Las naciones del occidente europeo tuvieron una accidentada sucesión de guerras que duró por cientos de años, desde las guerras napoleónicas, entre 1803 y 1815, hasta las dos guerras mundiales, en la primera mitad del siglo XX.
Afortunadamente, al final de la Segunda Guerra Mundial, la determinación de los líderes de Francia, Alemania Occidental, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo e Italia, llevó a la integración económica y comercial, la cual ha facilitado un período interrumpido de paz en la zona.
Con la ayuda de Estados Unidos, aliado cercano de Europa occidental desde el final de la Segunda Guerra, los países democráticos del continente se reconstruyeron, fortalecieron sus instituciones políticas e integraron sus economías. En 1951 se firmó el Tratado de Paris, creando la Comunidad Europea del Carbón y el Acerocon Francia, Alemania Occidental, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo e Italia, como miembros fundadores.
Con el paso del tiempo y la integración de nuevos países miembros, también se crearon la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de la Energía Atómica, hasta que todas estas instituciones se transformaron en lo que hoy es la Unión Europea. El éxito de este experimento sociopolítico, provocó tanto optimismo, que muchos de los países miembros decidieron adoptar una moneda común, el Euro, y muchos académicos hablaban de lo cerca que estaba la fundación de los Estados Unidos de Europa.
Pero ¿todo es miel sobre hojuelas?, ¿qué se viene ahora por delante? El ambiente de relativa calma y también las amenazas externas, podrían conducir a una inusitada forma de integración en la zona: un ejército conjunto, impulsado hasta ahora por Alemania y Francia. ¿Qué tan viable es? En El Definido te lo contamos.
Pero no todo ha sido color de rosa. Todos conocemos la historia de las últimas décadas en el continente europeo, las guerras en los Balcanes, seguidas por la guerra en Ucrania, la crisis financiera del 2008, la casi-salida de Grecia de la unión monetaria, la reciente crisis de los inmigrantes, el voto del Brexit en el Reino Unido y la llegada al poder de partidos extremistas. Todos estos acontecimientos han sacudido el optimismo, poniendo a prueba la unión de 27 países con culturas, idiomas y economías distintas.
Además de estos factores internos, Europa se enfrenta también a nuevos retos más allá de sus fronteras: Rusia fortalecida y amenazante, un Medio Oriente en guerra, China acaparando cada vez más la economía global y el presidente Trump, quien ha demostrado no ser un aliado confiable y seguro de la zona.
Ante este escenario tan complejo, los motores económicos y líderes políticos de la Unión Europea, que son Francia y Alemania, han decidido redoblar esfuerzos para asegurar un futuro pacífico y próspero para el continente. La gran apuesta del presidente Macron y de la canciller Merkel, es más integración económica, financiera, política y militar.
Hoy día, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es el principal mecanismo de coordinación militar que existe para los ejércitos nacionales de los países miembros de la Unión Europea. Sin embargo, la OTAN, que fue creada en 1949 para hacerle frente a la Unión Soviética, es solamente una alianza e incluye a los Estados Unidos, a Canadá y al Reino Unido.
En cambio, la propuesta del presidente francés y la canciller alemana es a favor de la creación de un solo ejército para la Unión Europea, con soldados de cada uno de los países miembros, marchando hombro a hombro. De esta manera, declaró la canciller Merkel en el Parlamento Europeo, “un ejército europeo demostraría al mundo que entre los países de Europa nunca más puede haber guerra”.
Naturalmente, pasarán muchos años antes de que esta visión se haga realidad (si es que algún día esto sucede). Aun así, la visión de los promotores de este proyecto es clara, la Unión Europea debe comportarse cada vez más como un país (como “los Estados Unidos de Europa”), asumiendo sus responsabilidades políticas para poder hacer frente a los retos del siglo XXI.
La creación de un ejército europeo tiene varios desafíos, más allá de las luchas ideológicas sobre si este importante paso es o no una buena idea. Por ejemplo, para dirigir un ejército europeo, se necesitaría la creación de un mando central en el que los 27 países miembros se sientan representados, de manera que un general italiano o polaco, pueda dirigir batallones franceses y belgas sin que haya roces jerárquicos o insubordinación.
