El Reino de Suecia (no Suiza, ojo) es un país del norte de Europa, localizado en la región conocida como Escandinavia. Vecino de Finlandia y Noruega, Suecia es un país miembro de la Unión Europea desde 1994. ¿Qué más sabemos de este (frío) territorio?
Que es altamente industrializado, tiene un producto interno bruto (PIB) de aproximadamente $521 mil millones de dólares, lo cual es un poco superior al PIB chileno, de $451 mil millones de dólares. Y, si seguimos con las comparaciones, solo cuenta con unos 10 millones de habitantes, frente a los casi 18 millones de chilenos. Esto significa que, en Suecia, el PIB por persona, es decir la cantidad de recursos económicos disponibles para seguridad social, cuidado médico y educación, es aproximadamente el doble de lo que es en Chile.
Suecia es una monarquía constitucional parlamentaria, similar a España y el Reino Unido, es decir, hay un monarca como jefe de estado —en este caso Carlos XVI Gustavo- y un primer ministro elegido desde el parlamento como jefe de gobierno. Las elecciones generales celebradas cada cuatro años determinan la composición del parlamento sueco, conocido como el Riksdag, el cual tiene un total de 349 miembros.
Sin embargo y a pesar de sus elevados y positivos indicadores económicos, las elecciones generales celebradas en Suecia el pasado 9 de septiembre, demuestran que ningún país está exento de la ola antinmigración que ha arropado a Europa. ¿Y por qué hoy en El Definido decidimos hablar de esto? Lee a continuación y sabrás qué se teje en la política de esos helados parajes del norte del mundo.
¿Un país excepcional?
Durante la última década, con la creciente crisis de la migración a través de Turquía y el Mediterráneo, Suecia había asumido una postura de acogida frente a los inmigrantes en busca seguridad y oportunidades en Europa. Pues es normal que uno de los países más ricos y educados del continente, que también tiene una baja densidad de población, acogiera a una buena cantidad de los más necesitados que tocaban sus puertas. De hecho, proporcionalmente, Suecia es el país que más inmigrantes por habitante ha recibido en toda la Unión Europea. Tan sólo en el año 2015, Suecia recibió 163.000 inmigrantes como refugiados.
Sin embargo, al igual que en Francia, Alemania, Inglaterra, los Países Bajos, Hungría y otros países de la Unión Europea, es evidente que en Suecia la acogida indefinida de inmigrantes tiene opositores sociales y políticos. Durante varios años, analistas dentro y fuera de Suecia, escribieron con orgullo sobre cómo la excepcionalidad sueca había permitido implementar una generosa política de acogida sin alterar el orden político nacional. Lamentablemente, las recientes elecciones generales, demuestran que, aún en un país tan desarrollado, la generosidad de los ciudadanos no es infinita.
¿Cómo se distribuyen las fuerzas ahora?
El 9 de septiembre, las elecciones generales celebradas en Suecia representaron un fuerte golpe para los dos partidos principales, que han gobernado el país en décadas recientes. El Partido Socialdemócrata Sueco, actualmente en el poder, redujo su representación en el Riksdag de 133 diputados a tan solo 100. Por otra parte, el Partido Moderado, principal agrupación de la centro-derecha y actualmente en la oposición, pasó de tener 84 diputados a tan solo 70. Este debilitamiento de los principales partidos en Suecia dificulta la creación del próximo gobierno, ya que se necesitará una coalición de varios partidos para obtener una fuerza significativa en el Riksdag.
En cambio, los grandes ganadores de las elecciones, fueron los partidos minoritarios, en particular el controversial partido de los Demócratas de Suecia. Fundado en 1988, los Demócratas de Suecia ha sido tradicionalmente un partido de extrema derecha que no tuvo ninguna representación en el Riksdag hasta el 2010. Para sorpresa de muchos, las posturas de los Demócratas de Suecia al igual que el carisma de sus dirigentes, han logrado atraer a muchos votantes suecos. Es así como se convirtieron en el tercer partido más votado en las elecciones del 9 de septiembre, logrando asegurar puestos para 62 diputados en el Riksdag.
