solidaridad, empatía, generosidad, donaciones, sociedad, órganos, transplantes, indigencia, egoísmo, familia, valores
Imagen: Rodrigo Avilés

¿Y si me pasara a mí?

El pequeño León y un indigente anónimo. Dos muertes evitables, este fin de semana, dejaron una vez más en evidencia nuestra falta de empatía, indolencia e indiferencia hacia el dolor ajeno. ¿Le pasamos el problema al Estado o asumimos de una vez nuestra propia responsabilidad?

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2016-04-25 | 13:54
Tags | solidaridad, empatía, generosidad, donaciones, sociedad, órganos, transplantes, indigencia, egoísmo, familia, valores

Es viernes y leo en Facebook que León Smith fue desconectado y que sus papás lo dejarán partir. Se trata del niñito de cuatro años, que no tuvo donante para su corazón cansado. Estoy segura que a mí y a muchos de a ustedes les entristece profundamente la noticia. Un niño de la edad del menor de los míos, un niño que debería estar jugando con los Pay Patrol, corriendo al baño a hacer pipí y no alcanzar a llegar, aprendiendo sus primeras vocales, un niño que simplemente debería estar dedicado a eso, a ser niño con todo lo grande y chico que implica esa palabra.

Hoy, cuando escribo esta columna, es domingo y me entero que un hombre murió de frío en La Cisterna. Un hombre que nadie sabe quien es, que tal vez nadie llorará ni echará de menos. Morir de frío es finalmente morir de abandono. De indolencia del resto. De indiferencia. Si eso no nos escandaliza, no sé que puede hacerlo.

La muerte es un misterio que aunque cueste, debemos aceptar. Todos moriremos y es tal vez la única certeza que tenemos. Pero la muerte por falta de empatía es muy difícil de asimilar. Porque si el mundo avanza con las más modernas tecnologías y gracias a ellas hemos sido capaces de visitar otros planetas, hablar con personas que ahora está al otro lado del mundo… ¿de qué sirve tenerlas si no existen las voluntades para usarlas al servicio de los demás?

Saltarán muchos pidiendo más campañas del Estado. Y obviamente el Estado tiene mucho que decir. Pero la campaña, la que sea, carecerá de toda eficacia si no trabajamos la gran campaña comunicacional (y sobre todo ejemplar) que debemos, todos los días, lanzar en nuestras casas. Y podemos llenarnos de estrategias de marketing y mensajes masivos para promover tal o cual causa, pero si primero en la familia no se enseña y vive la empatía, lo de León se quedará en el mero compartir estado o poner un like en Facebook.

Somos activos en las redes sociales. Nos gusta abrazar luchas, defenderlas y “marchar” desde nuestro iPhone recién canjeado. Pero antes de viralizar tantos buenos y genuinos deseos, tal vez lo que primero que tenemos que hacer es definir un proyecto de vida, una manera de mirar el mundo, que se plasme en cada una de nuestras actitudes y que la noten en cada gesto diario todo aquellos que nos rodean.

Y no es tan difícil (pero a la vez, vaya que sí lo es), esmerarnos en realizar esos pequeños actos cotidianos, casi imperceptibles, pero que no se transan y se viven pase lo que pase. Definir, por ejemplo,  que hay ciertas palabras que no se usan en nuestra familia, que aunque parezca grave, el lenguaje de verdad construye realidad y que al decirle “mongólico" a alguien para burlarnos, hablar de “la chola” para referirnos a la persona que trabaja en la casa o el usar la palabra gay como un adjetivo calificativo, no hacen más que herir a mucho/as y aumentar esas distancias que hacen de la empatía una virtud que hoy brilla por su ausencia.

Promover actos de amor y preocupación hacia los otros también es una manera de hacer de la empatía una virtud concreta y real. Si hay un compañero que se enferma, invitar a nuestros hijos a llamarlos por teléfono y preguntarles cómo está. Pensar en que si dejo un papel tirado en la sala de clases, alguien lo tendrá que recoger. Acompañar al que está solo, aunque parezca fome, aburrido y poco popular. Correr el riesgo de defender a alguien cuando vemos una injusticia y que nuestros ojos nunca se acostumbren a ver a una persona viviendo en la calle como un elemento más del paisaje.

Tal vez se trata sólo de salir de nosotros mismos. De mirar al que va sentado a nuestro lado en el metro, conocer la historia de la señora que todos los días nos sirve el café en la oficina, preguntarle nuestro vecino nuevo si necesita ayuda y, ante todas esas realidades diversas, que incluye soledades, tristezas y dificultades, preguntarnos: ¿Y si me pasara a mi? ¿Cómo me gustaría que me ayudaran, acogieran, escucharan?

