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Imagen: Cesar Mejías

Francia es el país más sustentable del mundo en alimentación. ¿Qué hizo para lograrlo?

Es el país que cuenta con mejores políticas públicas y privadas para gestionar sus desperdicios alimentarios, lo que se traduce en una industria más sostenible. ¿Cómo lo hacen? En El Definido te lo explicamos.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2017-12-22 | 07:00
Tags | sustentabilidad, alimentos, comida, francia, industria alimenticia
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¿Has pensado alguna vez qué pasa con esas lechugas “pasadas” en los supermercados? ¿Qué hacen los productores con esas papas llenas de “ojos” que nadie ve con buenos idem? ¿Con la comida que sobra diariamente en los patios de comida? ¿Y los productos que se vencen antes de ser comprados?

Supones bien, van todos directo a la basura.

Sin embargo, la mayoría de ellos son alimentos que se encuentran en perfecto estado para ser consumidos, pero lamentablemente nos hemos puesto quisquillosos con el tiempo, comiendo únicamente lo que está fresco, bonito y en óptimas condiciones. Así, botamos 1.300 millones de toneladas de comida al año, lo que equivale a un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo. Así no más.

Pero hay quienes están reaccionando a este problema, poniendo en marcha políticas integrales que apuntan a desarrollar una industria alimentaria mucho más sustentable. Francia, ¡cuánto tenemos que aprender de ti!

Desarrollo humano y sustentabilidad alimentaria en el mundo. Food Sustainability.

Antes que todo: ¿por qué es importante no desperdiciar alimentos?

Este año, los niveles mundiales de hambre aumentaron por primera vez en más de una década, según la FAO. Uno de cada diez seres humanos que pisan este planeta, alguna vez ha sufrido de hambre (815 millones de personas). El aumento de 38 millones de personas más respecto a 2016, se debe en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y a perturbaciones relacionadas con el clima. Y esto debería preocupar no solamente a los países en desarrollo –en lugares como África y América latina- sino a todo el mundo desarrollado.

Y más allá del problema ético de desperdiciar aquello que otros requieren con urgencia, los alimentos que se botan a la basura,generan gases que contribuyen a acrecentar el efecto invernadero en nuestro planeta, siendo una de las causas del cambio climático.

No desperdiciar la comida que es consumible es un problema que nos atañe como humanidad y debemos resolver ya.

Francia, líder mundial es sustentabilidad alimentaria

Por segundo año consecutivo, Francia lideró este 2017 el Índice se Sustentabilidad Alimentaria, un ranking que realiza desde 2016 The Economist Intelligence Unit, un grupo de investigación y análisis, en conjunto con Barilla Center for Food & Nutrition. Aquí se examinan las políticas implementadas por 34 países desarrollados en cuanto a industria alimentaria, agricultura respetuosa con el medio ambiente, nutrición de calidad, manejo de los desperdicios de comida, utilización de los recursos y funcionamiento de los indicadores de salud de la población.

El último informe pone a Francia como líder indiscutible en sustentabilidad alimentaria, destacando que es el que cuenta con mejores acciones gubernamentales al respecto; abordando el tema de la redistribución de los recursos, gestionando el suministro de agua, realizando propuestas de mitigación del cambio climático e implementando políticas de dieta saludable.

Le siguen Japón, Alemania, España y Suecia. Este quinteto está dando cátedra al mundo entero, mostrando una actitud hacia la comida mucho más ética, de acuerdo a Vytenis Andriukaitis, comisionado de la Unión Europea para la Salud y la Seguridad Alimentaria.

¿Por qué los franceses son tan bacanes? ¿Cómo se manifiesta su consciencia alimentaria socialmente?

Primer país en penalizar a los supermercados que botan comida

Arash Derambarsh, un concejal de París, fue el primero en impulsar la ley que explicamos en detalle en esta nota. Este concejal de Courbevoie lanzó una petición formal en Change –una plataforma para impulsar cambios- instando a poner fin al desperdicio de alimentos en los supermercados, con el argumento de que miles de personas luchan por sobrevivir cada día con lo poco que tienen, mientras en promedio cada supermercado bota 20 kilos de comida al día. La petición recibió más de 210 mil firmas.

Gracias a esta gestión, hoy la Ley de Transición Energética de Francia, cuenta con un apartado que obliga a los supermercados de todo el país a no desechar los alimentos que están cerca de su fecha de vencimiento. En su lugar, deben asociarse por contrato a organizaciones sociales o bancos de alimentos para distribuirlos gratuitamente. Aunque la ley no carece de problemas (con donar sólo el 1% de los desperdicios ya entran en el marco legal) y aún se requiere más apoyo del gobierno para la distribución, la normativa ha significado un inmenso avance.

Además, esta medida es parte de un conjunto más amplio de propuestas que se iniciaron en 2015 para evitar el desperdicio de alimentos: organización de días para la recuperación de alimentos, medir el desperdicio de comida con detalle, educar al público y promover las doggie bags (“bolsas para perros” con los restos de la comida del restorán), entre otras.

El Ministerio de Agricultura, ahora cuenta con un área agroalimentaria

Otro de los grandes avances de Francia fue haber creado una nueva posición ministerial dentro del Ministerio de Agricultura, centrada en los problemas agroalimentarios, es decir, no solo en la producción, sino también en el uso social de los recursos. Esto, de acuerdo a Marie Mourad, investigadora del Instituto de Estudios Políticos de París, hizo una enorme diferencia.