De igual manera, se tendría que estandarizar el entrenamiento de los soldados en toda la Unión y se tendrían que homogenizar los equipos que utiliza cada país. Actualmente, los aviones y los tanques alemanes son distintos a los que usa el ejército español, por ende, no es tan fácil la cooperación, ya que cada soldado es entrenado para manejar unos equipos particulares.
Por último, está el tema del financiamiento de un ejército europeo, ya que actualmente cada país tiene su propio presupuesto de defensa. La creación de un ejército común, implicaría un presupuesto común en el cual cada país miembro se comprometería a una contribución fija anual y a largo plazo. Hoy día, con la alianza de la OTAN, cada país miembro tiene en teoría un compromiso de consagrar un 2% de su producto interno bruto (PIB) nacional, en presupuesto para la defensa. Sin embargo, solamente un puñado de países adhiere a este compromiso, lo cual ha provocado fricciones históricamente y también crea serias dudas sobre un acuerdo duradero en el caso de crear ejército común.
Naturalmente, la idea de un ejército común europeo tiene muchos detractores dentro de la Unión Europea, particularmente entre los partidos y movimientos nacionalistas, como la Agrupación Nacional en Francia, Viktor Orban en Hungría y Matteo Salvini en Italia. Sin embargo, las críticas más vocales en semanas recientes, han venido del presidente Trump.
En un tuit el 13 de noviembre, Trump se declaró ofendido ante la idea de un ejército europeo, ya que Europa tiene una alianza militar histórica con los Estados Unidos mediante la OTAN. Más aún, lanzó un ataque contra la idea de un ejército que una a Francia y Alemania, al recordar que durante la Segunda Guerra Mundial, fueron los alemanes quienes invadieron París y los Estados Unidos los que ayudaron en la liberación de Francia.
Emmanuel Macron suggests building its own army to protect Europe against the U.S., China and Russia. But it was Germany in World Wars One & Two - How did that work out for France? They were starting to learn German in Paris before the U.S. came along. Pay for NATO or not!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 13 de noviembre de 2018
“Emmanuel Macron sugiere construir su propio ejército para proteger a Europa contra Estados Unidos, China y Rusia. Pero fue Alemania en la Primera y Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo funcionó eso en Francia? Comenzaban a aprender alemán en París antes de que apareciera Estados Unidos. ¡Pague por la OTAN o no!”.
Lo que no reconoce Trump, es que el esfuerzo por crear un ejército europeo liderado por Macron y Merkel, responde principalmente a las declaraciones estadounidenses que parecen dejar a Europa a su propia suerte. Con sus acercamientos al autoritario presidente Putin, Trump crea escepticismo en la Unión Europea sobre la disposición de los Estados Unidos de defender a sus aliados en caso de un enfrentamiento con Rusia.
Realmente la propuesta de un ejército europeo es profundamente ambiciosa, pues en la actualidad sus implicaciones son más retoricas que prácticas. Antes de lograr consenso para crear unas fuerzas armadas conjuntas, los líderes de la Unión Europea deben enfocarse en sincronizar sus agendas de política exterior de manera que establezcan prioridades comunes y consensuadas. Por ejemplo, hoy día las prioridades de defensa y política exterior de Finlandia y de Letonia en Europa del este, son contener la amenaza rusa y mantener sus fronteras aseguradas. Mientras tanto, las prioridades de Italia y de España, son las olas migratorias que llegan desde África. Por otra parte, Alemania y Francia están enfocados en la lucha antiterrorista dentro y fuera de sus fronteras.
Esta marcada diferencia, tendría serias implicancias prácticas si se crea un ejército europeo, porque cada país querría atender sus prioridades y no entregar sus recursos para una serie de operaciones que le son irrelevantes. Ciertamente, la idea de un ejército europeo es buena, porque la Unión Europea pasaría de tener 27 fuerzas armadas, a solo tener una. Sin embargo, queda claro que hay muchas preguntas por contestar antes de que este ambicioso proyecto, logre hacerse realidad.