Si la Revolución Rusa nunca hubiese ocurrido, propone un historiador, nuestro mundo actual sería radicalmente distinto. Sin Lenin, probablemente no habría existido la figura de Hitler, quien le debía gran parte del apoyo de las elites conservadoras alemanas al miedo que generaba la posibilidad de una revolución bolchevique, quienes creían que él era el único que podía detener el marxismo. Sin Unión Soviética, Mao no habría podido surgir en China, no habría habido guerra de Vietnam, ni muro de Berlín, ni Guerra Fría…
Qué hubiese pasado si…es el ejercicio que hoy queremos invitarlos a hacer en El Definido, para imaginar un mundo paralelo en que algunos de los principales eventos históricos que determinaron nuestra realidad, no hubiesen nunca ocurrido. ¿Nos acompañan?
Este tipo de ejercicios, llamados historia contrafactual o historia alterna, buscan imaginar cómo habría cambiado la historia si ciertos eventos o circunstancias claves, hubiesen sido distintos o no hubiesen ocurrido del todo. Entre los historiadores no deja de producir debate porque, al ser justamente producto de la imaginación y sin el rigor de las fuentes, es fácil que la fantasía vuele libre, sin mayor atención a la complejidad del contexto histórico y donde la causalidad pocas veces es realmente tan clara.
Otros defienden que puede ser un gran ejercicio para entender mejor ciertos procesos históricos, pues obligan a mirar la evidencia con mayor meticulosidad, pudiendo ser incluso una excelente herramienta para que los estudiantes puedan entender mejor la historia.
Sea como sea, más allá de la discusión académica, la verdad es que especular sobre un presente distinto no deja de resultar entretenido, por lo que a continuación te mostramos tres grandes momentos de la historia que, según visiones de historia contrafactual, podrían haber producido un presente absolutamente distinto.
Quizás con justa razón, un escenario clásico de historia alterna, que se ha casi convertido en un género literario en sí mismo, es aquel que conjetura cómo sería nuestro mundo hoy si Alemania y las Potencias del Eje hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial en lugar de los Aliados.
Freddy Krueger es una alpargata vieja al lado de esta verdadera pesadilla. Con todo lo que sabemos de la Alemania Nazi, no cuesta demasiado imaginarse un mundo bastante terrorífico. Ya en 1937, antes de la guerra, la novela Swastika Night narraba un futuro donde el planeta ha sido repartido entre Alemania y Japón y todas las “razas inferiores” exterminadas. Algo similar propone The Man in the High Castle, serie lanzada por Amazon en 2015 que se basa en la novela del mismo nombre, escrita por Philip K. Dick (el mismo autor del libro que inspiró Blade Runner). En este escenario hipotético, Estados Unidos (y casi todo el mundo) ha sido también repartido entre Alemania y Japón, con este último estableciendo los “Estados Pacíficos de América” en toda la costa oeste, mientras que la costa este se integra al gran imperio Nazi.
Hubo varios momentos de la guerra que quizás podrían haber cambiado el curso de la historia. Hay quienes proponen como punto de divergencia, un escenario en el cual Alemania derrota a la Unión Soviética en la decisiva batalla de Stalingrado, y en lugar de ver sus fuerzas seriamente diezmadas, adquiere control de territorios y recursos que le permiten ganar la guerra.
Otra versión imagina a los británicos perdiendo la llamada Batalla de Inglaterra –los 4 meses de ataque aéreo de Alemania sobre Gran Bretaña que terminó en la primera gran derrota del ejército nazi– y siendo ocupada por las fuerzas alemanas. Como consecuencia, un palacio de Buckingham destruido, la familia real en el exilio en Canadá y un régimen colaboracionista que habría ayudado a la victoria de Alemania, que sin tener que pelear en dos frentes, habría sido suficientemente poderosa para imponerse. Por suerte, los ingleses se pusieron las pilas y Hitler salió con el rabo entre las piernas de Rusia, porque si no quizás estaríamos todos desfilando con camisas pardas por la Alameda.
¿Qué habría pasado si Napoleón hubiese ganado la Batalla de Waterloo y luego derrotado a sus enemigos, incluyendo el Imperio Ruso, Gran Bretaña, Austria y Prusia? Algunos imaginan a toda Europa hablando francés, un imperio napoleónico que se habría extendido hasta China, luego de haber invadido Rusia por segunda vez, pero ahora de manera exitosa. En este escenario de Europa bajo el dominio francés, Alemania no habría podido desarrollar el poderío ni la amenaza que llevó a la Primera Guerra Mundial –y por ende, tampoco a la Segunda Guerra Mundial– cambiando de manera radical el siglo XX.
Gran Bretaña, por su parte, se habría convertido en una república, de acuerdo a los planes que el mismo Napoleón tenía, y el Imperio Británico habría tenido una cara bastante distinta, cambiando también nuestra cultura actual. Pero en general los historiadores creen que, si bien Waterloo selló la derrota de Napoleón, una victoria por su parte no habría asegurado una victoria total, solo retrasando su inevitable caída. Igualmente no deja de ser atractivo imaginarse un mundo sin los horrores de las dos Guerras Mundiales y donde todos entendemos la letra de Lady Marmalade.
¿Y si las 13 colonias británicas en América hubieran perdido la guerra contra la corona inglesa? No es difícil imaginar que la parte norte de nuestro continente se vería bastante distinta. Algunos plantean que Estados Unidos simplemente jamás habría existido, pues hubiese continuado siendo parte del Imperio Británico y no habría habido, por ejemplo, expansión hacia el oeste. Los Comanche (amerindios de Norteamérica) habrían sido capaces de desarrollar un estado aparte, ayudados por su dominio de la caballería y las armas de fuego. En este escenario, México también sería bastante distinto, pues sin la guerra entre este país y EEUU en la década de 1840, Texas, Arizona y una buena parte de la costa oeste -incluyendo California- seguirían siendo mexicanas y México mismo podría haber llegado a ser una potencia mundial.
El impacto habría ido más allá de Norteamérica. La Revolución Francesa quizás nunca habría sucedido, pues se vio fuertemente influenciada tanto por el ejemplo de la revolución de las colonias, como por la bancarrota del gobierno francés, quienes prestaron grandes cantidades de dinero a las colonias americanas para derrotar a los ingleses.
Quizás incluso la historia de Hispanoamérica habría sido también bastante distinta, pues no hubiesen tenido el ejemplo y el impacto que la independencia de Estados Unidos causó a los movimientos criollos que buscaban independizarse de la corona española.
Por otra parte, algunos creen que habría sido mejor que las colonias no hubiesen ganado la guerra, pues plantean que la abolición de la esclavitud habría llegado antes, con la ley proclamada en el parlamento inglés en 1833, y que los pueblos originarios de Estados Unidos habrían corrido mucho mejor suerte, protegidos por la corona inglesa en una proclamación de 1763, que ponía límite a los asentamientos colonos en sus tierras.
No todos están de acuerdo con este tipo de argumentos, pero lo cierto es que nuestro continente y la historia contemporánea serían probablemente muy distintos. Para peor, en vez de hot dogs y otras delicias de la comida chatarra, estaríamos tomando té con leche y comiendo porotos con tostadas. God bless America!