Humberto Maturana, autopoiesis, amor, emociones, realidad, ciencia, objetividad, subjetividad, biología, conocimiento
Imagen: César Mejías

Maturana para principiantes: La biología del amar y del conocer

¿Existe una realidad objetiva? ¿Somos seres totalmente racionales? ¿Cómo afecta eso nuestra vida? Revisemos qué tiene que decir el biólogo Humberto Maturana al respecto y, de pasada, sabremos por qué es tan famoso.

Por Alvaro Lopez B. | 2016-02-11 | 17:10
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Hace poco, Humberto Maturana (1928) se vio envuelto  en una polémica respecto al coaching y la naturaleza de sus propias investigaciones. Y aunque sería interesante desarrollar el tema de hasta donde el autor de un avance científico, puede intervenir en los posteriores desarrollos y aplicaciones de ese avance, preferí enfocarme en lo que me parece que ha sido el gran legado del Dr. Maturana: La biología del amar y del conocer.

Algunos antecedentes: autopoiesis, realidad y lenguaje.

Humberto Maturana, como biólogo, es reconocido a nivel mundial por establecer una definición del fenómeno de la vida, inexistente anteriormente. Con la ayuda de su estudiante, el recordado Dr. Francisco Varela, definió el concepto de autopoiesis, a comienzos de la década de 1970. Para entender este concepto, debemos considerar a todo organismo vivo, como un sistema dinámico, o sea, una colección de elementos relacionados entre sí, y que pueden variar sus relaciones con el tiempo.

Entonces, un sistema autopoiético es aquél que se reproduce, crea y repara sus propios elementos, y para Maturana y Varela, se trata de la propiedad básica y distintiva de los seres vivos, pues al no existir autopoiesis, o sea, al no poder renovar sus células, limpiar las toxinas, etc., el ser vivo muere. Este concepto ha tenido un profundo impacto en la cibernética, la sociología, la psicología y múltiples otros campos.

Respecto a la naturaleza de la realidad, Maturana nos indica que para uno, como organismo, la realidad existe únicamente si la percibimos. Y que además, nuestros cerebros no pueden distinguir en primera instancia la ilusión de la realidad, necesitamos un contexto para darnos cuenta de cuál es cual. Esto tiene interesantes consecuencias para el concepto de “objetividad”, que abarcaremos más adelante.

Sobre el lenguaje, Maturana estima que es básicamente una coordinación de coordinaciones y es lo que, además, nos hace humanos. Al relacionarme con otros a través del lenguaje, voy cambiando mi propia forma de entender las cosas y produciendo cambios palpables a nivel físico, al interactuar desde el lenguaje, pues se establecen nuevas conexiones neuronales. En otras palabras, nuestros cuerpos se van transformando según lo que hacemos desde el lenguaje y, naturalmente, también hacemos en nuestro lenguaje según lo que se transforme en nuestros cuerpos.

Sobre estas bases, Maturana ha ido construyendo un aporte esencial al entendimiento de nuestra experiencia como seres humanos, y que se manifiesta en sus propuestas sobre la biología del amar y del conocer.

En esta interesante entrevista, el Dr. Maturana se explaya sobre la autopoiesis y otros temas. MW Producciones.

Las bases biológicas del conocimiento

Humberto Maturana, partiendo desde la biología, vincula el lenguaje con las emociones, la cultura y el amor. Nos dice que todo el quehacer humano se da dentro del lenguaje, por lo que si no hay lenguaje, no hay quehacer humano. Y simultáneamente, como todo lo que hacemos se hace desde la emoción, entonces todo nuestro quehacer, como seres humanos, ocurre dentro del cruce entre el lenguaje con la emoción. Plantea además que el lenguaje surge desde la aceptación del otro, o sea, desde el amor.

Pero vamos por partes.

