“Nueva dieta militar te asegura perder cinco kgs. en una semana”. ¿Quién no ha visto un encabezado así, aunque sea en la publicidad de alguna página, alguna vez? ¿Has sentido la enorme tentación de hacer click pensando en la promesa de una rápida pérdida de peso? ¿Quizás hasta te has aventurado con una o más de estas dietas? No te sientas mal, a cualquiera le puede pasar, pero es importante que seas consciente de los riesgos para la salud que pueden conllevar estas famosas dietas “milagrosas”.
“Estas dietas normalmente se limitan a los alimentos y las cantidades que se pueden consumir, ingiriendo menos calorías para perder peso, pero también disminuyendo la posibilidad de conseguir todos los nutrientes necesarios y aumentando la probabilidad de padecer carencias de minerales y vitaminas”, de acuerdo a el profesor Gregorio Varela Moreiras, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo y presidente de la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Para desmitificar algunas de las promesas de estos regímenes y ver qué consecuencias pueden tener sobre nuestros cuerpos, es que en El Definido decidimos hablar con expertos sobre los peligros y contraindicaciones de las llamadas “dietas relámpago”.
Todos sabemos de qué dietas estamos hablando... Aquellas que nos exigen suprimir por completo algunos tipos de alimentos por unos días para lograr perder peso muy rápido y “recuperarnos” después de Fiestas Patrias o fin de año. O quizás promueven el consumo excesivo de algún alimento “mágico” que promete quemar grasas y desintoxicarnos si lo comemos todos los días en apenas una semana.
La nutricionista Valentina Vera, creadora del blog Dieting, donde promueve la educación nutricional, nos contó un poco sobre la historia de este tipo de dietas. “Las dietas milagrosas o relámpago nacen a consecuencia de que la población comienza a incrementar su interés en distintos aspectos de la salud, y por eso mismo busca muchas veces en los lugares menos correctos soluciones a estos temas. Por lo mismo, la gente muchas veces se hace vulnerable a acceder a información que es pseudo-científica, que existe mucha en páginas web y redes sociales, y que es presentada en distintas formas de marketing, las dietas relámpago te intentan vender algo, es un ‘milagro’ y es un negocio”, afirma.
Valentina nos alerta sobre varias señales. La primera tiene que ver con que este tipo de dietas o “soluciones mágicas”, prometen una gran pérdida de peso en un período muy corto de tiempo. “Finalmente esto va a deteriorar tu salud. Principalmente porque al someter a un organismo a estos períodos tan restrictivos de calorías, que es lo que estas dietas hacen, generas un estrés que hace que pierdas masa muscular y no grasa, que es lo que la gente en teoría busca al someterse a este tipo de alimentación”, señala.
¿Funcionan? Si lo que buscas es perder grasa y mejorar tu salud, la respuesta es negativa, pues este tipo de dietas tienden a atacar al que precisamente debería ser nuestro aliado a la hora de quemar grasa: el músculo. Así lo explica también la nutricionista Daniela Loyola. “Cuando uno sólo tiene como objetivo principal bajar de peso, independiente de un beneficio a largo plazo o de salud, estas dietas relámpago o muy estrictas sí pueden lograr ese objetivo, ¿pero eso será realmente efectivo?, ¿será saludable?, ¿a costa de qué?”, plantea.
“El cuerpo empieza a buscar otras alternativas de dónde encontrar energía y la mayoría de las veces lo hace a través de gasto muscular. Es muy difícil gastar el porcentaje de grasa que tenemos en nuestro cuerpo, es lo último a lo que el cuerpo va a recurrir para obtener energía. La grasa siempre se acumula como un método de reserva, es lo último que se toca”, nos explica Daniela.
“La grasa se oxida, ¿qué quiere decir eso? Que yo para quemar grasa, necesito oxígeno. ¿Cómo obtengo el oxígeno? A través del ejercicio. El músculo cuando está activo, cuando trabaja la masa muscular, genera más oxidación de las grasas. En estas dietas ultra restrictivas se pierde mucho peso, pero a través de la pérdida de masa muscular (no de oxidación de grasas mediante ejercicio), y eso es lo que no queremos lograr. Por eso es importante diferenciar cuando hablamos de pérdida total de peso versus el mejoramiento de la composición corporal”.
En palabras simples, estas dietas pueden llevar a disminuir el peso de quien las está llevando a cabo, pero también poniendo en riesgo su salud: las grasas seguirán ahí acumuladas, se perderá masa muscular y la persona correrá el riesgo de enfermar.
Si bien quienes crean estas dietas relámpago lo hacen aprovechando la falta de información de las personas respecto a estos temas, o nuestro ferviente deseo por encontrar una solución rápida a los kilos de más que ganamos después de unas buenas vacaciones o un descuido generalizado en nuestra nutrición, afortunadamente podemos evitar caer en sus redes observando con ojo crítico estas supuestas “curas milagrosas”.
“Hay formas de identificar cuando una dieta se refiere a una ´dieta milagrosa’, existe una guía creada por profesionales para identificar cuándo este producto pseudo-milagroso y potencialmente fraudulento te va a generar un peligro para tu salud o calidad de vida o economía familiar si es que lo sigues”, nos contó Valentina. ¿Y cuál es esta guía?
Nombre atractivo y resultados rápidos:
Es usual que este tipo de régimen sea de corta duración, prometiéndonos adelgazar rápido y sin ningún esfuerzo o promoviendo una relación negativa con un tipo de alimentos. “Primero vamos a saber si estás frente a una dieta milagro si tiene un nombre atractivo y está en muchas revistas de moda. Segundo, si promete resultados muy rápido. El anuncio por lo general dice ‘con esta dieta puedes perder hasta diez kilos en una semana’ y es mentira, eso no existe. Además, vas a saber si estás frente a una dieta milagro si prohíbe el consumo de algún alimento o un tipo de alimentos”, detalla Valentina.