Con su retórica nacionalista, sus posturas anti-migración y sus propuestas en contra de la Unión Europea, los Demócratas de Suecia han sido tradicionalmente una minoría y una anomalía de la política nacional. Por ende, todos los partidos tradicionales y los principales líderes políticos, los habían marginado en los debates políticos de los últimos años. Más aun, ante el auge de partidos similares a este en varios países de la Unión Europea, las dos grandes coaliciones políticas en Suecia prometieron durante la campaña electoral del pasado año, que bajo ninguna circunstancia harían alianza con el partido de extrema derecha para formar un futuro gobierno.
¿Aliarse o no aliarse?
Durante las semanas que han transcurrido desde las elecciones del 9 de septiembre, Suecia ha permanecido en un estado de incertidumbre ante las dificultades que los dos principales partidos políticos del país están teniendo para formar un nuevo gobierno.
Por un lado, la coalición oficialista de centro-izquierda (una suerte de Nueva Mayoría sueca), que está conformada por Partido Socialdemócrata Sueco, el Partido Verde y el Partido de Izquierda, apenas suma 144 diputados, sobre un total de 349 en el Riksdag. Simultáneamente, la Alianza de centro-derecha (similar a Chile Vamos), compuesta por el Partido Moderado, el Partido de Centro, el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Liberal, tan solo cuenta con 143 diputados en el Riksdag.
Esta situación, ha llevado a ambos lados a reconsiderar su promesa electoral de no crear alianza con los Demócratas de Suecia. De hecho, si cualquiera de los dos bloques decide hacer una alianza con ellos, automáticamente accederían a una mayoría capaz de gobernar, pero tal decisión tendría fuertes repercusiones políticas con respecto a las bases que votaron bajo la promesa de no aliarse a la extrema derecha.
Por el momento, la política en Suecia se mantiene a la expectativa de las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno. Los partidos tradicionales están explorando todas las alternativas posibles antes de ceder a una alianza con los Demócratas de Suecia, pero queda claro que las restrictivas políticas migratorias y sociales propuestas por este partido de ultra-derecha, han cautivado la atención de gran parte de la ciudadanía.
Si los partidos tradicionales están decididos a no incorporar a los Demócratas de Suecia en el próximo, la única alternativa posible parece ser un gobierno similar a la gran coalición que actualmente gobierna en Alemania. Este modelo se adoptó ante una similar derrota de los partidos tradicionales, y consiste en una gran coalición de centro en la cual los partidos de derecha y de izquierda se unen para poder gobernar sin los extremos.
Sin embargo, crear una gran fuerza política de centro con el fin único de gobernar, excluyendo a los partidos de extremos, conlleva el riesgo de que nada cambie en la toma de decisiones y que los grupos de extremos sigan creciendo hasta el punto de que estos puedan gobernar solos.
Próximos Pasos
La nueva sesión del Riksdag comenzó hoy y el primer ministro Stefan Lofven, de la coalición de centro-izquierda y quien gobernó Suecia desde el 2014, ya fue destituido mediante una moción de censura. Como obtener una mayoría parece imposible dadas las circunstancias del momento, el próximo gobierno deberá obtener el apoyo tácito de partidos fuera de su coalición mediante una abstención durante la votación. Ninguna de las dos coaliciones tiene los 175 diputados necesarios para asegurar una mayoría, por ende solo con la abstención de algunos partidos podrá cualquiera de los candidatos a primer ministro ser confirmado.
Con la destitución de Stefan Lofven, podría ser que la Alianza de centro-derecha esté dispuesta a favorecer con su abstención a un candidato más moderado de la coalición de centro-izquierda. Por el contrario, si Ulf Kristersson, líder de la Alianza de centro-derecha, desea gobernar, tendrá que hacerlo con la ayuda de los 62 diputados del partido Demócratas de Suecia. Como ya anunció Jimmie Åkesson, líder de los Demócratas de Suecia, “si Ulf Kristersson quiere ser primer ministro, solo puede serlo con mi ayuda”.
En últimas, la constitución de Suecia solo permite cuatro intentos de votación para conformar un nuevo gobierno antes de que se tengan que convocar nuevas elecciones generales.
¿Crees que la Alianza de centro-derecha o la coalición de centro-izquierda deberían olvidar su promesa y gobernar junto a los Demócratas de Suecia?
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