Una y otra vez vemos a personas que tienen un rendimiento prolífico, en diversas áreas, e inmediatamente asociamos su habilidad al talento, a una capacidad extraordinaria que traían “de fábrica” y que a veces pensamos nosotros no tenemos ¿es tan así?
Sí, hay personas que nacen habilosas; pero no subestimemos a la máquina maravillosa escondida dentro del cráneo. El cerebro tiene una capacidad increíble de adaptación. Un claro ejemplo de esto, son las personas sufren un accidente, pierden parte de su cerebro y llevan una vida normal. Viven con un lóbulo menos, sin el cerebelo, con la mitad de su cerebro, etc. Otro ejemplo de adaptación es el de los taxistas de Londres, quienes desarrollan una memoria prodigiosa a fin de aprender miles de calles y pasar una rigurosa prueba. En un conocido estudio, se les realizó un escáner cerebral y se verificó que su hipocampo era más grande de lo normal; dejando en claro una vez más nuestra plasticidad cerebral, el cerebro se modifica notablemente no solo durante la infancia, sino que también durante la vida adulta, según nuestro comportamiento. Tal vez somos más versátiles de lo que imaginamos.
Tenemos un gran potencial, que se esconde bajo inseguridades y falta de voluntad. El sobrevalorado “talento”, nos impide llegar lejos porque creemos que no tenemos tal o cual habilidad. Esto hace que muchas veces ni siquiera lo intentemos. El pensar que por naturaleza no sirves para algo, puede hacer que tu desempeño sea bajo; es una profecía autocumplida.
La buena noticia es que si lo has intentado pocas veces, simplemente no tienes evidencia suficiente para llegar a tan desafortunada conclusión. La excelencia usualmente viene precedida de numerosos intentos fallidos, lo que marca la diferencia es la persistencia, junto a la capacidad para detectar y corregir falencias. Antes de pintar bellos cuadros, debes crear varios cuadros horribles y reflexionar acerca de cómo mejorar tu técnica.
Ejemplos de personas que iniciaron su trayectoria con fuertes tropiezos y luego se convirtieron en eminencias gracias a su persistencia, hay muchos. Por ejemplo:
Walt Disney fue un fracaso en el colegio y prácticamente en todos sus trabajos anteriores a la animación, por su tendencia a soñar despierto. Como vendedor le robaban la mercadería. Cuando entró al ejército (mintiendo sobre su edad), Alemania se había rendido y sólo le tocó conducir una ambulancia, que llenó de dibujos.
Tiempo después, fue despedido cuando trabajaba como dibujante para el periódico Kansas City Star, ya que según su editor "no tenía imaginación ni buenas ideas".
Su primera empresa, "Iwerks-Disney Commercial Artists", de arte comercial, quebró por falta de clientes. Luego fue a trabajar a una empresa de animación, donde se fascinó con las posibilidades de la naciente técnica. A partir de esa experiencia, Disney intentó nuevamente emprender, esta vez con cortos animados, creando Laugh-o-Gram Films, que quebró por sus excesivos costos de producción. Luego se trasladó a Hollywood, donde quiso ser director de cine con actores de carne y hueso, pero no consiguió trabajo en ningún estudio.
Los fracasos no le hicieron ceder, y montó un estudio de animación en el garaje de la casa de su tío Robert, mientras que su hermano Roy se encargó de la gestión comercial. Nacía Disney Brother's Studio, donde daría vida al famosísimo Mickey Mouse y que posteriormente se transformaría en el imperio de creatividad (y marketing) que es Walt Disney Animation Studios.
Postuló tres veces a la escuela de cine de la Universidad de California del Sur y fue rechazado. Finalmente, optó por otra universidad, la California State University.
Hoy es considerado uno de los mejores directores de cine, dirigiendo películas muy exitosas, como por ejemplo Jurassic Park, Indiana Jones, E.T., entre muchas otras; aunque en sus inicios debió hacer una pasantía sin remuneración, trabajando los 7 días de la semana en el departamento de edición de los estudios Universal.
Posteriormente la misma universidad que lo rechazó le otorgó un doctorado honoris causa. Las vueltas de la vida...
Su éxito en la industria automotriz no fue instantáneo, no tenía experiencia en los negocios y su primera empresa, Detroit Automobile Company, fracasó, porque Ford se empeñaba en seguir mejorando los prototipos en lugar de ponerlos a la venta.
