Y mirarse el ombligo aminora la capacidad de entender al resto... solo poniendose en el lugar del otro es que se puede lograr ser empático y cultivar un verdadero respeto.
El resto es respetar la vida propia y cuidarse.

¿Y a pito de que fue eso de Mirarse el Ombligo?

Tengo que decirlo, resulta que a mí sí. jajajaja Es que hay que decidir más rápido que cuando andas a pie qué hacer frente al semáforo y al mismo tiempo mantener el equilibrio y moderar la velocidad y en lo que mi cerebro (que de por sí ya es medio lento con las señales) procesa lo que tengo que hacer, ya me pasé. Es un milagro que nadie me haya atropellado aún. Usualmente lo que hago es parar no más en cada esquina y decidir después de frenar. Me demoro mucho más así sí, porque luego tengo que volver a tomar velocidad. Y si vienen más ciclistas atrás les hago taco. :(

No puedo ser multifuncional y mantenerme viva en la calle. Ando bien cerca de no poder comer un chicle y caminar al mismo tiempo (por lo mismo no manejo). Pasa que la calle tiene muchas cosas y me distraigo con todo, con los pajaritos o la textura de las paredes o las micros o la gente. El centro es fatal, me es muy difícil enfocarse con todos los letreros, vitrinas, ruidos y gente. También me pasa que choco contra los postes con frecuencia ridícula.

En apoyo a los (malos) ciclistas; las ciclovías son tan estrechas que cuesta mantenerse en la vía sin chocar contra el borde. Al menos yo las uso por el medio hasta que me encuentre con otro ciclista para reducir las posibilidades de sacarme la mugre.

Cuando hay gente igual, la gente no calcula que no es tan fácil para todos mantener justo la linea recta al borde de la vía, por lo que aunque le deje espacio "suficiente" cualquier pérdida de equilibrio puede hacer que lo atropellen. Ni hablar de cuando ni se corren, porque a veces uno no tiene los frenos tan buenos y quedas pegado a ellos o aunque se corran apenas sientan al ciclista uno los ve de lejos e igual tienes que parar o bajar la velocidad por si acaso y luego para volver a recuperarla cuesta. A lo mejor le pongo color, y no sería nada si pasara una vez, pero cuando pasa 2 o 3 veces por cuadra, cada día... Hasta el momento no le he gritado a nadie, pero pucha que me han dado ganas.

Me sentí identificado en algo específico: ese el único tramo en todo Santiago en el que ocupo la ciclovía para caminar. Caminar ese bandejón central en la Alameda es espectacular, aunque igual siempre que puedo, veo hacia atrás y adelante para apartarme cada vez que viene una bici: estoy en terreno de ellos, y se entiende que quieran pasar cómodos.