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¡Bella Ciao! Es tiempo de analizar la segunda temporada de La Casa de Papel

El Profesor y compañía se convirtieron en la serie de habla no inglesa más exitosa de Netflix. Y confirmaron una tercera parte. ¿Qué pasó con los ladrones españoles más queridos? El Chaya de Nerdix.cl se saca la máscara de Dalí, y da su testimonio.

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Oprimes “COMENZAR” y eres un rehén más. Te atrapa y no puedes salir. Para bien o para mal, debes terminarla, porque algo tiene, porque todos la ven, porque los overoles rojos y las máscaras de Dalí son cool, porque el robo perfecto interesa, porque Tokio, porque Berlín, porque ¡Bella Ciao!, porque es La Casa de Papel, la nueva gallina dorada de Netflix, especialmente para los espectadores hispanoparlantes. La misma que su propio creador, Alex Pina, confirmó que regresa el 2019 bajo el lema de La Casa de Papel: La Resistencia, planteando más interrogantes que certezas.

A continuación ahondaremos en lo que fue su segunda temporada, donde al parecer estaba todo resuelto, pero no; así que si aún no las has visto, partiste al hangar más cercano a encerrarte y “maratonearla”, y obvio, no leas lo que viene, pues hay spoilers. Y si peor aún, todavía no sabes nada de nada de La Casa de Papel, ¿qué esperas para conocer los planes de El Profesor? ¿Qué esperas para infiltrarte en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre junto a este carismático equipo de ladrones?

En qué quedamos

Su primera temporada se estrenó en diciembre del año pasado, pero fue en las vacaciones y durante marzo cuando por el boca a boca muchos chilenos se volcaron dentro de los 13 capítulos que presentaban al Profesor, Salva o Sergio (Álvaro Morte), elucubrando y ejecutando el robo más grande que acontecería en España, donde un grupo de atracadores -cada uno experto en su disciplina y apodados con nombres de capitales de países (muy a lo Perros de la Calle de Tarantino)- tomarían los servicios y personal de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de Madrid.

Idealmente sin heridos ni muertes, idealmente sin ser descubiertos, idealmente sin establecer relaciones entre ellos (ni con los rehenes), idealmente siendo amados por la opinión pública y sin robar un peso, sino más bien emitiendo ellos mismos los billetes y un monto billonario, a lo Robin Hood millennial. Idealmente, porque hacia el final nuestro querido, suertudo e inteligente Profesor, estaba a punto de ser descubierto por la aguerrida jefa de investigaciones, Raquel (Itziar Ituño). Además de tener al grupete de ladrones ad portas de un motín, con dramas entre ellos y estando desconectados de su mente maestra. Es decir, al borde del colapso y el fracaso.

Lo que flipa (o sea, lo que nos gustó)

Entre las cosas que funcionaron de esta segunda temporada:

La fórmula continúa: sí, su ritmo atrapante y la idea de no dar descanso al espectador, están presente en esta temporada nuevamente. Proyectando grandes problemas que no parecen ser un “chicle estirado”, con giros inesperados como la captura de Tokio (Úrsula Corberó), las ineludibles pruebas, el ADN del Profesor o que Raquel se percata que su enamorado, amante y cable a tierra, es a la vez su más grande problema.

Más acción y producción: con escenas de peleas y tiroteos que no tienen nada que envidiar a una película de Hollywood (la jugada kamikaze de Tokio y Río en las bodegas con el ataque de fuerzas especiales…). También hay juegos de cámara muy atractivos y emotivos (el escape de Tokio a la fábrica desde el convoy), manejando los tiempos y recordando clásicos del género policial-robo como películas del tipo Snatch, El Plan Perfecto o La Gran Estafa. Ejercicios que enganchan y dan fe de la calidad del producto y su inversión.

Profundización de personajes: Si la temporada 1 indaga en la relación del Profesor y Raquel en el exterior; y en la de Tokio y Río dentro la fábrica; en ésta la apuesta va por encariñarnos de los otros del equipo, partiendo con Berlín (Pedro Alonso). Si bien este último tiene protagonismo al liderar en terreno la empresa, ahora se ahonda en su personalidad; una suerte de Scarface romántico, idealista, talibán y sociópata. El galán enfermo y antihéroe. Como también pasa con mi personaje favorito, Nairobi (Alba Flores), que particularmente en un episodio se despacha la frase “Empieza el matriarcado”, marcando su rol de mujer empoderada, esperanzada y táctica. Además del sensible cuento entre padre e hijo de Moscú (Paco Tous) y Denver (Jaime Lorente), y lo querible y leal que se devela Helsinki (Darko Peric), el gigantón rudo de la banda.

