Sí, de nuevo vamos a hablar de caca. Asumamos que es una necesidad básica y que nadie se libra de ella, así que te invitamos a dejar el pudor y el glamour de lado, para tratar el tema con la madurez que merece.
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Podríamos sentirnos muy agredecidos si alguien nos dona un riñón, un pulmón o un corazón, a causa de algún problema de salud pero, ¿te habías planteado la posibilidad de que alguien te done su caca? Nosotros nunca, y tampoco sabíamos que se podía, así que aquí te contamos lo que averiguamos sobre este curioso, pero eficaz procedimiento.
En El Definido conversamos con el Dr. Rodrigo Quera, gastroenterólogo de la Clínica las Condes para conocer esto con más detalles.
“Lo que usted necesita para sanarse es un trasplante de caca”
Sí, existe la posibilidad de que los médicos tengan que llegar a decirle eso a uno de sus pacientes y nos imaginamos que no es una noticia muy agradable. Pero cuando se trata de una persona que lo está pasando mal y que incluso su enfermedad podría tener un desenlace fatal, como los pacientes con Clostridium difficile -una bacteria que causa diarrea- el asco y pudor quedan a un lado.
-Doctor, me da lo mismo lo que me tengan que hacer, pero me quiero recuperar pronto.
¿Les ha pasado que se sienten tan mal cuando están enfermos, que están dispuestos a lo que sea con tal de mejorarse? Los que le tienen pánico a las agujas se convierten en pacientes mega valientes si es que les aseguran que un pinchazo los puede ayudar a aliviar el dolor o las molestias. Con este tratamiento ocurre algo parecido, las personas están dispuestas a lo que sea con tal de no seguir sufriendo ni correr riesgos mayores.
¿Y quiénes necesitan este trasplante?
Clostridium difficile es una infección que sucede cuando la flora intestinal se ve alterada por el uso de antibióticos o por tener alguna enfermedad de base; como pacientes oncológicos, personas con infección urinaria, odontológica y dermatológica, por ejemplo. A diferencia de lo que se cree, esta no es una infección intrahospitalaria, nos explica Quera.
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Pero no es llegar y realizar el trasplante, se recurre a esto como última alternativa, cuando los intentos por detener la infección con antibióticos, no son efectivos en el paciente. Después de la segunda recurrencia, recién, se recomienda el trasplante fecal. “Cuando ya los medicamentos no son 100% efectivos, la posibilidad de respuesta a un trasplante, es sobre un 90%”, dice Quera.
¿En qué consiste el procedimiento?
Consiste en administrar contenido fecal desde una persona sana a un paciente que tiene Clostridium difficile, con el objetivo de restaurar la microbiota intestinal protectora (un mundo microscópico viviente que habita tu intestino). Las heces del donante contienen muchos microorganismos, que tienen la capacidad de recolonizar el intestino del paciente enfermo y competir con la infección para reestablecer el equilibrio de todos estos “bichitos” habitantes en la guata de cualquier mortal (no pongas esa mueca de asco, ¡te podría salvar la vida a ti o alguien que quieres!).
Si la infección no es tratada adecuadamente o el paciente se resiste a la posibilidad de someterse a este tratamiento, se ve afectada su calidad de vida, explica el gastroenterólogo. Por ejemplo, algunos de ellos no pueden trabajar por la diarrea o se tienen que hospitalizar con frecuencia, y mientras más recurrente es el episodio, tienen más probabilidades de volver a caer. ¿Y cómo se realiza?
El trasplante se puede administrar por vía alta, a través de una sonda nasoenteral, que va desde la nariz, hasta el intestino delgado. Sin embargo, no creas que se meten las heces tal cual por la nariz, sino que "se hace una filtración de las deposiciones de un donante", explica Quera. La otra alternativa, es por la vía baja (vía rectal), por colonoscopia (la más usada) o por enemas, ambas a través del ano.
-Pero ¿quién va a querer donarme algo así?
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Ser donante de feca
Quera nos cuenta que en la mayoría de los casos, el donante es una persona de la familia o el cónyuge. Sin embargo, deben someterse a una serie de exámenes y cumplir con ciertos requisitos, como que no haya tenido hospitalizaciones recientes y no haya usado antibióticos en los últimos meses, por ejemplo. "Para evitar que la persona a la que se le va a hacer el trasplante, tenga una complicación futura”, advierte.
También cuenta que como este tratamiento se ha expandido en los últimos años por su efectividad y por un aumento en los casos de infección, en otros países hay centros que tienen deposiciones de donantes congeladas a menos ochenta grados, de tal manera que cuando hay alguna necesidad, no pierden tiempo en el estudio del donante. Pero esa posibilidad no existe en Chile todavía.
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Probablemente te estás preguntando: ¿Y esto se hace en Chile?. La respuesta es afirmativa. Los primeros trasplantes de microbiota fecal, se llevaron a cabo hace seis años y la gran mayoría de los pacientes trasplantados, ha tenido buenos resultados.
Lo increíble es que hace varios siglos (S.IV), un médico chino llamado Ge Hong ya utilizaba bacterias intestinales de una persona sana para curar a una persona con diarrea, por intoxicación alimentaria. Se le llamaba "sopa amarilla", y era un preparado de heces secas o fermentadas que se administraba por vía oral (ñami).
Por más arrugada que tengas la nariz en este momento, este tratamiento está actualmente salvando vidas; personas que vivían incómodas teniendo que correr al baño permanentemente, con grave riesgo de, incluso, morir a causa de su molesta enfermedad. Este simple procedimiento, les devuelve su vida, les permite volver al trabajo y sentirse de nuevo a gusto en su cuerpo.
¿Te someterías al tratamiento? ¿Serías donante de caca de alguien que quieres?
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