"Hoy, 23 de enero de 2019, en mi condición de presidente de la Asamblea Nacional [Congreso] e invocando los artículos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ante Dios, Venezuela y mis colegas diputados, juro asumir formalmente las competencias del ejecutivo nacional como presidente encargado".
Con esas palabras, en la Plaza Juan Pablo II de Chacao (Caracas), ante miles de personas provenientes de distintos puntos de la capital venezolana, Juan Guaidó tomó las riendas del país caribeño para ─apegado a lo que establece la ley─ seguir ejecutando los pasos de una hoja de ruta que contempla la declaración de usurpación del cargo por parte de Nicolás Maduro y, a través de un gobierno de transición, realizar elecciones presidenciales.
Desde entonces, la política internacional ha estado dividida entre quienes reconocen a Guaidó como nuevo mandatario y los que mantienen su apoyo a Maduro, mientras que en Venezuela arrecian las medidas del régimen para responder a lo que ellos han catalogado un golpe de estado. ¿Cómo se convirtió Venezuela en centro de la geopolítica mundial y qué pasará en las próximas semanas?
Hagamos un breve repaso de la situación previa a lo ocurrido el pasado 23 de enero. La Asamblea Nacional, conformada en su mayoría por diputados de los partidos de oposición, declaró el 16 de enero la usurpación del cargo de presidente de la República por parte de Maduro.
El argumento de los parlamentarios es que las elecciones llevadas a cabo el 20 de mayo de 2018, en las que Maduro fue reelegido para su segundo periodo, no contaron con las garantías necesarias por parte del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, ni con observación internacional, para ser consideradas válidas y justas.
Con la declaración de usurpación hecha días después de la juramentación de Maduro para iniciar su segundo periodo, otra interrogante aparece: si él no es presidente, ¿quién encabeza el ejecutivo venezolano?
Para algunos, Guaidó aparece como respuesta a esta pregunta, ya que la constitución venezolana establece en el artículo 233 que, ante la falta absoluta del presidente, y mientras se elige al nuevo jefe de Estado, "se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional".
Dicho artículo permite aclarar la situación de Guaidó: es solo el presidente encargado, quien deberá convocar a nuevas elecciones y el reconocimiento a su figura y sus decisiones es el primer paso hacia una transición que permita recuperar el orden constitucional.
Horas después de la toma del cargo por parte de Guaidó, varios jefes de Estado empezaron a pronunciarse al respecto, respaldando la decisión tomada por la oposición venezolana. La mayoría de los gobiernos que manifestaron su apoyo al nuevo presidente, pertenecen al Grupo de Lima, una instancia integrada por naciones de América.
"Reconocemos a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como presidente interino de Venezuela. Apoyamos su compromiso de convocar a elecciones presidenciales libres y justas [...] rechazamos el ilegítimo reclamo de poder del régimen de Maduro y reiteramos que una resolución de la crisis en Venezuela solo puede lograrse a través del liderazgo y el coraje de los propios venezolanos", afirmó Chrystia Freeland, Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá y una de las voces más comprometidas con la causa del país petrolero.
En Chile, el presidente Sebastián Piñera apoyó las medidas de la oposición venezolana y manifestó su respaldo al nuevo mandatario encargado. "La única salida pacífica a la crisis que vive Venezuela son elecciones libres, limpias, democráticas y transparentes [...] queremos manifestarle nuestro total apoyo [a Guaidó] en su importante y trascendente misión de poder avanzar hacia la recuperación de la democracia, del Estado de derecho y de las libertades de un país hermano".
Días después, otras naciones como Israel, Australia y Reino Unido, así como instancias internacionales como la Unión Europea, se sumaron al apoyo del presidente encargado de Venezuela. Pero, ¿cómo contribuye todo este respaldo a la causa de gran parte de los venezolanos?
Las medidas que tome cada uno de estos gobiernos termina por cercar y cerrarle posibles salidas a un régimen que se aferra al poder. Reino Unido, por ejemplo, ha decidido sancionar económicamente a Maduro y compañía, negándoles el retiro de 1.200 millones de dólares (800 mil millones de pesos) en reservas de oro.
Estados Unidos, por su parte, anunció nuevas medidas contra la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y señaló que las ganancias que se produzcan debido a las negociaciones de crudo entre ambas naciones, se pondrán a disposición del presidente encargado.
Esta avalancha de eventos y decisiones internacionales generaron reacciones por parte de Maduro y sus círculos más cercanos, siendo la más sobresaliente de ellas la ruptura de relaciones con Estados Unidos, pues aseguró que Donald Trump está detrás del "plan para derrocarlo".
"Es una gravísima irresponsabilidad del Gobierno de Estados Unidos, de los extremistas que han asaltado el poder en Washington, el querer conducir a Venezuela a un enfrentamiento interno, a un enfrentamiento civil y violento", afirmó el líder socialista.
Otro de los hechos que llamó la atención durante las últimas semanas, fue la presunta presencia de paramilitares rusos en territorio venezolano, para proteger a Maduro de un posible atentado en su contra. Dicha aseveración fue desmentida posteriormente por el gobierno ruso, aliado de Venezuela durante la última década.
El escenario, que tiene a Venezuela en el medio, muestra a las grandes potencias mundiales en posiciones contrapuestas respecto a la situación que se vive en la nación sudamericana; mientras unas respaldan a Guaidó y exigen que se lleven a cabo elecciones, otras mantienen su apoyo a Maduro y piden no interferir en los problemas políticos de la nación caribeña.
El llamado realizado por Guaidó a la población venezolana, es el de mantenerse en la calle, manifestar el apoyo a sus decisiones a través de marchas, para demostrar a Maduro y compañía que cuentan con el respaldo de la ciudadanía, a pesar de las posibles acciones de represión por parte de los cuerpos militares de la nación.
Para ello, se escudan en lo establecido en los artículos 333 y 350 de la constitución venezolana, que establecen el desconocimiento a "cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".
Además, Guaidó ha tratado de ganarse el apoyo de la Fuerza Armada venezolana (cuyo seno se mantiene fiel a Maduro), impulsando desde la Asamblea Nacional una ley de amnistía para aquellos que se rebelen contra el régimen y colaboren con la restitución del orden constitucional.
El Ministerio Público de Venezuela, por su parte, ha iniciado una investigación contra Guaidó que podría impedirle la salida del país y acabar en una posible detención, aunque la comunidad internacional ya ha reaccionado ante cualquier acción que ponga en peligro al presidente encargado de Venezuela.
El tablero de ajedrez en el que se ha convertido Venezuela en las últimas semanas, tiene a Guaidó y Maduro moviendo cuidadosamente sus piezas y con los ojos del mundo atentos a lo que suceda. El camino, por lo menos el que muchos desean, es que se pueda convocar a elecciones y se resuelva el destino del país caribeño a través de la vía de la democracia.