El Líbano es un país chiquito. ¡Muy chiquito! Mide 10.452 km2, o sea, cabe entero en la región de Valparaíso (y queda sobrando un tercio de la región), y tiene aproximadamente 6 millones de habitantes, o sea un poco menos que la ciudad de Santiago de Chile.
Como por esas cosas de la vida, me tocó visitar el país del arbolito, hoy les contaremos en El Definido, todo lo que se puede apreciar en este bello país… cómo es la vida, si es peligroso o no, y qué onda con los árboles. ¡Acompáñanos!
Este país tiene mucha historia. ¿Se acuerdan de los famosos fenicios? Los comerciantes, navegantes e inventores del alfabeto… pues vivían en el Líbano. De hecho, esta zona ha estado habitada desde hace 45 mil años. Se piensa que aquí también estuvo la cuna de las lenguas semíticas, y se piensa que en esta área, nació el idioma árabe, hace unos 3 milenios. Incluso, zonas del país son mencionadas en la biblia… las famosas bodas de Caná (ese milagro sabroso de convertir agua en vino), posiblemente ocurrieron en el sur del país. ¡O sea, hasta Keanu Reeves nació aquí!
Dando un salto gigante en el tiempo, les cuento que el Líbano fue dominado por los árabes, luego estuvo bajo protectorado francés, luego bajo un breve dominio inglés (por eso es relativamente común encontrar personas que hablen los tres idiomas). Sin embargo, siempre mantuvo una enorme variedad de culturas y pueblos en su interior.
Lo que no impidió que el año 1975, estallara la tristemente célebre guerra civil entre musulmanes y cristianos, donde también intervino Siria e Israel y de la que aún hoy es posible ver huellas. La guerra terminó el año 1990, pero sus consecuencias duraron hasta el 2005, con territorio ocupado por sirios, mientras que otra parte del territorio fue ocupada por Israel de 1982 al 2000. El año 2006, Israel invadió de nuevo (brevemente) el sur del Líbano, y luego el 2008 casi, casi, hay otra guerra civil entre el gobierno y Hezbollah, que es un partido político musulmán con una rama paramilitar, y que de hecho causó la segunda invasión de Israel, al empezar a lanzarles misiles desde el Líbano.
De ahí en adelante, se han quedado bastante tranquilos, pero aún es posible ver huellas de balas en muchísimos muros. Lo malo, es que ahora se pusieron a pelear “al lado”, o sea, en Siria.
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Plaza de los Mártires, con la Mezquita al-Amin de fondo. ¿Se fijan que hay como puntitos blancos en la estatua? Son agujeros de bala... ¿Se fijan que le falta un brazo al joven de la derecha? Balas, también. Autoría propia. |
¡Muy variada! Pensemos que hay 18 corrientes religiosas en el país, y de hecho el sistema de gobierno lo refleja: el presidente es cristiano maronita; el primer ministro, musulmán sunita; el presidente del parlamento, musulmán chiíta, etc., etc. Claro, de otra forma, ¡sí que pasarían agarrándose del moño! Pero en la vida diaria, es difícil ver esas distinciones, como me decía un taxista: “nosotros ahora queremos vivir en paz nada más, valoramos más la vida que cualquier otra cosa”. Y claro, uno puede ver mezquitas al lado de iglesias, señoras tapadas hasta los ojos junto con chiquillas vestidas a la occidental, católicos, drusos, y muchos inmigrantes (en especial de Siria, Egipto y Bangladesh).
Aunque la capital, Beirut, tiene 300 mil habitantes, uno ve edificios por todos lados. Resulta que la mayoría de la población vive en lo que llamaríamos villorrios, pueblos o villas… pero no son como uno se los imaginaría, con casitas chicas y pobres, sino que tienen edificios y todas las comodidades de una ciudad “desarollada”. Yo me quedé en un lugar llamado Aley, a 25 minutos de Beirut, y debo decir que es igualito, igualito, a quedarse en la ciudad de Villa Alemana, claro que con las cosas escritas en árabe (quizás ahí se parece a Belloto Norte).
Hay otra cosa que marca, y es si uno está en la costa, o en el interior del país. El lugar donde me quedé está en el interior, ellos le llaman “las montañas”. ¡Y hace muchísimo calor en verano! (Sobre 30 grados) Es muy muy húmedo… pero la cosa se pone más densa, mientras estemos más cerca de la costa, y el clima se modera más al interior, se vuelve menos húmedo, más fresco, y respirable. Aunque hay mosquitos por todas partes, ¡igual pascual!
La gente es un poco como en todas partes, la gente en la ciudad, es distinta a la gente en los lugares más pequeños. En las montañas, son realmente muy amables, simpáticos, y te tratan de ayudar… en la ciudad, no es tan así. O sea, más bien te tratan de engañar, o sencillamente no te hacen caso. Otra cosa que me llamó muchísimo la atención, es que el centro de Beirut es un lugar extremadamente lujoso… en Chile hay algunas zonas lujosas, por ejemplo en el barrio alto de Santiago, pero acá era llegar al centro de la ciudad, y había sólo tiendas Rolex, Armani, Ermenegildo Zegna (el que sabe, sabe, perrín), Cartier, etc. ¡Vieran como me volví loco comprando!