Tampoco lo logró en su segundo intento, con la Henry Ford Company, pues se obsesionó con ganar carreras con otros fabricantes y demostrar la superioridad de su diseño; impacientando a sus socios, que pusieron a Henry M. Leland a cargo de desarrollar un auto de calle, lo que ofendió a Ford al punto de renunciar. La compañía que abandonó luego se transformaría en Cadillac.
No obstante, Ford no se rindió; siguió trabajando incansablemente, fabricó más autos de carrera con importantes triunfos, logrando reconocimiento para su marca e impulsando carreras que luego se harían míticas, como las 500 millas de Indianápolis. Además, ofreció un sueldo de 5 dólares la hora a sus trabajadores, el doble de lo que se acostumbraba en la época, con lo que consiguió los mejores mecánicos del mercado. Junto a ellos, diseñó el Ford T, cuyo diseño y sistema de producción en masa configuraron el negocio automotriz hasta el día de hoy.
Estudiando en Humes High School, su profesora de música le dijo que no tenía aptitudes para el canto. Tampoco le ayudaba su timidez, el bullying de sus compañeros y el temor a cantar en público, que fue superando con esfuerzo, obligándose una y otra vez a hacerlo, pese a las burlas. Presley nunca tuvo clases formales de música, todo lo aprendió de manera autodidacta.
Terminada la secundaria, consiguió una audición para integrarse a una banda llamada The Songfellows, donde fue rechazado por "no tener oído para las armonías". Luego de eso comenzó a trabajar como camionero, pero un amigo lo convenció de audicionar para una banda profesional en la que tocaba. El líder de la banda escuchó a Elvis y lo rechazó, le dijo que se mantuviera como camionero, porque"nunca tendría éxito como cantante".
Finalmente, Sam Phillips, de Sun Records, donde Presley había grabado un demo amateur, lo contactó, pues buscaba un "blanco que sonara como negro". Le pidió cantar algunas canciones, pero no lo hizo bien. De todas formas, Phillips armó una sesión de grabación junto a otros músicos, que también fue un fracaso... hasta que a último minuto Presley tomó su guitarra y cantó el blues "That's all right", al que los otros músicos se sumaron improvisadamente. Repentinamente, Phillips encontró el sonido que estaba buscando y Elvis, su camino al éxito. El paso del tiempo demostró, no sólo que le iría de maravilla como cantante, sino que también se convertiría en un ícono cultural: el rey del rock and roll.
En sus inicios jugaba de delantero, y posteriormente de defensa en una escuela del barrio, sin embargo se cansaba rápido y según relata, era un jugador limitado. Para evitar que lo sacaran de la cancha, le pidió al profesor jugar al arco, posición que combinó bastante bien con sus habilidades.
Ingresó a las divisiones inferiores de Colo-Colo, pero debido a un grave error del portero en un partido el año 1997, cuando tenía 14 años, su equipo quedó eliminado de la Copa Nike ante Universidad de Chile. El jefe de cadetes, Renato Contador, pidió que fuera expulsado, aunque el preparador de porteros, Julio Rodríguez lo evitó amenazando con su propia renuncia.
Tres años más tarde, el 2000, volvió a vivir una situación similar, cuando otro error le costó la eliminación del torneo de apertura sub 17. El entrenador, Jorge Toro, llegó a gritarle "¡Si fuera por mí, te echo de ColoColo!". Una vez más, Rodríguez lo salvó.
Desde allí, vinieron los triunfos y el traspaso a Real Sociedad de España el 2006, donde cosechó elogios; aún así, su equipo se fue a segunda división y él pasó a la suplencia. Desde allí, tuvo que pelear la titularidad en diversas ocasiones, hasta conseguirla, junto con el retorno a primera división y, posteriormente, una serie de récords de imbatibilidad.
Recién el 2014, ocho años después de llegar a España, Bravo por fin saltó al Barcelona, siendo la venta más cara en la historia del Real Sociedad y transformándose en uno de los mejores arqueros del mundo.
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Así que piénsalo dos veces, cuando te digas a ti mismo o te digan que no tienes talento y pregúntate ¿trabajé lo suficientemente duro para responder esa pregunta?
Hay personas que huyen tras el primer fracaso, a la primera decepción se dicen a sí mismos “esto no es para mí” y así dejan la universidad, el deporte o cualquier actividad que en algún momento les cautivó.
Los que persisten, los que aprenden de sus errores, se levantan y vuelven a intentarlo, son los que pueden lograrlo. Si algo realmente te apasiona, no seas el prófugo, el que escapa cuando las cosas cosas se complican, sé el que persiste, el que se levanta, el que elige crecer y tal vez algún día, tu historia se convierta en inspiración.