El planteamiento básico de Maturana, es que el hecho de conocer, debe tener bases biológicas… porque es claro, sin un sustento biológico, es imposible que podamos tener experiencia humana alguna. Por lo tanto, pensó él, debe haber bases biológicas que determinen la manera en que conocemos las cosas. Algo esencial en esto, es la emoción, que es una respuesta biológica a nuestras necesidades como organismos.

En general, tratamos lo racional como si fuera un fundamento universalmente válido para todo lo que hacemos. Y no es así. Porque todo sistema racional está basado en premisas aceptadas a priori, de forma arbitraria, desde las preferencias personales. En el fondo, somos seres emocionales, que buscamos validar racionalmente esas emociones. Esto es efectivo incluso en ámbitos tan “fríos” o “abstractos” como la matemática y las ciencias exactas, pues las premisas fundamentales, los puntos de partida, uno los acepta porque quiere hacerlo, lo hace por motivos emocionales, no racionales. (No hace mucho escribí un artículo sobre las premisas de la ciencia que, irónicamente, no pueden ser probadas y que, de demostrarse equivocadas, podrían echar por tierra todo lo que conocemos. Los invito a leerla).

A partir de esta conciencia de nuestra propia emocionalidad, nos podemos dar cuenta que hay dos tipos de desacuerdos. El primero, se centra en cómo entendemos los procedimientos lógicos: si uno dice, por ejemplo, que 1 mas 1 suma tres, o bien explico qué quiero decir con eso o debemos ponernos de acuerdo sobre las reglas. O sea, si yo pienso que 1+1=3, y todo el resto del mundo piensa que es 2, es un tema de cómo se entienden los procedimientos lógicos, y nadie se siente realmente agredido o amenazado por ello.

En cambio, en el segundo tipo de desacuerdos, sí nos sentimos atacados. Cuando estamos en desacuerdo en las premisas fundamentales, esas premisas emocionales que validamos racionalmente, entonces uno siente que el otro es una amenaza para nuestra existencia, pues niega los fundamentos de nuestro pensamiento y nuestra coherencia interior. Muy mal. Entonces, ahí sí que tenemos reacciones explosivas. 

Por ejemplo, en el tema del fútbol: si yo soy del equipo A y mi archienemigo del equipo B, dice que el equipo A es de lo peorcillo y que son feítos, si mi identificación con el equipo es muy grande, reaccionaré de forma violenta, pues en el fondo lo que percibo no es que se hable de fútbol… sino que se habla de mí mismo. Y ante esa negación de mi propia existencia, reacciono con muchísimo vigor, con consecuencias que tristemente están a la vista de todos. Situaciones similares ocurren cuando hablamos de nuestra visión política o religiosa, donde es casi imposible mantenerse impasible. Ambas cosas definen, en buena medida, nuestra construcción del mundo.

Una interesantísima entrevista al Dr. Francisco Varela, colaborador de Humberto Maturana, sobre los mismos temas tratados en esta columna. Canal 13 Cable.

Sobre la objetividad

Viendo así las cosas, habría dos formas de entender la realidad. En una de ellas, podemos intentar convencer a alguien de la verdad de nuestras ideas, a través de “argumentos objetivos”. Usando estos argumentos, pretendemos que la realidad es universal y que precisamente esa realidad, la hemos aprehendido de forma racional. Por lo tanto, si la otra persona persiste en sus propios argumentos, la tacharemos de ilógica o de absurda, porque nuestra verdad, sería la verdad absoluta.

Aquí lo que debemos pensar, es cómo accedemos a la realidad. Y es donde aparece esta segunda mirada sobre las cosas.

Para Maturana, no podemos tener acceso a una realidad objetiva independiente, sino que existe un “Multiverso”, donde hay tantas realidades como experiencias. Por lo tanto, lo que existe son dominios, campos, sistemas de explicaciones para nuestras distintas experiencias, los que pueden o no coincidir con los de otras personas.

