En Chile el 5,8% de los niños/as entre 2 y 17 años se encuentran en situación de discapacidad (II Estudio de Discapacidad, 2015), y muchos de ellos/as están atados por barreras de actitud y entorno, lo cual los limita a participar plena y efectivamente de la sociedad. Esto se debe principalmente a una falta de sensibilidad hacia la diversidad y lamentablemente potencia procesos de exclusión y generan un choque con la estructura de oportunidades que, como sociedad, hemos construido.
Uno de estos choques se ocasiona en las instancias educativas. Por un lado, se propone un sistema de inclusión, juntando estudiantes en situación de discapacidad y sin situación de discapacidad, prestando atención en las necesidades y defendiendo las características de cada uno/a (Rubio Jurado, Francisco, 2009). Esta inclusión requiere condiciones especiales y adaptaciones del sistema escolar que comprenden la visión institucional como comunidad educativa y se desprende de la sola acomodación del estudiante al sistema escolar, lo cual es una forma de integración y no de inclusión. Es necesario que las escuelas cambien el paradigma y crucen la línea para lograr una inclusión real en las escuelas.
Por otra parte, las escuelas especiales no están exentas de complicaciones, ya que se requiere un grupo de profesionales especializados que puedan desarrollar habilidades sociales, motoras, de higiene, laborales, etc., en niños y niñas para lograr su pronta inclusión al mundo que todos/as compartimos. En el caso de las escuelas subvencionadas se recibe un aporte estatal sujeto a la cantidad de niños/as que estén en las salas de clases, los cuales son pocos -máximo ocho por sala- y tienen una asistencia irregular debido a enfermedades en meses de invierno, sobreprotección de los padres y madres, entre otros motivos. En este sentido es indispensable cambiar el paradigma de las escuelas especiales, aumentando el aporte monetario por estudiante, relacionándolo a la matrícula y no a la asistencia, de forma que las escuelas puedan tener el mismo ingreso en el año –lo que permite planificación- y no estén con la tensión de desvincular profesionales por falta de recursos.
Por último, en ambos espacios se generan tensiones propias de las comunidades educativas. Una de las principales es la disputa entre la institución y la familia, la cual deriva de un ataque constante hacia el rol/deber del otro. En este punto la institución se vuelve un “enemigo” de la familia, ya que “la familia no hace el trabajo que debería hacer con el/la niño/a. Por el contrario, la familia se vuelve un “enemigo” de la institución, puesto que “le exigen cosas que debería ser llevado por los mismos educadores/as”.
Tanto en el problema inclusión-integración, en los conflictos monetarios que poseen las escuelas especiales y en la ruptura del engranaje institución-familia se tiene como principal afectado a los/as niños/as. Son ellos/as los/as que, de no ser tratados estos temas, cargan con ver acrecentada su vulnerabilidad, afectando su inclusión en la sociedad y, por tanto, su proyecto de vida.
¿Cómo solucionamos esto? La propuesta aquí es distinta, es romper el paradigma del “yoismo”, encontrarnos y empezar a velar por otro, posicionando al centro a los/as niños/as. Velar por ellos/as significa cooperar y consensuar el mundo adulto en pos de lo mejor para ellos/as, eliminar la disputa de la jerarquía de la razón y cambiarla por escucha activa. Por otra parte, se hace necesario valorar la empatía que hemos perdido como sociedad, generando un entendimiento que nos haga cambiar ciertas prácticas individuales que excluyen a las personas.
Generar estos cambios es tarea de todos/as y no lo haremos -solo- donando una vez al año o recordando a estos niños y niñas el Día Internacional de las personas con Discapacidad, sino desde el cambio de prácticas que potencien la inclusión en todos los ámbitos sociales, pero por, sobre todo, potenciando la primera entrada a la sociedad, la educación. Y tú, ¿qué estás haciendo para fomentar la inclusión?
Tomás Contreras
Coordinador de Alianzas Corporativas
América Solidaria Chile