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Imagen: César Mejías

Por qué tu perfeccionismo está conspirando contra tu felicidad

Cada persona intenta dar lo mejor de sí para lograr sus objetivos. Sin embargo, muchos jóvenes se están exigiendo más de la cuenta y terminan sintiendo que fracasan, lo que tiene consecuencias negativas para su salud mental. Te explicamos por qué deberías aspirar a objetivos más realistas y no ser tan duro contigo mismo.

Por María Victoria Coutts | 2018-09-25 | 15:00
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“Cuando no obtienen la aprobación por parte de sus interlocutores, sufren trastornos psicológicos, porque relacionan errores y fracasos con debilidades y falta de merecimiento” (Curran y Hill).
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Muchas personas intentan ser extremadamente exitosas en la mayor cantidad de ámbitos posibles, lo que no es malo, sin embargo, en ocasiones esto les termina pasando la cuenta, ya que dentro de sus posibilidades no está la opción de fracasar o cometer errores, aunque todos sabemos que es inevitable. Cometer errores, meter las patas hasta el fondo y tener debilidades, ¡es parte de la vida!

Ser los primeros de la clase en el colegio, destacar en la universidad, no fallar y rendir al 200% en el trabajo, es el propósito de muchos jóvenes. Se sacan la mugre por lograr la aprobación personal y de la sociedad, porque se autoimponen metas poco realistas o porque sienten que la sociedad tiene expectativas demasiado altas sobre su desempeño y necesitan demostrar que sí se la pueden.

Un ejemplo de esto, podría ser el alumno de cuarto medio que obtiene las mejores notas en su colegio, y siente que todos (profesores, compañeros y familiares) tienen sus fichas puestas en él o ella para que saque puntaje nacional en la PSU. Aunque este alumno cuente con todas las capacidades, probablemente sentirá una tremenda presión y si no lo obtiene, es posible que sienta que falló. Y eso es lo que está ocurriendo con los jóvenes hoy: al parecer, el nivel de perfeccionismo está más alto que nunca y las consecuencias de esto no son buenas.

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La presión de las nuevas generaciones

Una investigación analizó, entre 1989 y 2016, los niveles universitarios de perfeccionismo en Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido. Los investigadores se encontraron con que las nuevas generaciones son más autoexigentes que antes, sienten que los demás son más rígidos con ellos y reconocen que también lo son con los demás.

No podemos afirmar que esto ocurra de la misma forma en Chile, pero nos debe poner alerta. Es válido cuestionarse si estamos siendo demasiado duros con nosotros mismos o imponiendo estándares inalcanzables o “poco sanos”.

Los profesores universitarios detrás de esta investigación, Thomas Curran y Andrew P. Hill, explican que las redes sociales (donde se exponen las versiones más perfectas de cada uno), los exámenes en los colegios y universidades y las altas exigencias de rendimiento en el trabajo, provocan que al final los jóvenes estén siendo constantemente seleccionados y clasificados por sus propias amistades, profesores y empleadores.

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De hecho, dicen que la tendencia más preocupante, es que el perfeccionismo prescrito socialmente, es decir, las expectativas sociales, aumentó dos veces más que el índice de perfeccionismo auto orientado y que el orientado a los demás.

Según ellos, el crecimiento en el perfeccionismo social, “genera un escenario convincente para los niveles casi epidémicos de enfermedades mentales graves en los jóvenes”. La depresión, la anorexia nerviosa, los pensamientos suicidas y la muerte prematura, estarían relacionadas con esto.

Por qué ser un obsesivo perfeccionista está mal

“El bienestar físico y mental de la juventud está amenazado por la epidemia invisible del perfeccionismo”, aseguran los profesores.

Una persona perfeccionista, tiene la necesidad de corregir sus propias imperfecciones y eso la frustra y bloquea. Además, a los perfeccionistas, les gusta oír que han logrado el mejor resultado posible, entonces, el problema es que “cuando no obtienen la aprobación por parte de sus interlocutores, sufren trastornos psicológicos, porque relacionan errores y fracasos con debilidades y falta de merecimiento”, explican ellos.

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La obsesión por contar con la aprobación de los demás y demostrar lo que son a través de un rendimiento intachable, provoca que las imperfecciones, totalmente normales para todos los seres humanos, se conviertan en un problema constante para estos jóvenes. Un fracaso les puede generar ansiedad, culpa e incluso vergüenza sobre sus aparentes carencias y falta de mérito.

¡Sé más realista y no le tengas miedo a los fracasos!

Es necesario reforzar la idea de que es más sano ser realistas, aspirar a lograr los objetivos, pero tener claro que ese camino está lleno de dificultades, que las cosas no siempre resultan bien y que incluso es posible no lograr ciertas metas. Pero ojo, esto no significa que podamos ser poco responsables, esforzados, ambiciosos y soñadores.

A la larga, ser realista es mucho más saludable, ya que para alcanzar metas más aterrizadas, se necesitan cualidades como perseverancia, flexibilidad y diligencia, que no se asocian con los miedos que implica la búsqueda de la perfección. “A veces es necesaria la meticulosidad, y esto está bien, pero si el objetivo es la perfección y no un objetivo más razonable, aparecerá la parálisis”, explican los autores.

Quienes buscan la perfección, también evitan el fracaso y cada vez que tienen un examen importante, un plazo que cumplir o una presentación de trabajo, ven una posibilidad de fracasar y esto los bloquea. En vez de actuar “perfectamente”, como buscaban, simplemente no actúan.

“Este miedo lo generan sus normas excesivas y su deseo de hacer las cosas bien. Temen que, si no lo hacen a la perfección, se revele alguna debilidad interna o fragilidad. Es por eso que aquellos con mayor nivel de perfeccionismo generalmente experimentan más estrés en su vida diaria”, aseguran.

En la historia hay miles de casos de personas que han fracasado, pero que se han reinventado o han aprendido a evitar o superar los obstáculos que los llevaron a “caer”. La evidencia dice que si son capaces de superarlo, esto no es un impedimento para alcanzar el éxito.

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Esta investigación, demuestra que hay muchos jóvenes que aspiran o se sienten presionados a lograr cosas que a veces están fuera del alcance de cualquier mortal y les aterra no lograrlo en el camino. Por esto, es necesario analizar cómo nos estamos comportando, qué estamos priorizando y cómo nos puede afectar este creciente nivel de perfeccionismo, ya que es la salud de muchos jóvenes, la que podría estar en juego.

Empezar a ser más realistas y no tener miedo a equivocarse, es un buen comienzo. Aunque también como sociedad es importante que veamos si realmente es necesario tener rankings, pruebas, evaluaciones y selección para casi todo. “Nuestros hallazgos también son un potencial aviso para que las escuelas, universidades y empleadores consideren que gestionar el bienestar de los jóvenes resulta cada vez más importante”, aseguran los autores.

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¿Crees que el perfeccionismo está afectando a los jóvenes chilenos?

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Matias Infante | 2018-10-04 | 13:19
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Miren cómo está el diputado Boric ahora...
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