Uno podrá decir: “pero entonces, ¿cómo es posible el progreso científico, si no hay una sola realidad?”. Y bien, es posible porque existe coincidencia sobre las premisas básicas a utilizar y la lógica que se aplica a ellas. Y dentro de ese campo, que es uno de los tantos posibles, se puede avanzar. De la misma forma que se puede progresar en otros campos que no sean los científicos, en tanto exista coherencia entre las descripciones de la realidad aceptadas por las personas participantes, o sea, que estén de acuerdo en cómo entienden el mundo.

Las bases emocionales de nuestras relaciones

Para Maturana, a medida que crecemos, vamos uniendo las emociones al lenguaje. Al entrelazamiento de emociones y lenguaje, Maturana le llama conversaciones. Y plantea que todo lo que hacemos como seres humanos, lo hacemos en conversaciones.

Y en dichas conversaciones, entonces, se expresan las emociones subyacentes. Por ejemplo, a través de la agresión, el otro es negado en forma directa o indirecta como un otro que puede coexistir legítimamente con uno. En cambio, a través de la indiferencia, sencillamente no vemos al otro como un otro. No tiene presencia y queda fuera de nuestro ámbito de preocupaciones.

En cambio, el amor, es la emoción donde el otro tienen una existencia legítima, donde no se le niega, sino que se le acepta como un otro válido. Y es desde ahí que se puede construir una vida en sociedad, nos dice Maturana.

Otra interesante entrevista al Dr. Maturana, sobre los temas tratados en esta columna. Radio Cooperativa.

La biología del amar

La definición que Maturana da del amor, es desde su perspectiva como biólogo, y considera que es la emoción fundamental que hace posible nuestra evolución como seres humanos. La define de la siguiente forma: "... cuando hablo de amor no hablo de un sentimiento ni hablo de bondad o sugiriendo generosidad. Cuando hablo de amor hablo de un fenómeno biológico, hablo de la emoción que especifica el dominio de acciones en las cuales los sistemas vivientes coordinan sus acciones de un modo que trae como consecuencia la aceptación mutua, y yo sostengo que tal operacion constituye los fenómenos sociales".

En ese sentido, los seres humanos somos intrínsecamente amorosos, y podemos comprobarlo fácilmente, observando lo que ocurre cuando a una persona se le priva del amor, o sea, se les niega el derecho a existir o se les quita validez a sus propios fundamentos básicos, emocionales, para la existencia. Esta carencia afectiva produce trastornos, como la ansiedad, la agresividad, desmotivación, inseguridad, tristeza y estrés crónico, etc.

Entonces, el amor es una manera de vivir en sociedad. Surge cuando al interactuar con otras personas, no importa quienes sean o su lugar en la comunidad, las consideramos como un legítimo otro, que puede coexistir con nosotros. Esta emoción, entonces, amar, es el fundamento de la vida social, al aceptar la existencia de los demás, sin querer anularlos o negar su propia visión del mundo.

Entonces, ¿qué recomienda Maturana?

Maturana nos indica que lo mejor es aceptar nuestra naturaleza, nuestra propia forma de sentir y experimentar la realidad, no negarla, pues eso genera un estrés innecesario y nos hace la vida más difícil e incluso miserable. En otras palabras, nos recomienda aceptar que no existe una realidad objetiva donde se imponga una sola forma de entender las cosas, pues cada ser humano posee su propia realidad, y de esta forma, no excluimos al resto.

Asimismo, esto obedece al hecho que nuestra naturaleza biológica está fundada en el amor, por lo que la no exclusión de distintas miradas, responde a ello mismo. Así, nuestros pensamientos o creencias no excluyen o niegan las de los demás y viceversa.

Para ello, además, debemos abrirnos al espectro emocional de nuestra existencia y recordar que no constituye una interferencia con el campo intelectual, sino que a la inversa, las emociones entregan sentido y profundidad a nuestro razonamiento

Además, al relacionarnos desde la aceptación del otro y no desde el conflicto, se producen numerosas reacciones en cadena, que efectivamente nos hacen la vida más llevadera con los demás. Resulta sumamente interesante, que una teoría científica tenga una aplicación tan directa en nuestra vida diaria.