No queremos que otros padres tengan que soltar la mano de su hijo porque alguien dijo “NO” cuando le preguntaron si aceptaría donar los órganos de un ser querido; no queremos que otra Lissete muera en un centro del Sename porque nuestra sociedad no fue capaz de protegerla de su propia familia; no queremos que otro hombre sin nombre vuelva a morir porque fue invisible y nadie le ofreció una manta y un té caliente. Cada uno de nosotros puede, desde el lugar que le toque, cambiar un poco el mundo y hacerlo un lugar mejor para vivir. ¿Se animan?

¿Eres donante? ¿Qué acto solidario te esmeras en realizar?

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Comentarios
Eduardo López | 2016-04-25 | 15:29
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Concuerdo en todo excepto en la parte de la donación de órganos.
No porque no esté a favor, si no porque es un parche temporal y eso trae muchos problemas. Mercado negro, que fármacos, que listas de espera, compatibilidad del donante, etc.
No podemos esperar que alguien muera para salvar a otros, además que respeto el derecho de la gente que no quiera donar porque al fin y al cabo no es obligación. Si donar te hace generoso, no donar no debiese por qué hacerte egoísta.
Creo que es necesario acelerar las investigaciones en órganos sintéticos, ya que con eso se suprime de cierta forma el tráfico de personas/órganos y se quita el miedo en muchas personas de que los médicos no le salvarán la vida con tal de tener órganos para donación, además que se crean a partir de las células del mismo afectado y no requiere a un "otro".
Creo que sí es una responsabilidad del estado invertir en estas investigaciones e implementación, así como prevención en salud para que las insuficiencias orgánicas se reduzcan a lo congénito y no vicios (hígados y alcohol).
También he de decir que me impacta más la muerte de alguien en situación de calle, porque ahí si tenemos una responsabilidad como sociedad ya que esa persona está, salvo facultades mentales, sana. No hay excusas para que muera alguien sano.
No quiero sonar como alguien que está contra la donación, o que no le importa la muerte del niño (aunque para mi una persona vale lo mismo en el estado de madurez biológica que se encuentre), pero creo que criticar a la gente por no donar es como mucho.
Nota: todo esto sólo hablando de órganos vitales, y no donaciones de sangre o médula.
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Pedro Gutiérrez | 2016-04-25 | 15:59
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Creo que estas olvidando algo muy importante y relevante dentro de las economías de mercado como la nuestra, la oferta hace la demanda, que quiero decir con esto, si todos fuésemos donantes, el mercado del tráfico de órganos, si existiese, colapsaría por si solo debido a la sobreoferta, por lo tanto tu argumento solo es valido si la donación de órganos fuese algo excepcional, que es lo que ocurre ahora, ya que la situación actual es la mas propicia para el tráfico, mucha demanda y poca oferta, que a su vez genera las listas de espera, basadas en urgencia y compatibilidad, que dejan fuera a muchos, que hacen que muera gente esperando, la muerte de León, no es más que un recuerdo y una prueba de que cada vez estamos mas desconfiados, que cada vez nos importa menos el prójimo, que estamos cada vez más indolentes, este asunto no se trata de ver la conveniencia propia,sino el bien una de persona que uno no conoce, hacer el bien sin querer recibir nada a cambio, sin recibir el reconocimiento por ello, solo por el hecho de saber que alguien se beneficiará por ello.
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Eduardo López | 2016-04-25 | 17:15
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Mientras necesitemos compatibilidad específica y timming, el tráfico va a seguir existiendo. Alguien con el dinero y problema va a pedir la solución para ayer, incluso si eso le vale saltarse filas y reglamentación.
Creo que una mejor forma de velar por el prójimo es acabar con el problema de la necesidad de donantes externos para que uno mismo sea su propio donante.
Por eso insisto que la solución va por la bioingienería y no por el aumento de donantes. Y también creo que condenar a quien no quiera donar es igual de irrisorio como condenar a Farkas porque no quiere pagar mis deudas con dinero que le sobre (obviamente extrapolando distintos impactos).
Mira que ya no necesitamos la mano de un cadáver para que alguien recupere la función de sus extremidades, sé que vamos a llegar al mismo punto con los órganos.
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Andres Herrera | 2016-04-26 | 01:33
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Claro que la solucion ideal seria la creacion de organos artificiales compatibles con el hospedero, es lo logico. Pero por muy bonito que suene, de ahi a lograrlo te faltan al menos 10-20 años de investigacion, siendo ootimistas, 20 años que tendras listas de espera de donantes muriendo. Que hacemos? Esperamos a que la ciencia descubra algo o tomamos acciones realistas ante el problema?
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Ange Brik | 2016-04-26 | 09:37
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es demasiado dificil el trafico de organos en chile, incluso existiendo tan pocas donaciones, loq ue supuestamente haria aumentar la demanada. Los transplantes en chile estan extremadamente regulado y no cualquiera puede ser donante vivo, que son los organos mas afectos al trafico, para poder recibir y donar organos vivos, deben ser familiares directos, y en caso de transplante de medula se tiene que solicitar un permiso para ´poder buscar un donante fuera de la familia o sencillamente traer de afuera.
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Varo Cerda Silva | 2016-04-25 | 15:47
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ojo que en el caso del niño de 4 años, la falta de donantes pediátricos es un "problema" (si, entre "") producido por el avance propio de la medicina pediátrica, cada día menos niños mueren/sufren muerte cerebral, por lo que obviamente estos donantes se ven y verán reducidos día a día, no hay solución posible en este punto.
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Alejandra Jiménez | 2016-04-25 | 21:20
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Una vez me pasó que me puse a conversar en el consultorio con una señora que tenia cara de pena (Si. Soy de esas que conversan con todo el mundo). La señora me contó la vida entera como en media hora, quiza no era la tragedia mas terrible de la vida, pero la señora no tenía a quien contarle sus dramas, y a veces contar esas cosas a familiares implica que te critiquen más que ayudarte. No todos tenemos una via de escape. A veces solo hace falta pregunta al de al lado cómo estás, es una cosa de empatía, de humanidad. Lo digo por que no solo los casos aislados e impactantes deben hacernos reaccionar. Pongan ojo, a ceves personas que son mas cercanas tienen dramas y no nos damos cuenta.
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Paper Luis | 2016-04-26 | 08:23
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Es que no entiendo el porque la gente no dona:
- si crees en la trascendencia no física de la persona (alma, energía, ki, etc) entonces el cuerpo terrenal es un envase, por lo que los restos dan lo mismo = deberían donar.
- si crees que la vida es solo terrenal, cuando mueres no dejas nada = deberías donar.

