*Esta nota fue originalmente publicada el 27 de noviembre de 2018.
Muy rara vez ha pasado en la historia que hay un pueblo que dice: ¿Saben qué? Se me van todos y nos dejan tranquilos. Un ejemplo: el Shogunato Tokugawa, en Japón, aplicó una política de aislacionismo que perduró por más de 200 años. Pero la “aislación” es así, con comillas, porque incluso en estos casos tan extremos el contacto con el exterior nunca cesa totalmente.
Hoy en día, en tiempos donde ya hay gente que piensa a mandarse cambiar a Marte, resultaría aún más difícil lograr “esconderse” de la civilización moderna. Y aun así, hay pueblos que lo han logrado.
Son los llamados pueblos o tribus "no contactados”, grupos humanos que viven sin tuitear, sin Cyber Mondays ni Santas Yapas. De hecho, prefieren modos de vida que algunos considerarían “primitivos” y, quizá más chocante: realmente no tienen interés en integrarse al mundo globalizado.
Justamente este año, la existencia de estas tribus ha sido resaltada por medios debido a la desafortunada muerte de un misionero estadounidense a manos de miembros de un pueblo aislado en el océano Índico. “La tribu más peligrosa del mundo”, es el sensacionalista título escogido por algunas publicaciones.
En El Definido te contamos el trasfondo, las complicaciones de tratar con estos grupos y la importancia de identificarlos sin molestarlos.
¿Cuáles son y dónde están?
El censo de pueblos que no quieren ser vistos y menos contados, ya es una complicación inicial para hablar de ellos.
Survival International, ONG que defiende los derechos de estos grupos, los estima en al menos 100. Estos están ubicados, en su mayoría, en el Amazonas, sobre todo hacia al oeste, en la convergencia de fronteras entre Brasil, Perú y Bolivia.
También hay una concentración importante en la isla de Nueva Guinea, dividida entre Indonesia y Papúa Nueva Guinea. ¿Y quiénes fueron los que mataron al misionero? Los sentinelenses, de la isla Sentinel del Norte, en medio del océano Índico, al este de la India.
La dificultad del terreno ha sido el principal elemento que ha mantenido a estas poblaciones aisladas. Selvas, montañas o agua, han funcionado como barreras naturales para antiguos intentos de colonización y presentes tentativas de contacto.
Las estimaciones de población no superan, para ninguno de los casos, los mil miembros. Algunos pueblos, de hecho, contarían con menos de 100 individuos.
“No contactadas”
Lo primero que hay que entender sobre estos pueblos, es que es casi imposible que no hayan sido contactados de alguna forma, por lo que no hay que tomarse el término de forma literal.
En el caso de los sentinelenses, sabemos que cuando India envió un helicóptero a la isla en 2004, para verificar el estado de sus habitantes luego del tsunami que recorrió el mar Índico, este fue recibido a flechazos. También se sabe que utilizan el metal de naufragios para fabricar herramientas. Es decir, incluso no pisando su isla, la “civilización” ya ha afectado su manera de vivir.
Sentinelense recibiendo a flechazos la visita del helicóptero. Fuente: BBC/Survival International |
Lo mismo sucede en al Amazonas, donde tribus “no contactadas” son frecuentemente documentadas mediante fotografías aéreas, una forma de contacto por sí misma. Incluso libros se han escrito sobre expediciones que buscan identificarlas, como el del periodista Scott Wallace, un tomo de 500 páginas sobre, literalmente, contactar a una tribu “no contactada”.
Tampoco son tribus completamente aisladas, ya que parte de su supervivencia consiste en conocer sus alrededores y a quienes habitan en ellos, que pueden ser otras tribus “no contactadas” o ya algo integradas. "Casi todas las comunidades humanas han estado en contacto unas con otras desde que tenemos registros históricos o arqueológicos", señala el antropólogo Alex Golub para la BBC.
¿Qué significa entonces este término? ¿Qué diferencia hay entre una tribu “no contactada” y una “regular”? Survival International define a una tribu “no contactada” como “pueblos tribales que no tienen contacto pacífico con nadie en la sociedad convencional o dominante”. Es decir, contacto pudo haber en el pasado o puede haber en el presente, pero su disposición defensiva a estos intercambios señala que va contra sus deseos. ¿La razón? Miedo.
Muchas de estas tribus ya han tenido contactos limitados con el mundo exterior (en ocasiones, por interés propio), pero las consecuencias no fueron positivas, dándose casos de traspaso de enfermedades, esclavización y explotación de los recursos de los que dependen.
Y si no quieren ser contactadas, ¿por qué hablar de ellas?
Si quieren vivir tranquilas, ¿por qué ONGs publican fotos de ellas o financian expediciones para encontrarlas?
Dado el estado de la explotación de los recursos naturales, sobre todo en el Amazonas, las barreras naturales de las tribus “no contactadas” ya no son garantía suficiente para su aislación. Como dato: hace 50 años, en Brasil, habían más de 250 tribus con este estatus; hoy, menos de 70. Muchas de ellas, de hecho, ya se han relocalizado numerosas veces escapando de las intervenciones, tanto legales como ilegales, de empresas ganaderas, forestales y mineras.
La difusión de estas tribus y sus deseos, sirve como remedio a su invisibilización y busca evitar que la deforestación y la explotación de otros recursos naturales les pasen, literalmente, por encima, asegurando que cualquier contacto sea realizado bajo protocolos que garanticen la seguridad de todos los involucrados (lo que no sucedió en el caso del misionero estadounidense).
En el último siglo, los casos de asimilación forzada de tribus son tan numerosos como lamentables. En los 80s, por ejemplo, la tribu Nahua del Amazonas peruano fue arrasada por la influenza. “Las altas tasas de mortalidad sufridas históricamente por los pueblos indígenas ante la expansión de enfermedades externas, se continúan produciendo en los pueblos en aislamiento, contacto inicial y contacto reciente”, señala la antropóloga peruana Beatriz Huertas Castillo. No es para menos: se estima que hasta la mitad de una tribu podría morir en los meses siguientes a un primer contacto.
Vivienda construida por un hombre conocido como "el último de su tribu". Por décadas ha evitado intentos de contacto con autoridades brasileñas. Se cree que es el único sobreviviente de una tribu que habría sido masacrada por ganaderos. Fuente: Survival International |
Una imagen área, aunque pueda parecer invasiva, es una herramienta que podría salvar a estos pueblos y las tierras de las que dependen. “Las tribus no contactadas no son reliquias primitivas de un pasado remoto. Viven en el aquí y ahora. Son nuestros contemporáneos y una parte vital de la diversidad de la humanidad, pero enfrentan una catástrofe a menos que su tierra esté protegida”, señaló recientemente Stephen Corry, director de Survival International.
Será un tema cada vez más relevante, considerando que, según reportes recientes, la deforestación del Amazonas está en su punto más alto de la última década. Destacar la labor de ONGs como Survival International y sus esfuerzos por hacer ver al mundo a aquellos que, voluntariamente, han permanecido aislados, resulta fundamental. Conocerlos no implica alterar su modo de vida, sino al contrario, comprenderlo y respetarlo.
¿Crees que les será posible permanecer aisladas en el futuro?
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