La gente seria le parece sumamente sospechosa, porque la realidad no puede ser tomada tan en serio. Es que para Fernando Trueba, el destacado cineasta español, somos seres demasiado insignificantes y por eso la nostalgia por el pasado o las preocupaciones por el futuro son un desgaste innecesario. Hay que vivir en el instante y nada más.
Vivir el presente sí, aunque hacerlo cine jamás, cree este ganador del Oscar y de numerosos premios Goya, pues confiesa que aborrecería por completo levantarse de la cama para hacer historias sobre seres que viven a través de aparatos, apretando sus botones. Sin ser un pesimista, para él la realidad se trata del contacto humano, de las miradas a los ojos, de lo oculto en los gestos, de las relaciones. Es lo que revelan sus destacadas películas como Belle Epoque (1992), Chico y Rita (2010), La Niña de tus Ojos (1998) o El Baile de la Victoria (2009).
El director que lanzó al estrellato a la talentosa Penélope Cruz, amigo de connotados actores, aclamado a nivel mundial y que no se siente un español, visitó Valparaíso hace algunos días participando del festival Puerto de Ideas. ¿Cómo llega a la idea de una película? ¿Cómo se relaciona con sus personajes?
Estas y otras preguntas son las que respondió al conversar con Alejandro Schlesinger, revelando parte de su fascinante proceso creativo.
Trueba pareciera ser un tipo serio a primera vista, lo podríamos asumir debido a su talento, pero lo cierto es que no lo es para nada. No cree en la seriedad ante la vida y, aunque sus películas invitan a profundas reflexiones sobre ella, el toque cómico siempre se asoma por alguna ventana.
"Yo creo que la risa siempre viene de la realidad. Si te miras en el espejo y no te ríes de ti mismo, estás perdido. El humor es una mirada que puede ser crítica, pero también comprensiva sobre las debilidades humanas, es una manera de entender la realidad y a la gente. Yo creo que cuando alguien es serio, o está muy serio, para mí se convierte automáticamente en sospechoso. ¿Qué me quiere vender? ¿Qué quiere que yo crea que él es? ¿Por quién se toma? No hay ninguna razón para tomarse en serio, prácticamente, ni un minuto en la vida. Somos demasiado insignificantes, demasiado pequeños, demasiado sometidos a deseos, pasiones, ambiciones y todo tipo de estupideces varias como para que nos permitamos el lujo de tomarnos en serio".
Siempre fue el "payaso", reconoce, le gustaba contar historias y hacer reír, dos rasgos de su carácter que han marcado su vida y su cine.
¿De dónde vienen todas esas historias? ¿Cómo comienzan y se convierten en películas? En palabras simples, la cabeza de Fernando Trueba es un hervidero de ideas que bullen a mil, todo el tiempo y sin descanso.
"Siempre tengo muchas ideas de guiones, por ejemplo, nunca he salido a buscar una idea, nunca estoy diciendo a ver, la próxima película de qué podría tratar, esa situación no la conozco. Siempre creo que la vida, lo que lees, lo que vives, lo que imaginas, lo que sueñas, hace que tu cabeza esté llena siempre de historias que contar", asegura el cineasta.
Una de sus técnicas es narrarle estas pequeñas historias a sus amigos, hermanos, a su hijo, y en esa verbalización que va desarrollándose durante meses, se añaden cada vez más elementos que van fortaleciendo el relato. Explica que mientras algunas van apagándose, otras crecen hasta convertirse en una necesidad y no lo dejan de perseguir.
"Entonces llega un momento en que te das cuenta que esa es la historia que tienes que escribir. No es tanto una decisión racional de hacer ésta, sino de alguna forma, que tú eres poseído por la historia. Yo considero que el director es un médium, que no es que tu fabriques la historia, la historia está por algún lado flotando y utiliza al director o al que hace la película para llegar a existir, para convertirse de una idea a una realidad", comenta Trueba.
Por eso la frase de Picasso suena en su cabeza desde niño: Yo no busco, encuentro. Eso retrata su manera de ver las películas que da a luz: "Cuando hay que buscar, mala cosa, lo que hay es que encontrar y saber encontrar. A veces pasamos delante de las cosas sin verlas o no sabemos verlas y creo que eso me ocurre con las historias y las películas", dice.
Al dirigir una película, Fernando se involucra completamente con sus personajes y su alma. Necesita amar a cada uno de ellos, estar en sus huesos, entender sus procesos, su modo de pensar, de ser. Es por eso que, aunque algunos de sus rodajes se ambientan en épocas de Hitler y Franco, Trueba jamás haría una película protagonizada por ellos. ¿Cómo podría empatizar hasta la médula en esos casos?
"Yo creo que si quieres comunicar cosas, no puedes mirar de una manera indiferente a tus personajes, y en mi caso, necesito amar a los personajes, pero de esta manera que son tus criaturas y de una manera cómplice, sobre todo", declara.
El director es conocido por ofrecer un espacio relajado de trabajo, donde los actores se divierten. Sus sets de grabación son lugares de confianza, de amistad, donde busca eliminar el aspecto militar y jerárquico que suele darse en un equipo de cine. Aún así, Trueba es muy seguro de lo que busca con cada escena y cada persona. ¿Cómo trabaja para lograr que los actores los encarnen como él los ve?
"Me gusta rodar al actor cuando está fresco, cuando está virgen y luego vas matizando, perfeccionando, pero siempre empezar a rodar muy pronto. No viciarle con ensayos, no mecanizarle, sino que el actor pueda aportar cosas, que pueda darte cosas que ni tú mismo piensas que te puede dar", cuenta Trueba.