13 años después, las heridas causadas por el huracán Katrina, en Estados Unidos, siguen sin sanar del todo. Aún se desconoce el número de víctimas, aunque la mayoría de las fuentes coinciden en que fueron más de 1.800 personas las que perdieron la vida durante dicha catástrofe natural, que afectó a Nueva Orleans y a otras regiones cercanas.
Aproximadamente, el 80% de los habitantes de Nueva Orleans debieron ser evacuados durante dicho acontecimiento y algunas familias, como la de Bridget Anderson, no han podido regresar a sus barrios, pues todavía hay zonas en las que se siguen recuperando viviendas.
Son las secuelas de un acontecimiento que, además, causó un daño económico de 146.000 millones de dólares en pérdidas materiales (una cifra que supera los 99 billones de pesos chilenos).
Pero Katrina también significó el nacimiento de una organización que fue un importante factor durante la intervención de la ciudad de Nueva Orleans y que, actualmente, se ha convertido en uno de los movimientos más importantes en el restablecimiento de zonas afectadas por desastres naturales. Esta es la historia del Saint Bernard Project.
Zack Rosenburg y Liz McCartney, decidieron viajar a Nueva Orleans seis meses después del paso de Katrina, para servir como voluntarios en la recuperación de casas en la parroquia de San Bernardo. Lo que se inició como un plan de dos semanas, se convirtió en un proyecto a largo plazo, en el que había un objetivo en particular: tratar de reducir el tiempo de restauración de las poblaciones afectadas para que los damnificados pudieran regresar con normalidad a sus vidas.
Fue así como nació el Saint Bernard Project, hoy conocido como SBP, una organización liderada por Rosenburg y McCartney que, hasta el presente, se ha involucrado en la recuperación de ocho ciudades que han padecido las consecuencias de una catástrofe natural.
La misión de esta institución no solo se limita a actuar luego del fenómeno natural, sino que también busca canalizar los recursos y herramientas necesarias para ayudar a las localidades a contrarrestar los efectos de alguna catástrofe antes de que esta ocurra.
Creadores del programa "Entrenamiento de resiliencia", SBP ofrece "capacitación gratuita para propietarios de viviendas y empresas, en comunidades identificadas 'en riesgo' ante eventos de viento o agua", especifican en su sitio web, agregando que Luisiana, Texas y Nueva Jersey ya se han beneficiado de dicha iniciativa.
"SBP no es una organización de respuesta a desastres, somos un grupo de recuperación a largo plazo. Pero, a lo largo de los años, hemos aprendido que si no ingresas rápidamente a las zonas afectadas, pueden ocurrir muchos errores, por lo que también hemos adoptado la fase de respuesta", explica Reese May, jefe de estrategia e innovación de SBP.
El modelo de trabajo del Saint Bernard Project, involucra varias fases antes y después de que una catástrofe natural ocurra, lo que ellos han denominado intervenciones.
Cuando una tormenta o huracán se acerca a un pueblo, miembros de SBP evalúan las opciones de respuesta con las que cuenta dicha comunidad, teniendo en cuenta que cada localidad y cada fenómeno natural es diferente. En su sitio web explican las cinco acciones que forman parte de las intervenciones ante eventos climáticos de graves consecuencias:
1. Preparar: incluye la aplicación de programas como "Entrenamiento de resiliencia", dando a conocer los pasos específicos para disminuir los riesgos y mejorar la capacidad de recuperación de la ciudad que se verá afectada, siempre y cuando se trate de un fenómeno natural predecible (tormentas, huracanes, tifones).
2. Compartir: consiste en difundir la labor de SBP para que más organizaciones de este tipo cuenten con el conocimiento y los protocolos que ellos han desarrollado, basándose en la experiencia obtenida en las diferentes localidades en las que han actuado.
3. Asesorar: una vez que ocurre el desastre natural, esta fase busca canalizar toda la ayuda necesaria a través de las distintas instancias locales y gubernamentales, así como brindar los recursos y el asesoramiento para que la recuperación de la zona afectada sea de forma rápida y efectiva.
4. Reconstruir: en esta fase SBP y su equipo de voluntarios ponen manos a la obra, interviniendo las zonas afectadas para iniciar la recuperación de las infraestructuras y así, en el menor tiempo posible, permitir que los evacuados puedan regresar a sus pueblos.
5. Abogar: involucra la utilización de los mecanismos legales disponibles, así como los recursos jurídicos y legislativos para poder actuar de manera efectiva en las zonas afectadas; además, tal y como lo plantea SBP, esta fase permite "mejorar la política y el marco institucional de las industrias de recuperación de desastres, a través de la defensa pública y legislativa".
SBP está conformado por un equipo de cinco personas, a los que hay que sumar siete directores ejecutivos en cada una de las ciudades en las que han intervenido, tras algún fenómeno climático de consecuencias graves. ¿Cómo un grupo tan pequeño logra generar un impacto capaz de ayudar a 1.500 familias en una década?
La clave está en las alianzas que han hecho a través de todos estos años, especialmente con Americorps, grupo perteneciente al gobierno federal de Estados Unidos y que participa en proyectos de servicio a la comunidad.
Según cifras de SBP, más de 180.000 voluntarios de Americorps se han involucrado en las intervenciones hechas en distintas localidades desde que el Saint Bernard Project se constituyó como una fundación. Además, aún desempeñan labores en localidades de Nueva Orleans, Nueva Jersey, Luisiana, Texas y Puerto Rico.
Con el tiempo, su lista de aliados se ha incrementado, sumando a empresas de renombre como Google, Toyota, Zurich y Walmart, y a instituciones sin fines de lucro, como la Cruz Roja.
Además de la recuperación de viviendas y zonas afectadas, SBP también brinda asesorías para que los afectados puedan recibir las ayudas financieras que otorga el estado ante escenarios catastróficos.
"Es esencial que los gobiernos estatales y locales obtengan fondos federales en sus comunidades rápidamente, pero en el mejor de los casos, los municipios necesitan de 12 a 14 meses para recibir esos fondos federales", explica SBP.
Hacer frente a una catástrofe natural es algo complejo, sobre todo teniendo en cuenta que en algunos casos dichos acontecimientos ocurren de forma inesperada. Sin embargo, experiencias como la del Saint Bernard Project nos demuestran lo fundamental de establecer protocolos para actuar ante este tipo de escenarios y tratar de que dichas indicaciones sean replicadas y tengan el mayor alcance posible, especialmente en territorios que por sus características puedan ser vulnerables a eventos naturales graves, como Chile.
Si bien es cierto que aquí algunos eventos catastróficos, como los terremotos, no son predecibles, el modelo de educación de la población, a nivel de colegios, comunidades e instituciones públicas, no deja de ser interesante. Para ser un agente de cambio solo se necesitan ganas y voluntad y SBP es un ejemplo.