Me las recomendaron en su momento, pero como buen chileno dejé todo para después... dos estrenos que no fue hasta su llegada a Netflix que comenzaron a tener un éxito arrasador en los comentarios de las redes sociales. Lo bueno es que nunca es tarde para disfrutar algunos de ellos, y más si son tan diferentes uno del otro, ¡pero jolines!, ¡basta de preámbulos!
¿Dónde se puede hacer el robo más cuantioso? En el lugar donde se fabrica el dinero, obvio.
Un grupo de ladrones planea hacer el atraco más grande de la historia robando La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre al elaborar un plan maestro que burle la seguridad, la policía y la opinión pública. La idea es producir todo el dinero posible (sin que pueda ser identificado después) en un tiempo determinado y mantener encerrados a un grupo de rehenes al interior del edificio como "moneda de intercambio".
Una de las grandes proezas de esta serie es que convirtió una historia policial de ficción en un relato épico de situaciones de suspenso, tensión y entretención al estilo "Tarantinesco".
Ya, puede parecer algo poco novedoso a simple vista, pero la gracia de La Casa de Papel está en ir desmenuzando a los personajes (muchos de los cuales rallan en la locura) y ver a través de ellos que el plan va mucho más allá de un crimen organizado, ya que como es de esperar, involucra emociones tan intensas que podrían perjudicar toda la ejecución del robo.
Otra cosa bien chora es que es posible ir completando la historia a través de los flashback desde el minuto en que los personajes fueron convocados para el asunto del robo. Todos tienen un drama detrás de esa máscara de Dalí que usan para ocultar su identidad. Pareciera también, que hay muchos secretos que aun faltar por descubrir sobre sus vidas pasadas y de "ciertos conflictos" que estallan al interior de la fábrica.
Posiblemente uno de los factores del éxito tardío de La Casa de Papel fue que después de haber finalizado en noviembre en Antena 3, la serie se demoró un mes en saltar a la plataforma streaming. Eso, sumado a las fiestas de fin de año y los ires y venires de las vacaciones, hizo que recién comenzara ser viralizada principalmente en febrero.
En Chilito la serie ya se volvió una de las favoritas de muchos, y en Twitter por ejemplo, en un ejercicio de buscar palabras con el hashtag #LaCasaDePapel aparecen muchas expresiones españolas que ahora parecen ser la nueva moda, tal como lo que pasó en su momento con las jergas colombianas de Narcos, por ejemplo... y también muchas personas expresan sentirse fanáticos de la serie exigiendo una pre/secuela.
Por ahora en Netflix está disponible la primera mitad de la serie, ya que esta fue dividida del formato original de 70 minutos a capítulo a 45 minutos aproximadamente, así que mantiene las dos temporadas pero suma más que los 15 capítulos de la original.
La segunda parte llega los primeros días de abril a la señal, y promete un final vertiginoso tal como lo es todo el desarrollo de la primera parte.
¡Ostia!
Los "casos reales" siempre son más tenebrosos, y si es españolísimo... ¡aún más!
A estas alturas Paco Plaza ya tiene un currículum increíble de buenas películas de terror gracias a su saga de películas [REC]. Ahora fue el turno de Verónica, la película que se inspira en un caso real de 1991 sobre posesiones demoniacas, titulado como "expediente Vallecas", y que en la película se asegura que es el único informe policial en España donde un policía ha declarado ser testigo de un fenómeno paranormal, como tal. Brí-gi-do.
El resultado de esta combinación director-caso real es una película sencilla, aunque con elementos del thriller psicológico y sobrenatural que puede dejar con pesadillas a cualquiera. 105 minutos que indagan en la vida de Verónica (una brillante Sandra Escacena, que a propósito fue nominada como actriz revelación en los Premios Goya), en sus dramas familiares, sus hermanos, y su vida adolescente en los años 90. Tras la muerte de su padre, debe cuidar a sus hermanos menores mientras su madre trabaja para sostener la casa, cosa que no le deja tiempo para hacer una vida "normal". El drama se pone siniestro cuando en un día de eclipse solar, se le ocurre jugar a la Ouija y... ¡hasta ahí los spoilers!
Todo esto puede parecer un poco cursi y familiar para los que han visto el terror de las últimas dos décadas, pero déjenme decirles que esta película –y sin abusar de los efectos especiales digitales– logra ser mucho más de lo que estamos acostumbrados a presenciar en la pantalla grande.
Si hablamos del infaltable recurso "vintage" de la época, les puedo adelantar que a diferencia de las producciones norteamericanas, aquí en Verónica, nos podemos sentir mucho más identificados con su estilo de vida que con la familia de El Conjuro, por ejemplo. Esta artillería retro se compone de un excelente soundtrack por parte de Héroes del Silencio y Maldito Duende, dos grupos que sonaban fuerte por esa fecha, y de una ambientación súper ondera con respecto a los años 90.
Tampoco estamos frente a una película brillante, ni mucho menos, pero el trabajo de Paco Plaza y todo el elenco de Verónica hacen que este título sea bastante entretenido, con buenas ideas, con más terror que susto.
Así que bien ahí Netflix por darle una segunda oportunidad a esta película, a veces algunos títulos que no logran ser éxitos de taquilla en los cines, si logran mayor visibilidad en el streaming y eso es algo bueno para todos; creadores, canales y espectadores.