Lo que no mola (o sea, lo que no nos gustó tanto)

La Telenoveladentro de los elementos que hacen que La Casa de Papel haya causado tanto furor, es que en su esencia es más telenovela que serie. Respondiendo a los códigos de la primera, armando líos amorosos y con finales de episodio siempre en lo alto; concepto que el espectador latinoamericano, por su ADN televisivo, conoce y aplaude (el fenómeno local de Perdona Nuestros Pecados es un ejemplo). Pero creo que en esta segunda tanda, el rollo romántico se fue un poco al chancho. Con una Raquel que olvida sus valores y vocación por amor, un Profesor que por lo mismo casi arruina el plan, e incluso con el rey del friendzone, Ángel, perdonando todo por su amistad, hasta no entregar información a sus jefes. Y toda esa compenetración y pasión en una semana, no sé.

Abajo la verosimilitud: ya en la primera temporada habíamos visto a todo el clan celebrando en la bóveda mientras nadie estaba con los rehénes y lo perdonamos. Pero acá tales momentos que quitan realidad a la ya ficcionada trama, se desproporcionan. Desde la entrada de Tokio en moto sin impacto de bala alguno, con cientos de francotiradores en frente para volver al encierro; pasando por el conflicto del síndrome de Estocolmo o no de Mónica (Esther Acebo); la invasión masiva de payasos en el hospital donde está Ángel; hasta el final con una Raquel nuevamente con su celular descargado y justo Sergio estando en ese lugar, en ese segundo, de esa locación paradisíaca, con un cargador, ¿de verdad?

Cabos sueltos o ripios: quizás la tercera temporada viene a responder dudas o vacíos que vimos. Uno es casi a nivel de guión y dirección, pues en cada episodio nos acompañó siempre la voz en off de Tokio relatando desde un futuro u otro lugar lo que acontecía, pero que incluso ahora se olvidadel relato, ya que en el último capítulo prácticamente no está presente, o sea, ¿dos temporadas escuchándola y sólo sabemos someramente que se irá a una isla con Río? Un tanto débil la ejecución. También se repite esto con el personaje de la adolescente y adinerada Allison Parker (María Pedraza), personaje secundario que da inicio a la serie y que después se desarrolla como una outsider de los rehenes y su realidad social, pero que tampoco queda resuelto o da más profundidad en el post claustro. Similar caso el del detestable director de la fábrica, Arturo (Enrique Arce), uno de los villanos de la trama, con todo su drama de infidelidades, cobardías y horizonte laboral. Nada.

A pesar de esto, es innegable que La Casa de Papel es uno de los hitos de los programas streaming, con fanaticada y que va por más. Su tercera parte se estrenará en 2019.

¿Qué te pareció la segunda temporada? ¿Qué teorías tienes para su regreso?

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Comentarios
Christian Diaz | 2018-04-20 | 11:53
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Eso de extender series/películas que cómo se hicieron no tienen para que alargar (y así matar un producto que pudo ser de culto)...
Como quedó esta bien, pero bueno el $ pesa más.
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Francisco Gonzalez | 2018-04-26 | 00:16
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Lamentable, yo también creo que la historia quedó bien
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Edson Pizarro | 2018-04-20 | 13:52
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Yo la encontré divertida, pero si picamos más a fondo no sólo hay problemas de continuidad, vacíos argumentales y cosas completamente inverosímiles.

También hay muchas escenas que no conducen a nada. "Duró menos que el matriarcado de Nairobi": El famoso "matriarcado" de Nairobi no dura absolutamente nada, al rato ya le entrega el liderazgo a Berlin "porque no dormía bien" y después de una escena de llantos. Si quitamos esa escena, no parota absolutamente nada a la trama. Lo mismo que la pataleta de Río, no lleva a absolutamente a nada.

PD: Pobre Adriadna, quedó con un trauma gigante.
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