Jajaja, mentira, de hecho los empleados de las tiendas me decían que para ellos era raro trabajar en el centro, porque nunca iban a poder comprar nada de lo que vendían. En fin, es un lugar muy ostentoso, y claro, también muy lindo, y que luego me enteré que estaba orientado a la gente con dinero de Europa y del Golfo Pérsico. O sea CasaPiedra es una ordinariez, you know what I mean, ¿galla?
Si van a manejar, tengan claro que los semáforos no son tan abundantes, y la forma de manejar, es un estilo de “trabajador en la ciudad, con camioneta de la empresa”, o sea, extremadamente relajados. En algunas partes no hay vereda. ¿Cómo? (Vean esta foto… ¿por dónde pasa uno? :O ) Lo que les digo, no hay vereda, y a veces no hay semáforos, por lo que ser peatón más que un desafío, es una aventura. Y aunque en Chile seguimos siendo líderes mundiales en cortes de luz, en Beirut son más ordenados, y cortan todos los días a horas definidas: 10am, 2pm, 8pm, 10pm. El corte dura un minuto exacto, y nadie ha sabido decirme por qué ocurre.
Ojo: se permite fumar en lugares cerrados, y es más, no se espanten si ven pasar una "pipa de agua" o nargile en un restaurante (acá una foto del "especialista" en armar las pipas, en un local). Es costumbre acompañar las comidas con fumadas de "nargile", que es una especie de tabaco con sabor, calentado con carbones al rojo. También suelen acompañar las comidas con arak, que es un trago derivado del anís. Y si les toca compartir con una familia libanesa, pues allá, también tienen la costumbre de la sobremesa por horas... la diferencia, ¡es que nunca se para de comer! :O
Regateen siempre. Si hablan inglés o francés, pueden sobrevivir, aunque idealmente es bueno manejar algunos términos en árabe (que yo no manejo… ¡muy mal, autor!). No lleven euros, mejor lleven dólares. El cambio es aprox. 1500 libras libanesas por 1 dólar, para que no los hagan lesos. O sea, algo así como el doble del cambio chileno. Las cosas cuestan un poco menos que en la zona norte de Chile, y un poco más que en la zona central o sur del país. No tengan miedo, las personas son amables… y si tienen mucha suerte, se pueden topar con una muestra de la tradicional hospitalidad musulmana (fue mi caso, y hasta me regalaron una bebida para el calor).
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La Rouche, "La Roca", un símbolo de la ciudad de Beirut. Autoría propia. |
Los lugares que visité son todos seguros (centro y norte del país). Claro que se me ocurrió la brillante idea de querer ir al único lugar del país, que no es seguro… se trata de Baalbek, que tiene su gracia: son las ruinas romanas más grandes del mundo, hay un templo de Júpiter, otro de Venus, en fin, hay para regodearse. Lo malo, es que está a 10 kms. de la frontera con Siria, y justo la semana pasada, a los chiquillos de Hezbollah, se les ocurrió empezar una ofensiva contra el Estado Islámico, al ladito de ese lugar. Y a diferencia de lo que pasa entre Bolivia y Chile, cuando se meten a la frontera, es porque arrancan de ametralladoras, morteros y bombazos, por lo que no me pareció sano para mi bello cuerpo, el agraciarlos con mi presencia.
Algunos lugares:
La Rouche: símbolo de Beirut, son unos acantilados que surgen justo frente a la costa de la ciudad, al más puro estilo de La Portada de Antofagasta. ¡Imperdible!
Plaza de los Mártires/Mezquitas/Catedrales: ya sé que pelé harto el centro de Beirut, pero esa plaza, que es el equivalente a la Plaza Italia de Santiago, es un lugar histórico, donde pasaba la línea divisoria entre Beirut occidental y oriental en la guerra civil, y aparte, da acceso a la mezquita Mohammed Al-Amin y a la catedral de St. George, que son muy bellas. Eso sí, ojo con los controles militares, porque aunque parezcan inadvertidos, hay puntos del ejército libanés que a veces cierran calles. También hay unas ruinas romanas metidas de intrusas, justo al lado de la mezquita.
Monasterio de Saint Charbel: es un lugar precioso, donde se respira paz y aparte del paisaje paradisíaco, es un lugar maravilloso de reflexión para quienes tienen cultivan la espiritualidad. Queda cerca de la ciudad de Biblos, al norte del país.
Faraya: N¿no pude ir porque es verano, pero es un famoso centro de ski, uno de los pocos en el mundo desde donde uno puede ver el mar.
Citadela de Raymond de Saint-Gilles: es un castillo ubicado en Tripoli (80 kms. al norte de Beirut), construido en 1289 y reconstruido muchas veces, incluso por Suleimán el Magnífico.
Tiro: esta ciudad queda al sur del Líbano, y tiene una historia riquísima. Es Patrimonio de la Humanidad, y hay restos romanos, fenicios, persas, en fin… ¡es para quedarse horas y horas!
Los Cedros de Dios: también es Patrimonio de la Humanidad. Es un bosque de bellísimos cedros, ubicados en el norte del país, y que ya son mencionados en la epopeya de Gilgamesh… aparte, es de aquí que tomaron la idea para la bandera, pues es el árbol nacional del Líbano.