¿Tan egocéntricos somos que no podemos dejar de tener cosas incluso después de morir?

Si son donantes deben decirle a sus familias, amigos y a quien sea que lo son, ya que son ellos los que al final toman la decisión. (Y converse con su gente del tema, saquemos el tabú)

Saludos
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Roberto Salas | 2016-04-30 | 12:21
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Es un tema de libre albedrío, el uso de derechos sin motivos, o con motivos pero sin el deber de explicarlos. Porque al final lo único que uno de verdad tiene es su cuerpo. ademas existe un aforismo jurídico que dice "quien su derecho ejerce a nadie ofende”.
Así tanto el aborto como el no ser donante nacen -en parte- del derecho a decidir sobre el propio cuerpo y su uso no aumenta ni disminuye la moralidad o ética de una persona.
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Daniela Asenjo | 2016-04-26 | 09:08
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Emmm.. yo habitualmente dono sangre y cuando fui a renovar mi licencia de conducir, le dije a la señora que me atendió, que yo quería ser donante y me dijo: "eso, lo tiene que conversar con su familia". ¬¬ Y no me quizo inscribir. En todo caso, mi marido sabe que quiero donar y finalmente, si me pasa algo y muero, igual le preguntan a la familia. Solo espero estar sana para ayudar a otros.

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Ange Brik | 2016-04-26 | 09:46
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nunca he podido donar sangre, tengo cierta fijacion por el alcohol y los tatuajes, pero mi familia sabe que soy donante de todo, lo unico que mi madre tiene reparos es que tambien done mi cuerpo a la chile, pero dice que con el dolor de su alma me entregaria igual...
en fin, creo que este tema no es egoismo ni nada, si no que solo es un tema de completa ignorancia, nunca he visto una campaña real que se dedique a contar en que consiste una donacion, como se hace, que hay que cumplir para serlo, hay gente que cree que todos pueden donar, otras que te dejaran morir, que te van a vender, que esto que esto otro....
en fin, mientras no se desmitifiquen (asi se dice?) un monton de puntos, vamos a seguir dandonos vuelta en lo mismo... y como decian mas arriba, en el tema de la donacion pediatrica hay que sumarle a todo esto, que con los avances de la medicina es complicado encontrar un donante.... y sumemosle que la familia quiera donar...
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