidad de la última operación militar por parte del Estado, impida que los tamiles se integren de nuevo a la comunidad cingalesa, y por ello, resurja la violencia. Los cingaleses están divididos entre quienes quieren otorgar a los tamiles una amplia autonomía en el noreste de la isla y los que no.
Aunque Sri Lanka está marcado por las diferencias étnicas y religiosas, hasta ahora no tenía historial de extremismo islamista. Sin embargo, estos han sido víctimas de diversos ataques violentos: en la guerra civil por parte de los Tigres, y en el último tiempo por la mayoría budista-cingalesa extremista.
Luego del fin del conflicto civil en 2009, la violencia en Sri Lanka ha sido esporádica, y ha estado protagonizada principalmente por miembros de la mayoría budista cingalesa que han realizado ataques a mezquitas y otros edificios musulmanes.
Luego de la derrota de los tamiles, los musulmanes y los cristianos evangélicos, aparecieron como blanco favorito de los nacionalistas budistas. Los líderes de la comunidad musulmana afirman que los gobiernos de Sri Lanka no han logrado restaurar la confianza entre los jóvenes musulmanes, luego de los ataques realizados por ciertos miembros de la comunidad budista cingalesa.
El año pasado, en la ciudad de Digana, una turba cingalesa atacó tiendas de musulmanes y mezquitas, dejando a una persona muerta.
"Después de Digana, algunos musulmanes perdieron la fe en que el gobierno los protegería. Algunos llegaron a la conclusión de que tenían que defenderse por sí mismos", dijo Hilmy Ahamed, vicepresidente del Consejo musulmán de Sri Lanka a BBC. Ello podría haber llevado a jóvenes a acercarse a grupos como la National Thowheed Jamath (NTJ).
Se cree que el grupo NTJ surgió el 2014 bajo el liderazgo de Zahran Hashim, un predicador musulmán radical de habla tamil del este de Sri Lanka, atrayendo a jóvenes descontentos. Las agencias de seguridad siguieron de cerca el activismo extremista en la línea de Hashim y les preocupaba que pudiera desarrollar vínculos con Al Qaeda o el Estado Islámico (EI).
De hecho, se supone que Hashim habría publicado en redes sociales videos promoviendo el odio hacia los no musulmanes. Hoy, autoridades confirmaron la muerte de este hombre en los atentados, pues habría sido el autor intelectual bajo órdenes del EI.
La National Thowheed Jamanth (Organización Nacional de Monoteísmo, en español), había sido perseguida hace un año por romper narices de estatuas de Budas y por otros actos vandálicos.
Los islamistas son considerados un grupo marginal extremista dentro de una pequeña minoría religiosa, y la NTJ era percibida como un grupo antibudista que buscaba impulsar el islamismo de forma violenta en Sri Lanka.
Mientras que durante la guerra civil de Sri Lanka, los turistas extranjeros se salvaron de los ataques, esta vez muchos fueron asesinados. Eso hace sospechar aún más sobre los vínculos con grupos internacionales de gran alcance, como el EI.
Aunque las conexiones con el EI parecen ser recientes, se podrían relacionar con las redes extremistas de yihadistas que operan continuamente de forma violenta en el sur de Asia, que han atacado países como India, Pakistán o Afganistán. Sin embargo, a pesar de que la atribución de los atentados al EI es clara, es difícil corroborar si los autores fueron entrenados por este o solo se inspiraron en el grupo.
Las agencias de seguridad extranjeras, advirtieron a las autoridades de Sri Lanka hace más de cuatro meses que estaba activa una red de extremistas islámicos violentos en el país, con probabilidad de que ocurrieran ataques terroristas.
Pero, ¿por qué atacar a los cristianos, si los budistas eran quienes acosaban a los musulmanes? Aunque el papel exacto del EI no sea claro, es posible que el grupo haya reorientado a la red de Hashim hacia los objetivos más estrechamente asociados con su ideología yihadista global, que lógicamente no se limita a la destrucción de monumentos budistas. Hashmi apareció en el video publicado por el EI el martes tras asumir la responsabilidad del atentado.
Los cristianos tienen data de un larga persecución en el mundo y en Sri Lanka. Durante el año pasado, hubo 86 incidentes de discriminación, amenazas y violencia hacia ellos, según grupos que representan a más de 200 iglesias y organizaciones cristianas. Y este año, la Alianza Evangélica Cristiana Nacional de Sri Lanka (NCEASL), registró 26 incidentes.
Según la organización evangélica internacional de asistencia Open Doors, entre los motivos de la persecución de los cristianos, sobresalen la opresión islámica, la hostilidad política oficial y el nacionalismo de motivación religiosa.
Mientras los cristianos son vistos como enemigos públicos por los regímenes de China, Vietnam y Corea del Norte; en India y Sri Lanka los motivos nacionalistas son decisivos para la persecución.
Johannes Seibel, experto en religión, sospecha que los recientes ataques contra cristianos en Sri Lanka podrían también deberse a la "importación del terrorismo islamista, en cooperación con islamistas locales", y aseguró que en los últimos años, se ha visto este patrón más a menudo en Asia, especialmente en el día de Pascua.
Esto es bajo el clásico llamado del Estado Islámico, en el que supuestamente el islam y el cristianismo se enfrentan en una guerra global. El EI asocia el cristianismo a Occidente y especialmente con Estados Unidos.
Pero en esta mezcolanza de tensiones étnicas y religiosas en Sri Lanka, los cristianos son casi la única religión que no ha ejercido ningún tipo de violencia, ya que en ella confluyen diferentes etnias.
En los medios ha circulado también información sobre una posible relación entre los atentados y una supuesta respuesta a los ataques a las dos mezquitas musulmanas en Christchurch, Nueva Zelanda, que dejaron 50 muertos y que fueron realizados por un supremacista blanco en marzo pasado.
El secretario general indio de la Alianza Evangélica, Vijayesh Lal, advirtió a DW sobre el riesgo de alimentar el espiral del odio y violencia interreligiosa: "Los ataques en Sri Lanka son una prueba de que la violencia por motivos religiosos y el terrorismo están aumentando". Ello incluye tanto el ataque atribuido a los extremistas islámicos en Sri Lanka, como lo ocurrido en Christchurch, Nueva Zelanda.
Por el momento, ya hay más de 60 detenidos sospechosos por haber actuado en los atentados del pasado domingo, y en este minuto las autoridades buscan más conexiones con el extranjero.
Luego de la guerra civil, Sri Lanka intentó salir de la sombra de los conflictos, dejando de lado las tensiones y atropellos de ambos bandos que cobraron víctimas militares y civiles. Sin embargo, los últimos hechos dejan a la luz que no ha sido posible.
Es preocupante que en estos tiempos aún cueste la convivencia y tolerancia entre personas de diferentes religiones, llegando a consecuencias tan dramáticas. Urge buscar globalmente un diálogo interreligioso, la existencia concreta de libertad de credo y el respeto a la diversidad en todas sus formas.