“Todo tiene un equilibrio, todo tiene una cantidad, todo tiene un por qué nutricional. Y no se estigmatiza un alimento solo diciendo que es malo o engorda, siempre tiene que haber una base en algún nutriente, alguna composición del alimento, en materia química o científica que te haga aseverar esa afirmación”.
¿Lo mismo para todos?:
Valentina nos explica que este tipo de dietas tampoco son personalizadas, son restricciones alimenticias que dan vueltas y tienen listados los mismos alimentos y porciones para cualquier persona, sin discriminar edad, peso, estado nutricional, actividad física, etc. Por otro lado, se sustentan en relatos o testimonios que les aportarían una supuesta credibilidad -como que es la dieta que algunos famosos en Hollywood han estado haciendo- dejando de lado que, incluso si eso es cierto, la dieta que le hizo bien a Gwyneth Paltrow no necesariamente es la misma que necesitaríamos nosotros.
La magia o el milagro:
No es raro que este tipo de dietas le atribuya propiedades aparentemente milagrosas a algún alimento, como quemar grasa si es consumido todos los días a alguna hora especial. “Es muy falso cuando te dicen que tal alimento tiene esta propiedad mágica de quemar grasa; ningún alimento lo hace por sí solo. También te puede llevar a consumir licuados o alimentos que la misma empresa o autor de esta supuesta dieta milagrosa vende, ¡es un negocio!. O te ofrecen algún ‘detox’, y no existe evidencia científica de que estos detox, sean en pastillas o en batidos, realmente te ayuden a eliminar toxinas, nuestro cuerpo tiene sus propios mecanismos naturales para eliminar toxinas, estos alimentos o licuados han sido estudiados y no existe evidencia que diga que han promovido o se les ha visto asociación de disminuir ciertas toxinas en nuestro cuerpo”, enfatiza Valentina.
No recomiendan consultar a un médico:
Las dietas milagrosas que pululan por internet, rara vez mencionan que las personas deberían controlarse y ajustar el régimen con la ayuda de un profesional capacitado, según nos cuenta Valentina. ¿Por qué sucede esto?
Muchas aseverarían haber sido creadas por otro profesional de la salud, por ejemplo, un médico. “Pero si te pones a buscar información sobre la dieta, sobre quién la creó, muchas veces esta información no es real y tampoco tiene estudios asociados que digan que sí es segura o sí fue avalada por algún profesional de la salud. Bueno, a modo general también es importante que se recalque que si una alimentación es equilibrada y consciente jamás te va a pedir una etapa restrictiva por así decirlo de alimentos y de calorías”, nos recuerda la experta.
De acuerdo a Daniela y Valentina, son varios los impactos negativos sobre la salud que las dietas relámpago pueden tener además de la pérdida de masa muscular. Estas pueden ralentizar el metabolismo, promover la acumulación de grasa en lugares peligrosos del cuerpo (lo que podría provocar enfermedades), causar fatiga y decaimiento. Valentina cita también los dolores de cabeza, falta de concentración, irritación, constipación, náuseas, distención abdominal, cambios de ánimo y calambres, todo como consecuencias posibles de la falta de nutrientes esenciales a los que estas dietas nos someterían. “La parte más visible en la que se nota que la persona está llevando una mala alimentación, es que se pone el cabello opaco, la piel seca, y la boca se torna amarga, te cambia hasta el aliento”, agrega.
Por otro lado, Daniela nos habla del famoso efecto rebote, que impide que la pérdida de peso obtenida de manera poco sana, se extienda en el tiempo. Nos explica que, al perder peso en un período de tiempo muy breve, cuando volvemos a nuestros hábitos de siempre, es posible recuperar el peso perdido e incluso se podría ganar más. “Nosotros tenemos un ‘gen ahorrador’ que significa que en tiempos de escasez y restricción alimentaria, nuestro cuerpo tiende a gastar menos energía y acumular más grasa. Antiguamente el hombre tenía que buscar su alimento, ahí quedó este gen, que nos preparó para sobrevivir en grandes períodos de ayuno, entonces cuando hacemos estas dietas ultra restrictivas, activamos este gen ahorrador”, señala. ¿Y qué sería lo recomendable entonces?
Las expertas recomiendan siempre asesorarse de un profesional de la salud que pueda generar una pauta de alimentación personalizada, ya que cada cuerpo y cada persona es distinta. “Lo que yo recomiendo siempre como nutricionista, es aprender a mejorar tus hábitos de alimentación, a adoptar una alimentación saludable que no solo busque bajar de peso, que ayude a tu organismo a funcionar bien y prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, el desarrollo de cánceres, ya que los cánceres están relacionados también con un mal estilo de vida y una mala alimentación”, indica Daniela.
Valentina sugiere lo mismo: “Todos somos seres únicos”, afirma, “de igual forma lo es la alimentación y nutrición que necesitamos llevar, varía según tus costumbres, tu cultura, tus gustos, tu nivel socioeconómico, y en base a eso es que uno puede asesorar entregando las mejores herramientas para seleccionar tu comida y nutrirte bien”.
Entonces, ¿cuál sería la clave? Mantener el equilibrio nutricional, comer comida de diversos grupos en su justa medida y siempre asesorarse por profesionales de la salud. De otro modo, el dicho “pan para hoy y hambre para mañana”, puede volverse peligrosamente real. Y con un tema tan delicado e importante como la salud, hay que ser consciente, cuidadoso y pensar a largo plazo.