Cerca del mediodía del 6 de agosto, la profesora de Derecho de la Universidad de Michigan, Beth Wilensky, escribió un mensaje en Twitter:
Wilensky cerró la aplicación y siguió con la rutina de ese día: correr un poco, almorzar. Para cuando volvió a abrir su cuenta en Twitter, su mensaje se había divulgado cientos de veces. Y siguió esparciéndose durante las siguientes semanas. Hasta hoy, cuenta con más de 31 mil retuits, 139 mil me gusta y más de mil respuestas.
El tuit hablaba de una familia que había sido separada por las autoridades migratorias después de cruzar la frontera de Estados Unidos. Y pareció dar en el clavo para llamar la atención de los detractores de la política migratoria de tolerancia cero del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En abril de este año, y como explica la cadena BBC, el Departamento de Justicia de Estados Unidos comenzó a tratar a los indocumentados que intentaban ingresar a territorio estadounidense, como autores de un delito. Lo que significa que debían ser juzgados. Esto implicó también —y fue lo que más generó polémica- que aquellos migrantes perdieron la custodia de sus hijos.
El resultado generó anticuerpos dentro y fuera de Estados Unidos y Trump, sofocado por las críticas, tuvo que firmar el 20 de junio una orden ejecutiva para detener las separaciones. Hasta ese entonces y desde que se inició la medida, en mayo, unos 2.300 menores de edad habían sido separados de sus padres al cruzar la frontera, según datos de las autoridades migratorias del país.
Pero a pesar de que Trump frenó la medida, cientos de niños todavía permanecen en custodia de Estados Unidos.
El tuit de Beth tocó un tema sensible. Y tuvo una ola de respuestas abrumadora…
La académica no pudo contestar todas las respuestas que comenzaron a florecer de cientos de personas que querían ayudar, saber cómo donar y aportar con sus millas. Beth se contactó con miembros de la sociedad civil y organizaciones que buscaban ayudar a los migrantes. También compartió links de otras ONG que ya habían estado haciendo lo mismo que ella.
“Quedé impresionada de la reacción que recibió mi tuit, pero también me emocionó que tantas personas respondieran con tanta generosidad. Sospecho que muchas personas, al igual que nosotros, vieron cómo se desarrolló la política de separación familiar y se sintieron horrorizadas por lo que nuestro gobierno le está haciendo a esas familias y sin poder hacer nada al respecto”, dijo Wilensky a El Definido, desde Michigan.
Una de las organizaciones interesadas fue Miles4Migrants (millas para migrantes), un grupo que usaba las donaciones de los “puntos” de los programas de viajero frecuente, para transportar a refugiados que habían sido separados de sus familias o que debían viajar para instalarse en un nuevo hogar.
La ayuda de Beth tuvo un efecto inmediato. Sin saber porqué, los fundadores del organismo comenzaron a notar un aumento en el flujo de donaciones, contactos, visitas y solicitudes en su página web.
El tuit de Beth, según ella misma cuenta, generó 31 millones de millas donadas a Miles4Migrants. “Donar millas es una manera de tener un impacto inmediato en una familia que ha sufrido por el resultado de esta política”, dice.
Miles4Migrants tiene un sistema rápido y simple para quienes quieran donar sus millas o directamente dinero. Todo se hace de manera online y están aliados con otras organizaciones que buscan el mismo objetivo.
“Miles4Migrants surgió de un pequeño grupo de personas obsesionadas con las millas de viajero frecuente y con los puntos de las tarjetas de crédito. Empezamos en 2016. Nos dimos cuenta de que si podíamos encontrar personas que no usaban o que no necesitaban usar sus millas, entonces podríamos usar esas millas para reunir familias, para darles ese vuelo que necesitaban para estar de vuelta juntos. Y es muy poderoso que tus millas hagan que una familia esté unida otra vez”, aseguró a El Definido, uno de los creadores de Miles4Migrants, Seth Stanton.
“Nuestro objetivo es reunir familias, punto. No tenemos una persuasión política, y, de hecho, entre los fundadores tenemos una amplia gama de puntos de vista políticos. Simplemente creemos que las familias deben estar juntas”, explica Stanton.
En Chile, hay varias compañías aéreas que tienen programas de viajeros frecuentes y que incluso están asociadas con bancos y distintos comercios que facilitan y promocionan la acumulación de millas.
En nuestro país no tenemos la problemática de la separación de familias en la frontera, pero sí tenemos una ola de migrantes de distintas nacionalidades que han llegado ya sea escapando de una crisis política y económica (como lo es el caso de Venezuela) o en búsqueda de mejores oportunidades. Detrás de esos viajes y decisiones, hay cientos de historias de familias que han tenido que separarse en búsqueda de un futuro mejor. ¿No sería bueno echar a andar una iniciativa parecida aquí?