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Ola ke ase! Oi te boy a excrivir un tecsto sovre ortografia. Es pero qe te guste, por qué, lo excriví con muxo amor. A hora lo boy a enpezar. Dise hací…
¿Te ha pasado que estás en internet, twitteando feliz de la vida, y al segundo de apretar tweet te llega una tremenda foca de un desconocido? A mí varias veces, y algunas justificadas, pero hay un tipo twittero furioso que todavía no logro entender: el talibán de la ortografía. Se trata de ese miembro no oficial de la RAE que vela porque en internet se respeten las normas del buen escribir. Es un tipo irascible producto de su compulsión, que no soporta el más simple error en nuestra expresión escrita.
Es triste, porque me parece que, utilizando un argumento valioso, como el respeto por el buen escribir, arrasan con un valor aún más poderoso, el del respeto por la persona que no sabe o que se equivoca. ¿En qué momento permitimos que la ortografía se volviera más importante que lo que se está escribiendo o, peor aún, que el ser una persona amable y respetuosa?
Me gusta la ortografía y me esfuerzo por escribir bien, porque entiendo que es importante. Pero, al contrario de lo que otros piensan, no considero que la ortografía sea importante porque dicte la forma de escribir correctamente. Para mí, la ortografía es un conjunto de reglas que permiten que todos podamos entendernos de la forma correcta.
El problema de escribir “Ahí me duele” en vez de “¡Ay! ¡Me duele!” es que efectivamente entendemos cosas distintas. Y ahora que tipeamos todo lo que escribimos, al escribir “komo con arroz” es difícil distinguir si se trata de ortografía incorrecta (como con arroz) o tipeo incorrecto (lomo con arroz). Y lo peor de todo es que el maldito troll que diseñó el teclado tuvo la maravillosa ocurrencia de poner peligrosamente juntas la “s” y la “z”, la “n” y la “m”, y para qué decir la “v” y la “b”.
Para mí, lo importante siempre será que un texto cumpla su función de transmitir el mensaje. Y por lo mismo entiendo que un texto en un medio informativo debe estar bien escrito, porque de otra forma pierde seriedad, lo que le puede incluso restar credibilidad. Y el texto de una novela, cuando presenta un error, nos puede sacar de la historia y boicotear por completo nuestra experiencia emotiva.
Pero cuando me topo con talibanes, policías del correcto escribir, reconozco que me rebelo (y con "b", no con "v"). Es que pareciera que para ellos, el escribir bien no es lo más importante, es lo único importante, incluso más importante que el contenido de lo escrito. ¿Por qué se sentirán insultados al ver una falta? ¿Creerán que son incapaces de cometer errores? Me parece que en el fondo encontrar la paja en el ojo ajeno se ha vuelto uno de nuestros deportes favoritos, como si detectar errores fuera más valorable que hacer algo con nuestras propias manos. Porque es más fácil encontrar un error en la proporción, que hacer un dibujo; un error de continuidad, que hacer una película; un error de ortografía, que escribir lo que sea; e insultar, que hacer reír.
Yo entiendo la relevancia de la ortografía a la hora de comunicarnos, porque para comunicarnos lo importante es entendernos. Pero hay que ser capaz de ver que muchas veces la existencia de una falta (de ortografía o de lo que sea), por mucho que nos moleste, no impide que exista esa comunicación. La mayoría de las veces simplemente la dificulta por el hecho que la detectamos y nada más. Y en esos casos tenemos toda la razón de ayudar a hacer notar el error para evitar futuras confusiones. ¡Pero hay que hacerlo de buena manera! Porque hay cosas que dificultan mucho más la buena comunicación que una falta de ortografía. Cosas como la falta de respeto o de amabilidad.