Ustedes dirán que todo esto es un poco “soñador”, pero como dijo un gran sabio, el mundo ideal está a sólo un día de distancia... si todos nos pusiéramos de acuerdo en respetar la existencia del otro.

¿Consideras que es útil este aporte de Humberto Maturana?

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Comentarios
Jorge Alvarado | 2016-02-11 | 19:02
5
Nunca había pensado el aporte de don Humberto desde la perspectiva de la época y lugar en que se ha desarrollado, cosa inevitable de hacer al leer este artículo.

Es muy clarificador entender que si la sociedad se debe construir desde el entendimiento y aceptación del otro como interlocutor legítimo, nuestra sociedad chilena efectivamente dstá cerca del colapso. Aquí no estamos dispuestos a aceptar la experiencia ajena como una realidad válida, y nos esmeramos en diferenciarnos y agruparnos, atribuyendo a las clases a las que decimos pertenecer características especiales, pues por lógica, si el conjunto al que pertenecemos tienes estas propiedades nosotros también las tendremos, negando de paso que otros grupos o clases compartan estas mismas cualidades.
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2016-02-12 | 01:35
3
Estoy muy de acuerdo contigo, y el mismo Maturana lo dice, que vivimos en continua negación de nuestra propia naturaleza y la de los demás, lo que es nefasto para construir una vida en sociedad. En particular en Chile, el énfasis en la competición y el logro por el logro, sin considerar otros tipos de realizaciones, sin validar al otro como interlocutor válido, sin duda que tiene nefastos efectos... por algo tenemos esos índices tan enormes de depresión en la capital de Chile, pienso yo. Y se me ocurre que indagando un poco más, se pueden encontrar más consecuencias de esta forma bastante errónea, hasta desde el punto de vista económico, de plantear nuestra vida en sociedad.

Y claro, todos somos hijos de nuestro tiempo... ^_^

Muchos saludos!! :)
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Paulo Espinoza | 2016-02-12 | 00:32
2
Es un gran aporte lo que hace maturana, no sólo en su campo sino fundamentando empíricamente conceptos tan abstractos para la ciencia como el amor. Además la definición que da de este, es interesantisima; considerarlo como un motor de acción, el leit motiv del ser humano es un punto de vista frente a otras corrientes, como las maquiavélicas (refiriéndome al autor) con su antropologismo negativo que considera al hombre malo por naturaleza.

Quizás si sacáramos conclusiones en base a nuestro actuar en la historia de la humanidad, podríamos concluir que el hombre es precisamente mas malo que bueno; busca la satisfacción de sus propias necesidades sin preocuparse de esa "conexión" con el resto, sin embargo no deja de ser interesante considerar la bondad como aquello que le da motivo a nuestra existencia.
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2016-02-12 | 03:08
0
Pienso que el ser humano es como dijo Parra, un "embutido de ángel y bestia", o sea, que tenemos ambas potencialidades en nuestro interior... es cierto que inicialmente somos egoístas, más aún cuando somos niños... pero luego dejamos de ser niños, y considero que espiritualmente, eso también se logra, superar el egoísmo que nos aísla, y llegar a un mayor desinterés que beneficie a todos, y no sólo a uno nada más. Por otra parte, si consideramos que el ser humano es nada más que un animal egoísta... que bajo es el horizonte que nos planteamos, y cómo vemos a nuestros semejantes...!

Prefiero pensar que siempre está la potencialidad hacia el desinterés, que quedarme con el aspecto más egoísta y oscuro de lo humano. Sin duda, se han cometido y se siguen cometiendo crueldades e injusticias, pero también hay un aspecto luminoso... y me parece que en el fondo, es cosa de optar.

En ese sentido, pienso que Maturana tiene razón, y que argumentamos más que nada para defender ciertas elecciones arbitrarias, que hacemos a un nivel emocional. Y naturalmente es más beneficioso optar por nuestro lado positivo, que por nuestro lado oscuro.
O sea, por supuesto que prefiero quedarme con lo bueno y no con lo malo...

