Las explosiones, marines, mujeres sexis y más explosiones volvieron a la cartelera local con Optimus Prime y su quinta entrega donde otra vez sufrimos la destrucción del mundo. Si te gusta la saga robótica y automotriz de Michael Bay y tienes ganas de más, o de frentón de algo extremadamente diferente, aquí una selección de títulos con lágrimas de aceite y corazón metálico.
Animación con ecos de cine matiné y años 50’s, de un estilo gráfico y trato de color alucinante. Bajo la dirección del seco Brad Bird (Los Increíbles, Ratatouille) vemos la amistad entre un cabro chico, Hogarth, y un coloso de hierro extraterrestre bélico que pierde la memoria al caer en la Tierra. Y se hace fan de Superman. Todo ambientado en un pequeño pueblo gringo rodeado por la psicodelia de la posguerra, producto de un gracioso villano, el agente Kent. Tiene un poco de E.T, de Totoro, de una belleza y cariño en cada escena. Interesante es la idea de la hermandad y de que nuestra naturaleza no determina nuestro futuro, sino los valores y seres queridos. La voz del gigante la hace otro robot, Vin Diesel.
De niño, Guillermo del Toro (El laberinto del Fauno, Hellboy) era fanático de las series japos del corte Ultraman, Godzilla y Super Sentais (o los Power Rangers nipones), con sus maquetas de plumavit y peleas karatecas. Rayó tanto la papa que cuando tuvo las lucas nos regaló la mejor versión hollywoodense de mechas (robots inmensos) luchando contra kaijus. Sí, la mejor. Divertida, emotiva, con una banda sonora fenomenal y homenajeando al género en todo momento. Los monstruos alienígenas emergen de las profundidades del mar (¡no del espacio!) y sólo la armada análoga de jagers puede combatirlos, pero antes, el atribulado Raleigh debe encontrar un compañero para poder manejar esta arma. Su secuela llega el próximo año.
Romeo y Julieta en versión metálica y con dispositivos. Con una escena de apertura que no requiere de textos, sino soledad y ciencia ficción pura. Dando referencias a Odisea al Espacio 2001 y muchas obras fundacionales del género. El chatarrero Wall-E deja su maquinaria esencia al enamorarse de Eva, mucho más moderna, iphoneada y digital. ¡Romántico hasta la patas! Cruzando los confines del espacio para tomar su mega tecnológica mano y, por accidente, salvar a la obesa humanidad. Con la dirección de Andrew Stanton (Buscando a Nemo, dos capítulos de Stranger Things) descubrimos el amor de un héroe con ruedas de tanque y mirada tierna.
Debe ser la visualización de una humana-androide más bien lograda hasta ahora. Emulando el videoclip de Bjork, All is full of love, con formas y una estética que saca aplausos. Silenciosa, sutil, angustiante. Un pelirrojo perno que trabaja para la más grande compañía informática se gana una pasantía con su fundador en un elegante búnker en las montañas. Conoce a Ava (Alicia Vikander), el máximo paso en la evolución de la inteligencia artificial. ¿Quién experimenta con quién? Thriller robótico que pone en jaque los límites de la tecnología y la era digital. Mención honrosa al baile y obsesión de Nathan (Oscar Isaac), como una suerte de Steve Jobs algo desquiciado.
Iba a ser el último proyecto cinematográfico de Kubrick, pero parafraseando a un presidente: “su muerte lo impidió”. Por lo que tuvo que terminar solito la pega don Steven Spielberg, logrando en cierta medida el sello “kubrickiano”, proyectando la asfixia y dolor de un muchacho que, cual Pinocho, quiere convertirse en un niño humano real para que su madre lo quiera. Pasando por aventuras, viajes, personajes y años de búsqueda. Cruda fábula que realza a los robots como un oscuro y nostálgico episodio de Futurama, basándose en el corto “El largo y último verano de los súper juguetes” y enrostrándonos que el pequeño Haley Joel Osment no sólo veía gente muerta.
