La persona que más años ha vivido en el mundo (que haya sido registrada) es la francesa Jeanne Louise Calment, con 122 años y 164 días. Ella murió en 1997, simplemente por edad. Está dentro de la categoría de los supercentenarios, personas que viven más de 110 años. En Chile, el caso más conocido es el de don Celino Villanueva, hombre que murió en abril de este año con 121 años de edad (supuestamente, porque su edad oficial aún está en debate).
El hecho de que algunas personas vivan tantísimos años, nos hace preguntarnos si es posible que vivamos más que estos límites ya alcanzados. ¿Habremos llegado los humanos ya nuestro límite de edad? ¿Cuál es el tope, si la ciencia avanza a pasos agigantados? Y, ¿valdrá realmente la pena vivir más?
Los científicos se han hecho estas preguntas muchísimas veces. La teoría imperante hoy fue una propuesta por el matemático inglés Benjamin Gompertz en 1825, y determina que la mortalidad aumenta exponencialmente con la edad. Según él, cada ocho años duplicamos nuestras probabilidades de morir, cuando tenemos entre 30 y 80 años. Pero no todos los científicos están de acuerdo con esta teoría, argumentando que la tasa de mortalidad se desacelera a una cierta edad y alcanza un nivel constante a edades más altas, pareciéndose más a lo que pasa con casi todas las otras especies animales. Pero hay poca evidencia que demuestre esta última teoría. Hasta ahora.
Un estudio realizado en Italia en los últimos años y publicado hace unas semanas, lo demuestra. La investigación se llevó a cabo en Italia porque es el país que tiene una de las tasas más altas de centenarios per cápita en el mundo, según la revista Nature.
“El objetivo era resolver la controversia sobre si la mortalidad humana actúa de la misma forma que la de muchas otras especies”, dijo Kenneth Wachter, profesor de demografía y estadística de la Universidad de California en Berkeley y uno de los autores del estudio. “Creemos que lo hemos solucionado”.
Para esto, los investigadores, rastrearon a todos los ciudadanos italianos que habían alcanzado los 105 años de edad entre 2009 y 2015, validando sus edades con sus certificados de nacimiento y muerte para minimizar las chances de error, que son bastante comunes en personas de edad, pues muchas de ellas incluso pueden llegar a olvidar cuántos años tienen. Gracias a estos datos, determinaron la tasa a la que varios grupos de edad estaban muriendo.Los datos incluyeron a 3.836 personas, de las cuales 3.373 eran mujeres y 463 hombres.
Los resultados de la investigación demostraron que la tasa de mortalidad humana crece hasta los 80 años, luego se desacelera y finalmente se estabiliza entre los 105 y 110 años de edad. Entonces, la ley de Gompertz no estaría del todo bien. Este gráfico puede ilustrar los resultados del nuevo estudio más claramente. En el eje vertical está el riesgo de mortalidad y en el horizontal la edad.
Gráfico que ilustra el riesgo de morir según edad, de acuerdo a estudio italiano. A los 105 años, es del 50% | Università degli studi Roma Tre. |
Con esto se demuestra que el riesgo de muerte sube exponencialmente hasta los 80 años, luego se desacelera entre los 80 y los 105, aproximadamente, y se estabiliza a los 105-110 años. Esto significa que desde los 105 o cerca de ellos, mantenemos la misma probabilidad de morir, que es del 50%, según el estudio. Incluso, el estudio demuestra que, en algunas ocasiones, el riesgo puede disminuir con el tiempo, a edades muy altas.
“Si hay una meseta de mortalidad (la curva constante en el gráfico), entonces no hay límite para la longevidad humana”, dijo a Nature Jean-Marie Robine, demógrafo del Instituto Francés de Salud e Investigación Médica.
Pero es importante comprender que estamos hablando de desaceleración en las tasas de mortalidad, no de las probabilidades en sí mismas, que siguen siendo muchísimo más altas que en el caso de edades menores. No es que el supercentenario de 119 años tenga menos probabilidades de morir que un joven de 25. Sus chances de vivir siguen siendo bien bajitas.
Según The Washington Post, de hecho, solo dos de cada 100.000 mujeres viven hasta los 110 años. En el caso de los hombres, las probabilidades de convertirse en supercentenario son dos en un millón (harto más bajas que las de las mujeres).
Muchos investigadores, según Nature, quieren entender mejor qué hay detrás de esta teoría de nivelación de las tasas de mortalidad en edades avanzadas. Pero la verdad es que no hay mucha claridad al respecto, solo especulaciones.
Siegfried Hekimi, por ejemplo, un genetista de la Universidad McGill en Canadá, cree que las células del cuerpo eventualmente llegan a un punto donde los mecanismos de reparación pueden compensar el daño adicional, para mantener el nivel de mortalidad.
Pero habrá que seguir estudiando el tema para llegar a conclusiones más certeras.
En el mundo actualmente hay alrededor de 500.000 personas mayores de 100 años, una cifra que, según las predicciones, se duplicará en cada década venidera.
El estudio se realizó exclusivamente en Italia y no hay datos de calidad publicados que demuestren las situaciones en otros países. Pero según Kenneth Watcher, si esto ocurriera, probablemente se vería el mismo patrón del estudio realizado en italianos.
Aún así se necesita hacer un análisis global, para determinar si los hallazgos de esta investigación reflejan una característica universal del envejecimiento humano. Y así también, preguntarse e investigar cuál sería la calidad de vida a esas edades extremas (los casos de Jeanne Louise Calment, Celino Villanueva y tantos otros supercentenarios, pueden darnos algunas luces). Porque a pesar de que las probabilidades de muerte se mantengan a una cierta edad, las condiciones de vida pueden seguir siendo precarias.