Guillaume Garot fue el último en ocupar el cargo y, sólo durante su gestión, logró implementar 36 propuestas con el objetivo de crear una industria alimentaria más sustentable. De acuerdo al político, este tema debiese tener tanta relevancia en un país como la seguridad vial.

Dentro de los objetivos actuales de la división, está pagar precios justos a los agricultores, educación alimentaria a los niños en las escuelas, integrar a todos los actores sociales para concretar una alimentación sustentable en el país, la seguridad sanitaria, la protección de animales y vegetales, y la distribución justa de los alimentos, entre otros.

Otro de los ministerios innovadores implementados por Francia en el último tiempo –y sobre todo a raíz de la celebración del Acuerdo de París en 2015- fue el de Transición Ecológica y Solidaria, el cual también toma ciertas decisiones cuando de alimentación sostenible se trata.

Una genial campaña y un restorán ultra cool

Una de las más grandes cadenas de supermercados francesas, Intermarché echó a andar en 2014 la campaña Fruits et Légumes Moches(“Frutas y verduras feas”), para combatir la absurda exigencia de belleza en los vegetales. Una costumbre que hace que la industria bote aquellos que no son “normales” para poner a la venta. Ofrecían verduras y frutas fuera del canon de belleza a precios más baratos, y productos como sopas y jugos naturales deliciosos hechos con las mismas, demostrando que no hay diferencias.

Marcel, la agencia de publicidad responsable, ganó varios premios por la campaña, entre ellos el Gran Premio de Publicidad Stratégies.

Otro de los fenómenos que llaman la atención, es que hoy uno de los restoranes más cool de París, es uno que utiliza frutas y verduras de donación, gracias a la ley que aclaramos en el primer punto. Es Freegan Pony y está en un barrio que divide Paris con los suburbios, una zona que ha ido adquiriendo carisma gracias a este tipo de iniciativas.

En su sitio de Facebook, el chef Aladdin Charni le da la bienvenida a todos “los amantes de la comida y soñadores ligeros de bolsillo”. Los platos son 100% vegetarianos y preparados a partir de frutas y verduras recuperadas del Mercado de Rungis, tradicional en París.

Su filosofía es crear conciencia pública sobre el desperdicio de alimentos y la importancia de comer bien, sabiendo de dónde viene lo que nos metemos a la boca y a dónde va lo que botamos. Un ejemplo más del valor que está dando Francia a la sustentabilidad alimentaria.

¿Y cómo andamos por casa?

Lamentablemente, la conciencia por el tema en nuestro país aún dista mucho de la francesa. Un 95% de los chilenos considera que botar parte de la comida de su refrigerador, es una práctica normal, según datos una investigación de 2011 de la Universidad de Talca. De acuerdo a este estudio -que es hasta ahora el más actualizado que disponemos- el 64% de las personas señalan que compran lo necesario para el mes, pero el 26% compra de más. La FAO, por su parte, estima que los chilenos botamos 63,3 kg. de pan y 140 toneladas de arroz al año por familia (estas últimas equivalentes a 9 mil porciones semanales al año). ¿Alguien está haciendo algo?

Sí, este año y al amparo de la FAO, en Chile se formó un grupo interdisciplinario para cuantificar los alimentos desperdiciados e incidir en la creación de políticas públicas que regulen el tema, promoviendo campañas de difusión para concientizar a los consumidores (ojalá tan impactantes como las francesas). El grupo está integrado además por el Ministerio de Agricultura, la Corporación Red de Alimentos, la USACH y la Organización Cadenas de Valor Sustentables.

También existen iniciativas privadas, como la de RecuperaLab, organización que busca hacernos ver queel destino de gran parte de la comida que botamos, puede ser sabroso. Esto, dando a conocer datos del desperdicio de alimentos; conectando iniciativas como Disco Sopa, Banco de Alimentos u Olla Rhabani; e impulsando iniciativas innovadoras, como la creación de alimentos a partir de frutas y vegetales recuperados.

Todas estas iniciativas desarrolladas en Francia –y las que recién se gestan en Chile- evidencian que la sustentabilidad alimentaria nos compete a todos, y debiese ser un tema social en la agenda pública, que involucre a múltiples actores; desde chefs hasta ministros. Mientras en Francia no botar la comida está de moda, aquí, poco a poco, la sociedad comienza a encontrarle mejor sabor a los tomates deformes.

En tu casa, ¿botas muchos alimentos diariamente?

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Comentarios
María José Salazar | 2017-12-22 | 09:47
1
Siempre he creído que el tema del Uber mundial es sólo mala distribución y mala gestión de los recursos... La cantidad de comida que se bota es impresionante!!
Personalmente odio botar comida, y la trato de utilizar lo mejor que pueda. Compro el pan justo, las frutas y verduras que se comienzan a echar a perder las utilizo de alguna forma o las congelo, y así... Pero hay ocasiones en que es imposible rescatar algo, y me da rabia tener que botarlo, pero cuando ya les salen pelos a las cosas ya no hay remedio...
Ojalá todos los países tomarán conciencia de este tema, abarca mucho más que el buen uso de los recursos, tiene que ver también con economía, medio ambiente, justicia social y así, suma y sigue...
De a poco se comienzan a ver cambios, espero que sigamos asi
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