En apariencia, fue el papá ochentero de Wall-E. Pero en realidad era el ondero Johnny 5, que con su pañuelito rojo y conciencia logró zafar de una fábrica que construía robots militares en serie, y él, debido a un rayo que cae en su cabeza, se humaniza y busca su propio destino en una granja de animales. Cachando cuál es el valor de la vida y si él, era un ser como tal. Dirigida por John Badham (Fiebre de Sábado por la Noche) esta cinta se lució por la apuesta de tener un animatronics en tamaño real que era muy chistoso y querible. Tuvo una secuela dos años después donde Johnny conocía Nueva York y se convertía en un punky rebelde callejero que vela por la seguridad. Uf.
También conocida como Milagro en la Calle 8 y de la productora de Spielberg. Sin duda una joyita desconocida para muchas y muchos, que cuenta las vivencias y pesares de un grupo de vecinos que residen en un antiguo edificio en la periferia de Nueva York, el cual un contratista desea demoler para levantar un centro comercial y así hacer desaparecer la vida barrio. Tanto lo anhela, que hasta le paga a pandilleros para que intimiden a la gente. ¡Hasta que un milagro del espacio aterriza para salvarlos! Una familia de mini robots-platillos voladores que se recargan con la electricidad del lugar, guardan una que otra sorpresa. Destacado es que sus protagonistas son un matrimonio de ancianos encarnados por las leyendas, Jessica Tandy y Hume Cronyn. Tremenda.
El policía calvo, de tranco lento, pero cuerpo metalizado cumplió 30 años este 2017. Y digámoslo, su versión “dosmilera” no le llega ni a los tornillos. Porque la creación de Paul Verhoeven, también director de clásicos eroticones y freaks como Bajos Instintos y Starship Troopers; es un antes y después del cine de acción, y de ciborgs. Trágica, sangrienta y sumamente irónica (recuerda sus comerciales publicitarios), con el gran Peter Weller como un carabinero mártir de Delta City, que es acribillado y desmembrado por una banda de terroristas y criminales; para luego ser reconstruido como una máquina justiciera. Es tan dramática que a ratos causa dolor de guata, pues nunca las cosas son como antes para el buen oficial Murphy. Insisto, Robocop configuró un diseño de droide.
James Cameron se dio el lujo de presentarnos un aniquilador del futuro sanguinario y pilucho que en su segunda película, más encima, es el héroe. Vistiendo rockeramente y hasta logra darte pena con su “hasta la vista, baby” hundiéndose en la lava. Nos jugamos por la secuela en este ranking pues su producción y efectos especiales marcaron pauta en la mezcla entre los animatronics y digital, ¡qué onda el T-1000 de mercurio! Poniendo una vez más el tema sobre la mesa de lo obsoleto contra lo análogo, versus lo más actualizado y moderno. Como toda vorágine tecnológica. Además con un esqueleto de ojos rojos, biónico y absolutamente plateado, te pasaste.
La dejamos para el final por ser la Biblia, el Corán o el tutorial Youtube de lo que la personificación con alma y sentimiento de un robot, se refiere. O en este caso, de un replicante. Noviembre de 2019 y en Los Ángeles, Rick “Harrison Ford” Deckard debe volver a vestirse de blade runner (o asesino de replicantes), porque cuatro especímenes andan sueltos. Hasta que se encuentra con el líder robot, Roy Batty o Nexus 6, y todo se va al carajo. Esta película aporta el monólogo de despedida de ciencia ficción más potente del cine, y eso que dicen que fue improvisado. También con los cuestionamientos de una máquina frente a su creador, de la mejor forma. Esperemos que la próxima Blade Runner 2049, con Dennis Villeneuve (La llegada) como director y Ridley Scott en producción, esté a la altura.
Robot Jox (1989): no existe Pacific Rim sin esta película, de hecho hay guiños literales. Reliquia kitsch que nos traslada a un mundo post tercera guerra mundial donde los países deciden sus conflictos con tremendos mechas dándose combos. Se ven los hilos y el stopmotion es a medias, pero hay búsqueda y buenos diseños.
Gunnm (1993): podría haber sido Ghost in the Shell, pero jugamos esta apuesta, una que el próximo año llegará en su versión Hollywood, escrita por James Cameron y dirigida por Robert Rodríguez, bajo el nombre de Alita: Battle Angel. Gally es una adolescente-ciborg con amnesia que es encontrada por un científico quien la reconstruye, recordando de a poco un pasado como luchadora.