El martes recién pasado fue la primera de las dos ceremonias de los Premios Pulsar 2018, en la que se premió a los ganadores de las primeras 13 de las 23 categorías que componen los galardones de este año.
En la categoría de Mejor Artista de Música Clásica o de Concierto, el premiado fue el compositor Maximiliano Soto, por su obra Ruego a una mariposa me acompañe en esta travesía, estrenada en 2017.
Como Maximiliano se encuentra en Alemania en estos momentos, el encargado de recibir el premio fue su padre, don Jaime Soto. Durante su discurso de agradecimiento, el hombre habló en su propio nombre, como padre, y no dudó en expresar con emoción y orgullo lo talentoso y trabajador que ha sido su hijo, y de lo feliz que está por todo lo que ha logrado.
De sus palabras brotaba tal amor y emotividad, que tras su discurso la ovación fue cerrada.
Y es que la relación de los seres humanos con sus progenitores, es una de las más fuertes y determinantes en su formación. Para bien o para mal, la forma en que nuestros padres nos críen influirá fuertemente en cómo nosotros nos desenvolveremos con los demás en nuestras relaciones de pareja, en el desarrollo de nuestros talentos, y en la eventual crianza de nuestros propios hijos.
Es sabido que muchos músicos tienen relaciones tormentosas con sus padres (Michael Jackson, ¡ejem!), pero también hay quienes han cultivado estrechos vínculos con ellos, siendo muchas veces los padres los responsables de que sus hijos se conviertan en artistas destacados.
En este artículo te contamos de canciones inspiradas por las madres de sus autores. Hoy, por la fecha en la que nos encontramos, venimos a hablarte de la bella relación que dos músicos famosos han tenido con sus padres (hombres), y de cómo estos han influido positivamente en sus carreras.
Paul McCartney: tres canciones inspiradas por su padre
Para el beatle Paul McCartney, la figura de su padre Jim siempre fue importante. Trompetista y líder de Jim Mac’s Jazz Band durante los años ´20 y voluntario de bomberos durante la Segunda Guerra Mundial, Jim fue siempre un entusiasta de la música. Tocó el piano y compuso música como aficionado durante toda su vida, y siempre se preocupó de que sus hijos desarrollaran un interés por aprender un instrumento.
Jim fue el encargado de enseñarle a Paul cosas tan importantes como las segundas voces, tan características de The Beatles.
“Aprendí a muy temprana edad a cantar armonías, que era una de mis grandes tareas en The Beatles. Cuando fuera que John cantaba, yo automáticamente cantaba en armonía con él, y eso se lo debo a mi padre”, contaría Paul varios años después en una entrevista.
Tras la muerte de su esposa Mary, producto de una embolia, el vínculo de Jim y sus hijos se hizo aún más fuerte, y Paul lo vio siempre como un referente personal y musical. Muchas de las cosas que Paul hizo en The Beatles y en sus proyectos posteriores, de hecho, fueron hechas considerando las opiniones y gustos de Jim. Paul sentía una admiración especial por su padre, y siempre creaba pensando en lo que a él le gustaría escuchar.
De esta relación nacieron tres canciones.
La primera, When I´ Sixty Four, fue escrita por Paul a los 16 años de edad. Originalmente era usada por Paul durante su era pre-Beatles, en los shows junto a The Quarrymen, como comodín si es que había problemas técnicos sobre el escenario de The Cavern.
Originalmente la canción se llamaba When I Was About Fifteen (“Cuando tenía como 15 años”), pero Paul decidió darle un giro para cuando su padre cumplió 64 años, cambiando el título y la letra para referirse a las inquietudes de un hombre acercándose a la vejez.
La segunda canción proviene de la época de Wings, proyecto musical formado por Paul McCartney, su esposa Linda y Denny Laine. En 1974, mientras se encontraban grabando en Nashville, Tennessee, Paul McCartney y el guitarrista de country jazz Chet Atkins, se encontraron. Conversando de la vida y de sus familias, a Paul se le ocurrió la idea de grabar una canción compuesta por su padre años atrás, y de ahí nació lo que hoy conocemos como The Country Hamsy la canción Walking In The Park With Eloise.
La tercera canción de McCartney inspirada por su padre, apareció en su disco solista de 1989, Flowers In The Dirt, bajo el nombre Put It There (ponlo ahí). La canción, breve y alegre, gira en torno a una frase que Jim usaba para resolver conflictos en el hogar. “Give me your hand, I’d like to shake it. Put it there, If it weighs a ton” (“dame tu mano, me gustaría estrecharla. Ponlo ahí, si pesa una tonelada”). La letra hacía referencia a compartir el peso de las cargas, destacando la estrecha relación familiar que había entre ambos.
Jorge González: hoy su padre le cuida el sueño
La relación del líder de Los Prisioneros con su viejo siempre fue cercana. Además de compartir el nombre, Jorge González Ramírez (padre) y Jorge González Ríos (hijo), siempre estuvieron unidos por la música.
Jorge González Ramírez también aspiraba a ser músico en su juventud, pero la oposición de sus padres le impidió dedicarse por completo a ella. Esto, sin embargo, no fue impedimento para hacer música en paralelo a su trabajo como vendedor viajero, alcanzando un moderado reconocimiento como cantante de boleros y rancheras bajo el nombre Koke Rey.
El primer acercamiento de Jorge González (hijo) a la música, fue gracias al piano que su padre tenía en la casa, y a las reuniones que González (padre) celebraba con sus amigos, en las que pasaban tardes enteras cantando cuecas.
El piano fue el primer instrumento del que Jorge González (hijo) se apropió, durante el período comprendido entre 1979 y 1984, cuando Los Prisioneros eran simplemente un grupo de adolescentes que se juntaban después del colegio a compartir intuitivamente su amor por la música.
Durante toda su carrera, dentro y fuera de Los Prisioneros, la relación de González con sus padres fue siempre un motor creativo. Canciones como Mami,Ustedes Dos y Corre Como El Agua, esta última con la participación de Koke Rey como cantante invitado, dan cuenta de lo importante que ha sido la figura de sus progenitores en su vida y en su carrera.
Tras su accidente cerebro-vascular (ACV), sufrido en 2015 durante una gira nacional, la rehabilitación del músico fue tomada muy en serio por todo su círculo íntimo. Sus familiares y amigos más cercanos repartieron funciones, asegurándose de que González guardara una rutina estricta y saludable.
Tras un período de ajuste que lo tuvo viviendo en La Reina, luego en Bellavista, e incluso con planes de mudarse a España, González finalmente encontró su nicho en su natal San Miguel, viviendo en un departamento con su padre, su gato y su hermano. Allí ha llevado su rehabilitación desde entonces, abrazando una vida más introspectiva y silenciosa.
Según ha declarado su padre en varias ocasiones, esta nueva vida les ha permitido volver a la dinámica de padre e hijo, en otra etapa de la vida. Como Koke Rey declaró a Culto en enero pasado, “nuestra relación ha vuelto a ser como la que teníamos cuando él era un niño. Lo cuido y me encargo de él como hace mucho, cuando la vida empezaba”. Estas palabras se suman a la carta que publicó un mes antes, con motivo del cumpleaños de su hijo, en la que confesaba que se levanta muchas noches a ver a su hijo dormir, como cuando era pequeño y dormía en su pecho.
Palabras al cierre
Papá, aunque estamos lejos, sé que estás leyendo esto (siempre lo haces). Te quiero mucho y te echo de menos. Espero que pases un muy feliz día del padre.
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