Siria, guerra civil, Alepo, niños sirios

El traficante de juguetes que está arriesgando su vida por los niños de Siria

Desde que comenzó la guerra en Siria, Rami Adham, inspirado por uno de sus 6 hijos, decidió dedicarse a juntar ayuda en Finlandia para luego viajar personalmente y llevar" ilegalmente" comida, medicina y juguetes para los niños. Lleva 28 viajes arriesgando su vida. Esta es su historia.

Por Macarena Fernández | 2016-09-30 | 17:57
Tags | Siria, guerra civil, Alepo, niños sirios
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Rami Adham tiene 44 años. Nació en la ciudad de Alepo en Siria y luego en 1989 se trasladó a Finlandia, donde vive hasta hoy junto a su mujer y sus seis hijos. Cuando estalló la guerra civil en Siria, su hija Jasmine de tres años se le acercó y le dijo que quería regalar todos sus juguetes a los niños refugiados y que sólo se quedaría con una de sus Barbies.

Rami cuenta que esa vez fueron juntos a un campo de refugiados cerca de la frontera, donde solían llevar comida para las familias, pero que al llevar juguetes se armó un enorme alboroto y los niños llegaban por todas partes. Ahí fue cuando se dio cuenta que no estaban buscando comida, que sólo querían juguetes y que nunca ha visto sonrisas más grandes en su vida.

Fue en ese momento que decidió dedicarse a alegrar un poco la vida de los niños sirios, víctimas de la guerra. Comenzó gastando sus ahorros, y luego decidió crear una campaña de recaudación de juguetes entre sus vecinos, amigos y a través de las redes sociales, logrando juntar grandes toneladas. Esto fue hace cinco años, cuando la guerra estaba recién comenzando y hasta el día de hoy continúa llevando ayuda sagradamente cada dos meses a Alepo, el epicentro civil más afectado. Ya van 28 viajes clandestinos en los que Rami arriesga su vida para llevar, además de comida y medicina, toneladas de juguetes para que los niños de Siria no dejen de ser niños.

El Papá Noel de Alepo

Cada dos meses, Rami carga aproximadamente 80 kilos de juguetes para repartir entre los niños de Alepo, la ciudad sitiada de Siria. Además del agobiante peso que lleva en sus hombros, el finlandés debe entrar a la ciudad de manera clandestina, arriesgando su vida permanentemente. ¿Cómo lo hace sin ser descubierto?

Sus trayectos son estudiados previamente. Debe volar de Helsinki hasta Turquía con cientos de peluches envueltos en bolsas al vacío. Luego debe acarrear los juguetes a pie a través de las montañas fronterizas para cruzar a Siria, recorrido que a veces le tarda más de 16 horas.

Rami es consciente de los peligros de muerte a los que se expone por cruzar las fronteras de forma ilegal y cuenta que siente mucho miedo. “Estoy nervioso sobre la posibilidad de no volver a ver a mis hijos nuevamente, pero es por ellos que hago esto, para que sepan que hay un futuro”.

Cada vez que llega a Alepo con sus enormes bolsas verdes, los niños corren a hacer fila para recibir un juguete, lo abrazan, lo besan y se van con una sonrisa de oreja a oreja, abrazando su nuevo regalo. Rami dice que el sentimiento de la entrega de juguetes a los niños es indescriptible. “La sonrisa que te entregan, la gratitud… tú los ayudas a olvidar que han perdido sus casas, sus escuelas, sus juguetes”, y agrega que “Estos pequeños héroes que representan el futuro de Siria son para mí extremadamente valiosos de preservar, dándoles un momento lejos del miedo y la inestabilidad”.

Rami cuenta a la BBC que una niña de seis años le robó el corazón particularmente. La conoció un día de entrega de juguetes. Le regaló una Barbie y ella lo miró a los ojos y le sonrió. Luego le contaron que la pequeña había quedado muda de tanto gritar cuando mataron a sus padres e incendiaron su casa. Ahora la visita cada vez que va a Alepo.

Ahora a construir escuelas

Hace un mes Rami lanzó una campaña en Go Fund Me que se llama “Financia al traficante de juguetes de Alepo”. Con esta campaña que busca recaudar dinero para continuar llevando alimento, medicamentos y juguetes a Siria, pero también para construir escuelas cerca de la frontera con Turquía. Hasta ahora ha recaudado 55 mil euros (más de 40 millones de pesos chilenos).

Las escuelas en Siria están completamente destruidas y más de 13 millones de niños no se están educando por falta de un lugar seguro y de infraestructura acorde para poder asistir a clases. Es por esto que Rami hace un llamado a que todos ayudemos en lo que podamos para levantar la esperanza de los niños que están en Siria y de quienes han logrado llegar a campos de refugiados.

“Yo me comprometo ante todos ustedes, humanos de todo el mundo y les pido que por favor me ayuden a ayudar a quienes están viviendo necesidades desesperadas”, dice Rami en su llamado a donar en la página. Si quieres apoyarlo en su cruzada, entra aquí.

¿Qué te parece la misión de este hombre? ¿De qué otra forma podemos ayudar a los niños sirios y a sus familias?

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Comentarios
Sebastián Zunino | 2016-09-30 | 18:49
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Que valerosa e inspiradora historia. Estas historias realmente inspiran y me hacen seguir creyendo que podemos construir entre todos un mundo mejor, a pesar de todas las adversidades.
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Debbie Marchant | 2016-10-01 | 14:39
3
Me emocioné, casi lloro. ¿Qué culpa tienen los niños de conflictos de adultos?
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Gabriel Oyarzun | 2016-10-03 | 17:21
1
increíble historia, cuanta valentía, da una tremenda pena que todos estos niños pasen por situaciones totalmente desgarradoras.

Un gran hombre.
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Maria de los Angeles Santana Lozano | 2017-02-01 | 13:51
0
ver esa fotografia de un niño con un peluche y no con un arma, es realmente la imagen que debemos ver siempre con los niños, estas guerra nunca terminaran, mientras no aprendamos a respetarnos, a querernos, somo una raza tan penca, que tenemos que matarnos para demostrar quienes somos, eso queda mucho que decir. Los animales actúan por instinto y son mucho mas felices que nosotros que pensamos... un día acabaremos con nuestro planeta y nos diremos, shuuuu que la cagamos no era así la cosa, y ya sera demasiado tarde para reparla. los niños ya no tienen en que confiar, en todos los países esta sucediendo que los niños han perdido su norte, porque los adultos también lo han perdido, y solo vemos niños sin felicidad, porque solo se estimulan con cosas externas... solo queda la espera de un milagro para que el mundo vea y cambie por una vez por todas.
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