Muchos saludos!! :)
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Jorge Alvarado | 2016-02-12 | 13:21
2
Ojo que en las ideas de Don Humberto él reuye hablar de bondad y maldad, esquivando los juicios éticos todo lonque se pueda. Lo que nosotros calificamos como malo, él lo denomina como "negación de existencia", lo que coloquialmente podríamos llamar como "antihimanidad".

Es una nueva forma de entender la fenomenología desde la biología. Es la proposición de un nuevo Estado de Naturaleza, donde el hombre ya no es el Leviatán de Hobbes, sino que por naturaleza está dispuesto a la comunión arrmónica (sistema biológico) y por lo mismo, los esfuerzos intelectuales distantes de la emoción nos llevan a la negación de nuestro sentido.
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2016-02-13 | 02:35
0
Estoy de acuerdo en lo que dices... quizás debí decir "conveniente" e "inconveniente", aunque naturalmente hablo desde mi propio punto de vista, desde la realidad que habito y donde veo lo bueno y lo malo, en el sentido de lo que me beneficia o me daña, obviamente no desde una perspectiva "objetiva"... lamento que se haya prestado para esa confusión... saludos! :)
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cristian guajardo | 2016-02-13 | 19:56
1
Buenq columna geacias.
Que libro recomiendan para comenzar a leer a Maturana?
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2016-02-14 | 10:56
1
"El Árbol del Conocimiento" de Maturana y Varela, o bien "Del Ser al Hacer", son una buena introducción, me parece a mí. :)
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Issa Gongora | 2016-02-19 | 11:18
3
Lo que me fescina de Maturana, es su explicaciòn biològica a procesos tan cotidianos como el acto del habla. Somos seres sociales, aprendemos y crecemos con el entorno y cada reacciòn de este mundo social nos concede un aprendizaje... y claramente si somos capaces de aceptar al otro como un ser distinto y vàlido, con ideas propias y diversas podemos crecer aun mas. Desde mi punto de vista, esta definiciòn del amor es mas grande y potente que las demàs, considero que es real 100% osea, te acepto y te reconozco aun con tus ideas, si, aunque sean distintas a las mias. Lo hermoso de amamr en plena conciencia.
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david antonio marusich jara | 2016-02-20 | 18:15
0
muy buen artículo, felicito a el autor. Lo único que me parece cuestionable es el título, eso de: Maturana para principiantes; es siútico, típico de los " intelectuales " en especial los Chilenos, dado que se cuela como un virus en todos los estratos ese sentimiento de querer sentirse superior por tener algo más valioso que el otro, en este caso un conocimiento intelectual. Creo que la mayoría de estos intelectuales, que profundizan en áreas de cierta complejidad, caen en la trampa de que por bucear hasta las simas de lo que quiso el autor exponer y hacerlo con la mayor de las prolijidades, se pierden entre tantos árboles y no descubren por si mismo a veces un bello bosque. Como comentario final me gustaría relacionar este planteamiento con un bello juego, me refiero al ajedrez. Existen infinidad de libros de teoría de ajedrez ( apertura, medio juego, finales, etcétera ) y claro muchos pueden subir su nivel al estudiar y memorizar conceptos, pero la historia esta llena de grandes maestros del ajedrez, que desde niños ya eran prodigios y esto se debe a la sencilla razón de que, ellos adquirieron las bases teóricas esenciales, y por supuesto tienen una capacidad innata; lo demás es la fusión de ambas y el despliegue paulatino de sus habilidades que se va dando con la práctica.
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oscar ferrada | 2017-02-25 | 12:45
1
... soy la vida que habita - temporalmente - en mi
la vida es eterna
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marcela rosas | 2018-07-04 | 13:34
0
MARAVILLOSO EL SR. MATURANA, GRAN APORTE, LO ESTUDIE EN MI CARREREA EN LA UNIVERSIDAD, REALMENTE UN HONOR
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